Balance de un a?o dif¨ªcil
A la hora de pasar p¨¢gina y hacer balance del convulso a?o 2001, no podemos soslayar los atentados terroristas del 11 de septiembre. Los ataques contra los puntos neur¨¢lgicos de la econom¨ªa norteamericana han volteado el contexto econ¨®mico mundial y han anticipado una desaceleraci¨®n que casi todo el mundo vaticinaba y que nuestros gobernantes se negaban, de forma irresponsable, a admitir.
El a?o que cerramos tambi¨¦n quedar¨¢ marcado por la reforma del mercado de trabajo impuesta unilateralmente en marzo por el Ejecutivo del PP que, actuando de forma prepotente, desde?¨® el di¨¢logo social y decret¨® una reforma laboral que impacta en la l¨ªnea de flotaci¨®n de las condiciones y derechos de los trabajadores y trabajadoras.
Desgraciadamente, las nefastas consecuencias advertidas entonces por la Uni¨®n General de Trabajadores se han confirmado con el paso del tiempo y la posibilidad de un paro general se aplaz¨® sine die por la negativa del otro sindicato mayoritario a admitir la gravedad de estos hechos. La carencia de sinton¨ªa entre los dos sindicatos mayoritarios qued¨® reflejada en las distantes posturas defendidas por ellos y por nosotros a ra¨ªz de la firma, en abril, de un acuerdo de pensiones que no cont¨® con la r¨²brica de la UGT y s¨ª con la de Comisiones Obreras, la patronal CEOE y el Gobierno.
La UGT no quiso ser c¨®mplice de un Acuerdo cuyo contenido era demasiado r¨¢cano ya que, como ahora ha quedado confirmado, no mejora la situaci¨®n del 70% de los beneficiarios de la pensi¨®n de viudedad -que seguir¨¢n cobrando m¨ªnimos-, no recoge el derecho a la jubilaci¨®n anticipada, vincula la jubilaci¨®n m¨¢s all¨¢ de los 65 a?os y dilata injustificadamente a un plazo de 12 a?os -tres legislaturas- la separaci¨®n de fuentes de financiaci¨®n de las pensiones.
Aquellos que vaticinaron el desmoronamiento de la UGT tras la marcha de Pedro D¨ªaz Chavero de la Ejecutiva de nuestro sindicato centenario -mezclando su dimisi¨®n con la negativa del sindicato a suscribir el acuerdo de pensiones-, habr¨¢n comprobado su falta de tino, con una UGT m¨¢s cohesionada que nunca.
En el ¨¢mbito de la Comunidad Valenciana, la UGT del Pa¨ªs Valenciano s¨ª firm¨® en julio -junto a Comisiones Obreras, patronal y Gobierno valenciano- el Pacto Valenciano por el Crecimiento y el Empleo (Pavace 2001-2006) ya que, a diferencia de la revisi¨®n del AVEF, consideramos que los contenidos, a¨²n siendo mejorables, respond¨ªan en su conjunto a las reivindicaciones defendidas por la UGT-PV.
El establecimiento en el acuerdo de la jornada laboral de 35 horas semanales, en c¨®mputo anual, para los empleados p¨²blicos al servicio de la Administraci¨®n general del Gobierno valenciano supuso la concreci¨®n de una demanda fundamental para nuestro sindicato que, dicho sea de paso, tendr¨ªa que servir de aliciente para la generalizaci¨®n de las 35 horas en todos los colectivos y sectores laborales de nuestra Comunidad.
Con los Presupuestos de la Generalitat Valenciana, elaborados un a?o m¨¢s a imagen y semejanza de las cuentas generales del Estado, se ha puesto nuevamente de manifiesto el diferente talante que demuestra el Gobierno a la hora de acordar y, posteriormente, el que esgrime a la hora de concretar presupuestariamente lo acordado.
El Ejecutivo valenciano ha vuelto a dejarnos sin ning¨²n margen de maniobra, dado que fuimos informados del anteproyecto de Ley de Presupuestos al mismo tiempo que ¨¦ste estaba siendo aprobado por el pleno del Consell. Por otra parte, las grandes cuentas auton¨®micas, que siguen castigando a los empleados p¨²blicos con una previsi¨®n de inflaci¨®n del 2% para 2002, son ajenas a la realidad econ¨®mica y sociolaboral de la Comunidad Valenciana, ya que se basan en un cuadro macroecon¨®mico ficticio que no tiene en cuenta las claras perspectivas de ralentizaci¨®n econ¨®mica agravada por los actos terroristas del 11 de septiembre.
Por otro lado, el Consell, en un nuevo ejercicio de donde dije digo, digo diego, sigue teniendo este a?o en su haber el flagrante incumplimiento de un acuerdo alcanzado con la UGT-PV respecto de los locales de Castell¨®n en concepto de patrimonio sindical.
El a?o 2001 sigui¨® deparando nuevas sorpresas. El Ejecutivo urdi¨® una nueva intromisi¨®n en una materia tan genuinamente propia de los agentes sociales y econ¨®micos como es la negociaci¨®n colectiva. Todo hac¨ªa presagiar una imposici¨®n similar a la reforma laboral de marzo ya que, nuevamente, apareci¨® la inexplicable complicidad del otro sindicato mayoritario, cuya tibia postura inicial volv¨ªa a chirriar frente a la firmeza de la UGT que, desde un principio, reivindic¨® el protagonismo de sindicatos y patronal en la negociaci¨®n colectiva, neg¨¢ndose a reconocer ni un ¨¢pice de autoridad al Gobierno sobre esta materia, extremo en el que coincidi¨® el presidente de la CEOE, Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas. Afortunadamente, las advertencias p¨²blicas realizadas por la UGT no cayeron en saco roto y la reforma de la negociaci¨®n colectiva es una cuesti¨®n que seguir¨¢n protagonizando, exclusivamente, sindicatos y patronal, como se ha demostrado el pasado d¨ªa 20 de diciembre con la firma del Acuerdo Interconfederal para la Negociaci¨®n Colectiva de 2002.
Para intentar contrarrestar el varapalo que supone la reforma laboral de marzo, la UGT, en una nueva muestra de coherencia y responsabilidad sindical, ha puesto en marcha recientemente una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) cuyos objetivos son mejorar la calidad del empleo y la seguridad en el trabajo. La UGT, que no se caracteriza por ser un sindicato que se acomoda a las circunstancias, no pod¨ªa permanecer impasible ni vendarse los ojos ante los grav¨ªsimos problemas de la precariedad y la siniestralidad laboral.
En las ¨²ltimas l¨ªneas del balance de este a?o quiero destacar el reciente homenaje rendido por la UGT-PV al que fuera durante 18 a?os secretario general de nuestro sindicato, Nicol¨¢s Redondo Urbieta; homenaje que hemos querido enmarcar en la celebraci¨®n del 25 aniversario del XXX congreso de UGT y que tuvo su colof¨®n con el nombramiento, por la Universidad Polit¨¦cnica de Valencia, de Nicol¨¢s Redondo, como doctor honoris causa -nombramiento que recay¨® igualmente en Marcelino Camacho, ex secretario general de Comisiones Obreras-.
Finalmente, quisiera aprovechar esta tribuna para desear a todos los trabajadores y trabajadoras de la Comunidad Valenciana un 2002 menos dif¨ªcil que el a?o que ahora cerramos, con m¨¢s empleo estable, m¨¢s seguridad en el trabajo y con mayores cotas de protecci¨®n social; objetivos con los que la UGT-PV est¨¢ plenamente identificada.
Rafael Recuenco Montero es secretario general de UGT-PV.
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