Calvin no quiere ser millonario
Bill Watterson explica en su ¨²ltimo ¨¢lbum por qu¨¦ renuncia al 'merchandising' de sus personajes de c¨®mic
Calvin y Hobbes es una de las tiras de c¨®mic m¨¢s populares de Estados Unidos, donde se publica diariamente en decenas de peri¨®dicos. Es, en cierta manera, la sucesora natural de Peanuts, la serie protagonizada por Charlie Brown y Snoopy. Pero, a diferencia de los personajes de Charles Schulz, cuya imagen puede servir tanto para anunciar una compa?¨ªa de seguros como para dar una nota simp¨¢tica a la indumentaria deportiva, Calvin y Hobbes s¨®lo viven en su universo de papel. Su autor se ha mantenido firme ante cualquier oferta para licenciar sus personajes.
Calvin es un ni?o que vive intensas aventuras con un tigre de peluche llamado Hobbes que retorna a su condici¨®n de simple mu?eco cuando aparece un adulto. 'Cuando los personajes aparecen en incontables productos, es inevitable que el p¨²blico se aburra y se irrite con ellos, y el atractivo y el valor del trabajo original disminuye. Nada embota tanto el filo de un personaje nuevo e inteligente como saturar el mercado con ¨¦l', explica Bill Watterson en El ¨²ltimo libro de Calvin y Hobbes, que acaba de publicar Ediciones B y que combina textos de reflexi¨®n del autor con historietas de Calvin y Hobbes.
En este volumen, Watterson explica su visi¨®n del mundo del c¨®mic de prensa, sus relaciones con la industria, las motivaciones de su trabajo y la naturaleza de sus personajes. El contenido de los textos viene reforzado por las vi?etas. As¨ª cuando explica su lucha contra los syndicates, las compa?¨ªas que distribuyen las tiras en los distintos peri¨®dicos, aparece una vi?eta en la que Calvin se resiste a tomar su ba?o diario: '?Me mantengo firme en mis creencias! ?Me niego a comprometer mis principios!'. Finalmente, el ni?o acaba en la ba?era. 'Durante mi lucha para impedir que el syndicate licenciara mis personajes, algunas veces dibuj¨¦ tiras que ten¨ªan un doble sentido privado'. En la tira citada, Watterson, a pesar de su firmeza, reconoc¨ªa su escasa habilidad como negociador.
Otro motivo argumentado por Watterson para resistirse a convertir sus personajes en camisetas, llaveros, cepillos de dientes, tazas o cualquiera de los soportes habituales de los productos de mercadotecnia es el amor a su trabajo. 'Mi tira de prensa es de baja tecnolog¨ªa, la creaci¨®n de una persona, y as¨ª me gusta', dice.
Watterson considera que licenciar un producto requerir¨ªa crear un equipo de trabajo. 'El autor, entonces, se convierte en una especie de capataz de f¨¢brica, delegando responsabilidades y supervisando la producci¨®n de cosas que ¨¦l no crea. Es algo que a muchos autores no les importa, pero yo me hice dibujante para dibujar, no para regir un imperio industrial'.
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