Seiji Ozawa dirige por primera vez el concierto de A?o Nuevo en Viena
Daniel Barenboim despedir¨¢ 2001 en Berl¨ªn
La m¨²sica admite pocas variantes en el cambio de a?o. Es la hora del vals, de la opereta. Las grandes ciudades se aprestan a despedir musicalmente el a?o y recibir 2002. Viena se engalana y se prepara a disfrutar su concierto de A?o Nuevo en la bell¨ªsima sala dorada del Musikverein, dirigido por primera vez por Seiji Ozawa. Daniel Barenboim en Berl¨ªn y La boh¨¨me, de Puccini, en Nueva York son algunas de las otras ofertas preparadas para hoy y ma?ana.
Adem¨¢s del tradicional concierto de A?o Nuevo, Viena acoger¨¢ tambi¨¦n hoy y ma?ana, en la Staatsoper y en la Volksoper, sus dos teatros estelares, varias representaciones de la opereta El murci¨¦lago, de Johann Strauss.
En Berl¨ªn, Daniel Barenboim propone en la Philharmonie esta tarde un concierto de invitaci¨®n al baile, con m¨²sicas que van de Johann Strauss a Carlos Gardel, mientras la ?pera del Estado despide y recibe el a?o con La flauta m¨¢gica, y la ?pera C¨®mica deja 2001 a los acordes de La viuda alegre. La opereta, siempre. En Munich, en Par¨ªs con La bella Elena, en Praga, en Burdeos, en Hamburgo, en Hannover, en Lucerna. En Nueva York no est¨¢n, sin embargo, para frivolidades. El Metropolitan dice adi¨®s al a?o con La boh¨¨me, de Puccini, e inaugura 2002 con La mujer sin sombra, de Richard Strauss, en el trabajo complementario de Thielemann y Wernicke. M¨¢s cerca, en Madrid, el teatro de La Zarzuela se viste de evasi¨®n con un ejemplar montaje de la zarzuela de aventuras Los sobrinos del capit¨¢n Grant.
La gran cita multitudinaria de la m¨²sica cl¨¢sica estar¨¢ en el televisor en la ma?ana del primero de a?o, con el cuerpo sometido, probablemente, a una inevitable resaca. Poco importa. Los valses, marchas y polkas de la dinast¨ªa Strauss son m¨¢s efectivos que cualquier Almax. Dirige este a?o Seiji Ozawa (66 a?os), con lo que el preciosismo, el virtuosismo, la brillantez, est¨¢n asegurados. En el programa, de corte m¨¢s bien cl¨¢sico, figuran piezas como la obertura de El murci¨¦lago, el vals Sangre vienesa o la polka Elisa, de Johann Strauss; el vals Acuarelas o la polka mazurca La lib¨¦lula, de Josef Strauss, y, por supuesto, La Marcha Radetzky, de Johann Strauss padre.
Estuvo Ozawa hace un mes en Espa?a con la Filarm¨®nica de Viena y dej¨® alguna pista de lo que va a ser el concierto m¨¢s escuchado del a?o. Las pistas suficientes, al menos, para saber que estamos lejos, por unas u otras razones, de los par¨¢metros art¨ªsticos de Nikolaus Harnoncourt (dirigi¨® este concierto en 2001), Ricardo Muti (2000, 1997, 1993), Lorin Maazel (1999, 1996, 1994 y el periodo de 1980 a 1986), Zubin Mehta (1998, 1995, 1990), Carlos Kleiber (1992, 1989), Claudio Abbado (1991, 1988) o Herbert von Karajan (1987).La magia del concierto de A?o Nuevo se nutre de la irresistible combinaci¨®n de una m¨²sica burbujeante, una orquesta m¨ªtica, un director de primer¨ªsima fila y una sala hechizante. Todo ello, claro, en una fecha tan simb¨®lica como la del primer d¨ªa del a?o. Los antecedentes del concierto de A?o Nuevo se pueden situar en una velada monogr¨¢fica dedicada a Johann Strauss que Clemens Krauss dirigi¨® a la Filarm¨®nica de Viena en el marco del Festival de Salzburgo de 1929. El ¨¦xito fue tan grande que el concierto, ampliado a otros miembros de la familia Strauss, se fue repitiendo en a?os sucesivos. El primer concierto de A?o Nuevo en la sala del Musikverein, en la forma que hoy se conoce, tuvo lugar parad¨®jicamente el d¨ªa de fin de a?o de 1939, con la direcci¨®n de Clemens Krauss. Fue en 1941 cuando esta cita se traslad¨® al 1 de enero.
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