Cultura, un modelo estrat¨¦gico
V¨¦rtigos desde el Are¨®pago (gracias por aclarar la met¨¢tesis, tan necesaria para ocupar un p¨¢rrafo de su art¨ªculo) es la nueva entrega que el Sr. Pau Rausell K?ster nos ofrec¨ªa el pasado 7 de diciembre en las p¨¢ginas de EL PAIS, para responder a un trenzado di¨¢logo que desde el inicial Troya, Beckett y los intereses emprend¨ª el 7 de noviembre.
Parece insistir en encontrar lo desconocido para usted; ese santo grial que cualquiera conoce por p¨²blico -eso s¨ª, si ha tenido la delicadeza y la paciencia de leerse el programa electoral del Partido Popular-. Las pol¨ªticas culturales, como experto investigador en esta ¨¢rea, parten de una demanda social que se plasma en los programas pol¨ªticos y m¨¢s concretamente en los programas electorales de los partidos. Un an¨¢lisis riguroso de ¨¦stos y su grado de cumplimiento durante el per¨ªodo de cuatro a?os ser¨¢ lo que nos permitir¨¢ concluir realidades sobre una base real. Lo contrario, perm¨ªtame Sr. Rausell, hace cojear cualquier m¨¦todo de an¨¢lisis. No lo invalida su adscripci¨®n ideol¨®gica, ni su condici¨®n laboral, ni mucho menos sus sospechas, sino algo tan sencillo como desconocer unos objetivos de gobierno que se llevan a cabo en el d¨ªa a d¨ªa de la pr¨¢ctica pol¨ªtica.
Califica de an¨¦cdotas cada una de las respuestas a sus preguntas. Y en pura l¨®gica debo responderle que s¨®lo hay respuestas anecd¨®ticas a preguntas anecd¨®ticas, pero al fin y a la postre respuestas son a cuanto a usted le interesaba. ?O ya no le interesan?
Las responsabilidades de gobierno en materia cultural son fruto de la din¨¢mica social y, en la mayor¨ªa de casos, el mejor m¨¦todo para su an¨¢lisis parte de la comparaci¨®n con otros acontecimientos semejantes en sus finalidades aunque siempre dispares en los medios y presupuestos invertidos. Por ello saqu¨¦ a colaci¨®n el programa M¨²sica 92, la conmemoraci¨®n del V Centenario de la Universidad o el F¨°rum 2004, tres acontecimientos exentos de la indefinici¨®n de objetivos con que se califica a la pol¨ªtica cultural que impulsa el presidente Zaplana desde la Generalitat. Despacha el primero con la simple remisi¨®n a su libro que, en mi caso, debo decirle que si que he le¨ªdo (una que se preocupa por saber lo que dicen los otros); en cuanto al segundo, confiesa no haberlo analizado en profundidad, por lo que me permito recordarle que s¨®lo las actividades de la calle de La Nau, La Nau torna a Val¨¨ncia han sobrepasado los mil millones de pesetas en adecuaci¨®n y repristinaci¨®n del edificio, adem¨¢s de las propias actividades, casi el triple de presupuesto que todas las llevadas a cabo en de los cinco meses de la Bienal, desarrolladas en los seis espacios expositivos de la ciudad. Y, finalmente, el tercero, el F¨°rum Universal de les Cultures.
Aqu¨ª se explaya con una serie de preguntas que califica de ejemplos ilustrativos para sustentar su proyecci¨®n temporal, como forma de planificaci¨®n y enumeraci¨®n de objetivos concretos. Es posible que usted no conociese en 1998 que Valencia iba a ser sede de la Bienal, pero ya un a?o antes lo supo el presidente Zaplana y, en ese a?o, 1998, se conoc¨ªa la distribuci¨®n espacial y la participaci¨®n en ella de m¨¢s de 150 artistas y en 1999 fue acogida con gran entusiasmo en la presentaci¨®n del programa cultural que se llev¨® a cabo en el Museo de Bellas Artes de Valencia, y en 2000 su dise?o estaba concluido. No estamos ante una ocurrencia, por tanto, sino ante un acontecimiento temporalmente planificado y con unos objetivos tan gen¨¦ricos o tan vacuos como 'fer de la cultura un element clau de la cohesi¨® social' o 'alcanzar una sociedad donde la cultura sea un hecho asumido por la totalidad de los ciudadanos'. En cuanto a los otros dos ejemplos ilustrativos debe saber que s¨ª. S¨ª se conocen los objetivos del Circuit Teatral Valenci¨¤ en 2004 y se sabe el programa y fases de formaci¨®n de la Ciudad del Teatro de Sagunto en esa misma fecha. Y, para ello, como a cualquier ciudadano interesado en la cultura me ofrezco a explic¨¢rselos para su posterior an¨¢lisis riguroso.
