18.681 pts.
El ya iniciado tr¨¢nsito hacia la edad del desencanto (ese m¨¢s o menos largo y complicado proceso al que los adultos llamamos 'hacerse mayor') todav¨ªa no le impide levantarse el 6 de enero con disimulada ilusi¨®n, y mirar junto a las zapatillas donde suele aterrizar, adem¨¢s del libro y el disco, alguna sorpresa llegada de Oriente .
Esta ma?ana se ha topado con una misteriosa cajita que resulta contener billetes y monedas, desde el impresionante azul de 10.000 a la m¨ªsera y escurridiza pulga; uno de cada, hasta sumar 18.681 pesetas.
Demasiado generosa para ser un aguinaldo. Extra?amente asim¨¦trica como regalo en su valor de curso legal. Y acompa?ada de una nota donde definitivamente muestra la d¨¢diva ese plumero que la convierte en algo m¨¢s que contante y sonante, adquirida la categor¨ªa de caramelo envenenado: 'Para el recuerdo. O para el consumo.Tu decides'.
Claro. Son dineros que dentro de poco no valdr¨¢n absolutamente nada, s¨®lo ser¨¢n papel sobado y mostoso, vil metal sucio y desgastado. Luego, transcurrido un tiempo, (mucho) acabar¨¢n recuperarando el prestigio del fetiche en manos de coleccionistas, y entonces los bisnietos de los bisnietos de sus bisnietos se enorgullecer¨¢n de aquel ancestro previsor que hoy es un adolescente atribulado.
Dicen los psic¨®logos que el dinero es una 'energ¨ªa neutra', y que resulta l¨®gico que la desaparici¨®n de la peseta, (aunque pertenezca a la cara menos po¨¦tica de nuestras vidas) produzca 'un duelo como reacci¨®n a la p¨¦rdida, afecto normal paralelo a la melancol¨ªa'.
A¨²n quedan meses para la decisi¨®n definitiva, pero pasar¨¢n volando. El ni?o que crece remira su peque?o tesoro, sopesa las dos opciones. En circunstancias 'normales' todo esto dar¨ªa para una videoconsola de bolsillo o tres juegos, o una minicadena, o un televisor, o un tel¨¦fono m¨®vil, o 20 men¨²s de hamburguesa o pizza con los amigos... Pero fundirse la c¨¢psula del tiempo, ceder a la tentaci¨®n de la compra, significa borrar e iniciar cuenta nueva, renunciar a la propia nostalgia y al peque?o e incierto homenaje que puede le rindan lejanos descendientes tras pagar su veraneo en la Luna con estas cochinas 18.681 pesetas.
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