Condenada una canguro que permiti¨® la violaci¨®n de una ni?a de dos a?os tras haberse drogado
El tribunal impone a la cuidadora dos a?os de prisi¨®n
La Audiencia de Barcelona ha condenado a dos a?os de prisi¨®n a una canguro por drogarse de tal manera que fue incapaz de advertir e impedir la 'brutal' violaci¨®n de una ni?a de dos a?os a la que cuidaba, agresi¨®n que el tribunal considera 'execrable y abominable'. La acusada, Soledad F. T., de 24 a?os y adicta a la hero¨ªna, acept¨® cuidar a la ni?a y su hermana mientras la madre, que viv¨ªa de robar, sal¨ªa a la calle. El piso era frecuentado por drogadictos. La canguro tom¨® droga y no supo impedir que la ni?a fuera drogada y violada por alguien que no ha sido identificado.
Las acusaciones particulares, en nombre de la madre de la ni?a violada y de la Generalitat, que tiene la custodia de la menor y de su hermana de ocho meses, pidieron para la canguro una pena de 14 a?os de prisi¨®n por agresi¨®n sexual y tr¨¢fico de drogas, pero la Audiencia la exculpa de estos cargos al entender que iba tan 'colocada' que qued¨® inconsciente.
En la sentencia, la Secci¨®n Octava de la Audiencia muestra su 'repulsa' por el ataque a la ni?a, que s¨®lo contaba en aquel momento dos a?os y tres meses de edad. 'Las graves lesiones' que sufri¨® la ni?a, argumenta el tribunal en la sentencia, 'merecen el calificativo de execrables, no s¨®lo por su importancia sino por la destinataria, casi un beb¨¦, lo que sin duda comporta un frontal rechazo en todas las conciencias, incluso en las m¨¢s imp¨¢vidas, ante tama?o ataque que, insistimos, por la fragilidad e indefensi¨®n de la v¨ªctima, merecen todo reproche'.
'Pocas veces se ha visto este tribunal', prosigue la sentencia, 'ante hechos tan abominables y que al propio tiempo provoquen tan frustrante impotencia, pues tan cobarde acci¨®n la realiz¨® o realizaron persona o personas de las que no se ha podido establecer su identidad'.
La madre de la ni?a, Montserrat G. H., contra la que se sigue otro proceso penal, dej¨® a sus dos hijas al cuidado de la canguro para salir a robar, pues sol¨ªa vivir de peque?os hurtos. Las dos criaturas quedaron al cuidado de una mujer que viv¨ªa en un piso de la calle de Robadors, en el distrito de Ciutat Vella, que, seg¨²n la sentencia, 'era frecuentado por traficantes de drogas, consumidores de sustancias estupefacientes y todo un rosario de delincuentes, actividad esta ¨²ltima que ha sido reconocida por la acusada como su trabajo habitual'.
Agrega la sentencia que la canguro cuidaba a las ni?as en medio del 'desorden, la suciedad y los objetos utilizados para inyectarse las dosis , como jeringuillas, y en general, sustancias estupefacientes que se encontraban al alcance de cualquiera'.
La sala ha impuesto a la acusada, Soledad F. T., de 24 a?os y drogadicta declarada, dos a?os de prisi¨®n, la m¨¢xima pena por un delito de abandono de menores de car¨¢cter temporal, frente a los cuatro que pidi¨® el fiscal al entender que se deb¨ªa aplicar el delito de abandono de menores pero definitivo. La canguro tambi¨¦n ha sido condenada a 10 a?os de inhabilitaci¨®n para cuidar ni?os.
S¨ªndrome de abstinencia
Los hechos ocurrieron el 27 de enero de 2000 cuando, seg¨²n la sentencia, la madre de las ni?as acord¨® con el chico que conviv¨ªa con la canguro 'salir a la calle para tratar de efectuar algunas sustracciones al descuido'. La sentencia relata que la madre dej¨® las ni?as al cuidado de la canguro y, al verla nerviosa por el s¨ªndrome de abstinencia, le proporcion¨® una dosis de hero¨ªna para que se la inyectase. Soldedad F. T. se inyect¨® la hero¨ªna y, adem¨¢s, ingiri¨® varias pastillas de un psicof¨¢rmaco y 'se despreocup¨® por completo de las ni?as, obviando su presencia' y sumi¨¦ndose en un estado de 'absoluta inconsciencia, no ya para vigilar a las ni?as, sino incluso para percatarse de lo que ocurr¨ªa a su alrededor'.
En estas circunstancias, persona o personas no identificadas irrumpieron en la casa, drogaron a la ni?a de dos a?os con morfina y, seg¨²n los jueces, la sometieron a 'brutales ataques sexuales' y m¨²ltiples hematomas, hasta el punto de que la peque?a sufri¨® el s¨ªndrome del 'ni?o apaleado'. La canguro, que s¨®lo vio a la ni?a un chich¨®n en la frente, despert¨® del 'sopor' provocado por las drogas y llev¨® a las ni?as con su madre, que acababa de quedar en libertad tras ser detenida por la Guardia Urbana por intentar un hurto.
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