Si algo ha faltado en el desarrollo de la pol¨ªtica cultural durante el ¨²ltimo sexenio no ha sido planificaci¨®n y mucho menos la participaci¨®n. Aqu¨ª han participado empresas privadas (m¨¢s de un 70% de la Bienal es inversi¨®n privada), periodistas (un sinf¨ªn de art¨ªculos dan fe desde 1995 de la pol¨ªtica cultural desarrollada), directores de museo, asociaciones profesionales, artistas, editores y el mismo largo etc¨¦tera que usted reclama para Barcelona. Todo ello con una inversi¨®n muy inferior a los 53.000 millones (318 milloines de euros) que se est¨¢n invirtiendo para una programaci¨®n hasta hoy fallida y plagada de dimisiones, aunque esto lo silencie en su anterior art¨ªculo.
?C¨®mo se postran admirados, con mirada estr¨¢bica y hasta genuflexos nuestros expertos en cuantificaci¨®n econ¨®mica de la gesti¨®n cultural ante el F¨°rum Universal de les Cultures y niegan el pan y la sal al esfuerzo aqu¨ª realizado? 53.000 millones para 141 d¨ªas, frente a los 900 para 133 dias. Pero, con todo, ?cu¨¢l es el plato fuerte del programa? Mstislav Rostropovich y Peter Brook. El primero se ha comprometido con la Generalitat Valenciana para llevar a cabo un amplio programa entre nosotros y el segundo acaba de recibir en Valencia, el Premio Mundial de las Artes y tiene un proyecto con nosotros para el a?o 2002. Dos personajes vistos con mirada diferente al igual que antes lo han sido artistas como Peter Greeneway y Robert Wilson.
Dejemos de otear con mirada de lince a ciudades como Madrid o Barcelona para recuperar las gafas del relojero que se aplica a su labor diaria con la pol¨ªtica cultural valenciana que a d¨ªa de hoy cuenta con un desarrollo de infraestructuras, una legislaci¨®n cultural que ha generado los Institutos de M¨²sica y Cine, el Centro Coreogr¨¢fico (¨²nico en Espa?a), un Encuentro Mundial de las Artes, un Consorcio de Museos, con una proyecci¨®n de nuestro arte en el exterior, una Bienal o unos Di¨¢logos Iberoamericanos que han dado como resultado a La gran explosi¨®n valenciana (v¨¦ase EL PAIS Semanal, 18.03.2001) o a Valencia. Retrato de una ciudad en pleno despegue (Magazine, 03.06.2001).
Con todas estas razones, argumentos al fin y al cabo, espero que no se baje de este Are¨®pago en el que todos cabemos porque como dijo Churchill 'estoy profundamente en desacuerdo con lo que usted dice, pero dar¨ªa mi vida porque usted nunca pierda la libertad de seguir dici¨¦ndolas', aunque en ese usted, quepan tambi¨¦n quienes pretenden ofrecer a la sociedad valenciana un modelo alternativo de pol¨ªtica cultural hasta ahora desconocido. Porque los intelectuales enriquecen el debate pero son los pol¨ªticos quienes lo llevan a la pr¨¢ctica. Y, esta vez, sin Lacedemonias, Paris, Helenas o Hermanos Marx que nos retrotraigan a los cl¨¢sicos con los que tanto hemos disfrutado con su lectura o visi¨®n.V¨¦rtigos desde el Are¨®pago (gracias por aclarar la met¨¢tesis, tan necesaria para ocupar un p¨¢rrafo de su art¨ªculo) es la nueva entrega que el Sr. Pau Rausell K?ster nos ofrec¨ªa el pasado 7 de diciembre en las p¨¢ginas de EL PAIS, para responder a un trenzado di¨¢logo que desde el inicial Troya, Beckett y los intereses emprend¨ª el 7 de noviembre.
