Sanidad penitenciaria
En 1986 la Ley General de Sanidad propon¨ªa la integraci¨®n de todas las estructuras sanitarias, entre ellas la sanidad penitenciaria, en un ¨²nico sistema nacional de salud. Tras 15 a?os, la atenci¨®n sanitaria en las prisiones sigue siendo el ¨²nico reducto que no se ha integrado en el sistema p¨²blico de protecci¨®n de la salud. A partir del 1 de enero de 2002 se iniciar¨¢n las transferencias de la sanidad penitenciaria a los diversos sistemas de salud de las comunidades aut¨®nomas, en nuestro caso a la Generalitat Valenciana. Como profesional de la salud del medio penitenciario, me gustar¨ªa expresar que, debido a este aislamiento y desconexi¨®n con el sistema p¨²blico hay dificultades para que los tratamientos antirretrovirales se apliquen con normalidad a los internos e internas afectados por el VIH/sida; se impide la prescripci¨®n de preparados comerciales o se dilata el acceso a nuevos f¨¢rmacos; incluso en algunos centros no se llegan a entregar antibi¨®ticos pautados por los facultativos.
Los enfermos y enfermas de nuestras prisiones no pueden recibir un control adecuado por la tardanza en la recepci¨®n de las pruebas anal¨ªticas y existe una falta de agilidad, cuando no imposibilidad, en la realizaci¨®n de pruebas complementarias (no hay personal capacitado para la realizaci¨®n e interpretaci¨®n de radiograf¨ªas en los centros); pese a estar asegurada la atenci¨®n primaria, no existen facultativos especialistas de medicina interna, de psiquiatr¨ªa, de odontolog¨ªa, de ginecolog¨ªa, de pediatr¨ªa... incorporados a la plantilla de profesionales (se contratan de manera privada y hay ¨¦pocas en las que no se dispone de ellos). Como consecuencia se saturan las consultas externas de los hospitales de referencia con largas listas de espera; los internos e internas que eran seguidos en otros hospitales en libertad se ven forzados a ser atendidos por los de referencia.
Es necesario que la Generalitat, junto a la oposici¨®n y los agentes sociales, hagan el esfuerzo y lleguen al consenso necesario para que los recursos sociosanitarios p¨²blicos lleguen con normalidad a uno de los colectivos que m¨¢s necesitado est¨¢ de los mismos y se corrija de una vez por todas esta clara desigualdad en salud anacr¨®nica en un pa¨ªs desarrollado en el siglo XXI. ?Lo conseguiremos en este nuevo 2002 o tendremos que esperar otros 15 a?os?-
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