Hace 40 a?os era diferente
Igualada. Diciembre de 1962. Noche del 24 al 25 de diciembre.
En el seminario de los Capuchinos se celebra la misa del gallo. Los seminaristas que cantan en el coro tienen que recorrer parte del edificio para descender hasta el altar y comulgar. Al hacer el camino pasan por una ventana desde la que ven, alborozados, que est¨¢ nevando. Una nevada de verdad, no como la de este a?o.
En Santa Creu d'Olorda, en plena sierra de Collserola, zona menos fr¨ªa que Igualada, la nieve lleg¨® a un grosor de metro y medio. Lo dicho: ni comparaci¨®n.
Pero volvamos a Igualada en 1962. Los 80 seminaristas ten¨ªan que empezar sus vacaciones el d¨ªa 26, pero no pudieron hacerlo porque el tren que un¨ªa la hoy capital de la Anoia con Barcelona dej¨® de funcionar. Durante dos d¨ªas.
Eran otros tiempos. El Gobierno no se ocupaba demasiado de los ciudadanos, a los que consideraba s¨²bditos sin apenas derechos serios. Ni siquiera hab¨ªa Mossos d'Esquadra. Bueno, s¨ª que hab¨ªa, pero eran ornamentales, en la Diputaci¨®n.
Igualada. Diciembre de 2001. Anochecer del viernes 14 de diciembre. Han pasado 39 a?os (casi 40, que es n¨²mero m¨¢s redondo) desde aquella noche que dej¨® a Igualada sin tren, desde aquella noche en la que media Catalu?a qued¨® sepultada bajo la nieve que alcanz¨® grosores impenetrables.
Las cosas son hoy diferentes, piensa el ciudadano (ya no es s¨²bdito) que recibe las noticias del temporal. Y de golpe descubre que no son tan distintas: el tren de Igualada ha dejado tambi¨¦n de funcionar. Durante dos d¨ªas.
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