Parece insistir en encontrar lo desconocido para usted; ese santo grial que cualquiera conoce por p¨²blico -eso s¨ª, si ha tenido la delicadeza y la paciencia de leerse el programa electoral del Partido Popular-. Las pol¨ªticas culturales, como experto investigador en esta ¨¢rea, parten de una demanda social que se plasma en los programas pol¨ªticos y m¨¢s concretamente en los programas electorales de los partidos. Un an¨¢lisis riguroso de ¨¦stos y su grado de cumplimiento durante el per¨ªodo de cuatro a?os ser¨¢ lo que nos permitir¨¢ concluir realidades sobre una base real. Lo contrario, perm¨ªtame Sr. Rausell, hace cojear cualquier m¨¦todo de an¨¢lisis. No lo invalida su adscripci¨®n ideol¨®gica, ni su condici¨®n laboral, ni mucho menos sus sospechas, sino algo tan sencillo como desconocer unos objetivos de gobierno que se llevan a cabo en el d¨ªa a d¨ªa de la pr¨¢ctica pol¨ªtica.
Califica de an¨¦cdotas cada una de las respuestas a sus preguntas. Y en pura l¨®gica debo responderle que s¨®lo hay respuestas anecd¨®ticas a preguntas anecd¨®ticas, pero al fin y a la postre respuestas son a cuanto a usted le interesaba. ?O ya no le interesan?
Las responsabilidades de gobierno en materia cultural son fruto de la din¨¢mica social y, en la mayor¨ªa de casos, el mejor m¨¦todo para su an¨¢lisis parte de la comparaci¨®n con otros acontecimientos semejantes en sus finalidades aunque siempre dispares en los medios y presupuestos invertidos. Por ello saqu¨¦ a colaci¨®n el programa M¨²sica 92, la conmemoraci¨®n del V Centenario de la Universidad o el F¨°rum 2004, tres acontecimientos exentos de la indefinici¨®n de objetivos con que se califica a la pol¨ªtica cultural que impulsa el presidente Zaplana desde la Generalitat. Despacha el primero con la simple remisi¨®n a su libro que, en mi caso, debo decirle que si que he le¨ªdo (una que se preocupa por saber lo que dicen los otros); en cuanto al segundo, confiesa no haberlo analizado en profundidad, por lo que me permito recordarle que s¨®lo las actividades de la calle de La Nau, La Nau torna a Val¨¨ncia han sobrepasado los mil millones de pesetas en adecuaci¨®n y repristinaci¨®n del edificio, adem¨¢s de las propias actividades, casi el triple de presupuesto que todas las llevadas a cabo en de los cinco meses de la Bienal, desarrolladas en los seis espacios expositivos de la ciudad. Y, finalmente, el tercero, el F¨°rum Universal de les Cultures.
Aqu¨ª se explaya con una serie de preguntas que califica de ejemplos ilustrativos para sustentar su proyecci¨®n temporal, como forma de planificaci¨®n y enumeraci¨®n de objetivos concretos. Es posible que usted no conociese en 1998 que Valencia iba a ser sede de la Bienal, pero ya un a?o antes lo supo el presidente Zaplana y, en ese a?o, 1998, se conoc¨ªa la distribuci¨®n espacial y la participaci¨®n en ella de m¨¢s de 150 artistas y en 1999 fue acogida con gran entusiasmo en la presentaci¨®n del programa cultural que se llev¨® a cabo en el Museo de Bellas Artes de Valencia, y en 2000 su dise?o estaba concluido. No estamos ante una ocurrencia, por tanto, sino ante un acontecimiento temporalmente planificado y con unos objetivos tan gen¨¦ricos o tan vacuos como 'fer de la cultura un element clau de la cohesi¨® social' o 'alcanzar una sociedad donde la cultura sea un hecho asumido por la totalidad de los ciudadanos'. En cuanto a los otros dos ejemplos ilustrativos debe saber que s¨ª. S¨ª se conocen los objetivos del Circuit Teatral Valenci¨¤ en 2004 y se sabe el programa y fases de formaci¨®n de la Ciudad del Teatro de Sagunto en esa misma fecha. Y, para ello, como a cualquier ciudadano interesado en la cultura me ofrezco a explic¨¢rselos para su posterior an¨¢lisis riguroso.
Si algo ha faltado en el desarrollo de la pol¨ªtica cultural durante el ¨²ltimo sexenio no ha sido planificaci¨®n y mucho menos la participaci¨®n. Aqu¨ª han participado empresas privadas (m¨¢s de un 70% de la Bienal es inversi¨®n privada), periodistas (un sinf¨ªn de art¨ªculos dan fe desde 1995 de la pol¨ªtica cultural desarrollada), directores de museo, asociaciones profesionales, artistas, editores y el mismo largo etc¨¦tera que usted reclama para Barcelona. Todo ello con una inversi¨®n muy inferior a los 53.000 millones (318 milloines de euros) que se est¨¢n invirtiendo para una programaci¨®n hasta hoy fallida y plagada de dimisiones, aunque esto lo silencie en su anterior art¨ªculo.
?C¨®mo se postran admirados, con mirada estr¨¢bica y hasta genuflexos nuestros expertos en cuantificaci¨®n econ¨®mica de la gesti¨®n cultural ante el F¨°rum Universal de les Cultures y niegan el pan y la sal al esfuerzo aqu¨ª realizado? 53.000 millones para 141 d¨ªas, frente a los 900 para 133 dias. Pero, con todo, ?cu¨¢l es el plato fuerte del programa? Mstislav Rostropovich y Peter Brook. El primero se ha comprometido con la Generalitat Valenciana para llevar a cabo un amplio programa entre nosotros y el segundo acaba de recibir en Valencia, el Premio Mundial de las Artes y tiene un proyecto con nosotros para el a?o 2002. Dos personajes vistos con mirada diferente al igual que antes lo han sido artistas como Peter Greeneway y Robert Wilson.
Dejemos de otear con mirada de lince a ciudades como Madrid o Barcelona para recuperar las gafas del relojero que se aplica a su labor diaria con la pol¨ªtica cultural valenciana que a d¨ªa de hoy cuenta con un desarrollo de infraestructuras, una legislaci¨®n cultural que ha generado los Institutos de M¨²sica y Cine, el Centro Coreogr¨¢fico (¨²nico en Espa?a), un Encuentro Mundial de las Artes, un Consorcio de Museos, con una proyecci¨®n de nuestro arte en el exterior, una Bienal o unos Di¨¢logos Iberoamericanos que han dado como resultado a La gran explosi¨®n valenciana (v¨¦ase EL PAIS Semanal, 18.03.2001) o a Valencia. Retrato de una ciudad en pleno despegue (Magazine, 03.06.2001).
Con todas estas razones, argumentos al fin y al cabo, espero que no se baje de este Are¨®pago en el que todos cabemos porque como dijo Churchill 'estoy profundamente en desacuerdo con lo que usted dice, pero dar¨ªa mi vida porque usted nunca pierda la libertad de seguir dici¨¦ndolas', aunque en ese usted, quepan tambi¨¦n quienes pretenden ofrecer a la sociedad valenciana un modelo alternativo de pol¨ªtica cultural hasta ahora desconocido. Porque los intelectuales enriquecen el debate pero son los pol¨ªticos quienes lo llevan a la pr¨¢ctica. Y, esta vez, sin Lacedemonias, Paris, Helenas o Hermanos Marx que nos retrotraigan a los cl¨¢sicos con los que tanto hemos disfrutado con su lectura o visi¨®n.
Consuelo Ciscar es subsecretaria de Promoci¨®n Cultural
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