Obediencia civil
Gentes supuestamente razonables dicen que el Gobierno Vasco, con su advertencia al Gobierno Central de que no va pagar todo el cupo exigido, est¨¢ incitando a la poblaci¨®n a la desobediencia civil; est¨¢ dando mal ejemplo. A la vista de que el Gobierno Vasco se niega a pagar, los contribuyentes seguir¨¢n su ejemplo y no pagar¨¢n sus impuestos. As¨ª, insisten estos defensores del orden fiscal, la posici¨®n del Gobierno vasco es peligrosa; el personal esta buscando excusas para no pagar sus impuestos, y el Gobierno se las est¨¢ dando
Estas exhortaciones est¨¢n sin embargo construidas sobre una evidente confusi¨®n. En nuestro supuesto, la opci¨®n del Gobierno vasco nada tiene que ver con la desobediencia civil (en su aspecto fiscal), por lo que la misma no puede desencadenar procesos de desobediencia civil fiscal en la sociedad vasca. Probablemente por un problema conceptual: parece que un gobierno no puede liderar un proceso de desobediencia civil, dado que ¨¦sta se ejerce contra los gobiernos. Pero sobre todo por raz¨®n real: el Gobierno vasco no puede obedecer una orden fiscal sometida a Concierto y al tiempo emanada fuera de Concierto y en contra del mismo.
Veamos c¨®mo funciona este asunto de los convenios. Un convenio finaliza sin acuerdo de establecer nuevo convenio. Frente a esta situaci¨®n, o cada parte se va a su casa o prorrogan autom¨¢ticamente el convenio. Esta es la decisi¨®n tomada por el Gobierno central. Resulta muy dudosa la validez de una prorroga unilateral. Pero no existe ninguna duda sobre la radical arbitrariedad de imponer un nuevo convenio, es decir de establecer nuevas cantidades a pagar no derivadas de la pr¨®rroga autom¨¢tica del viejo convenio. Imaginemos un convenio de compraventa. El vendedor se compromete a entregar un piso antes de un plazo y previo pago de un dinero. Finalizado el plazo, no hay piso y en consecuencia no se paga. El comprador le dice que se acab¨® el contrato. Y el vendedor le contesta que no; que el contrato se prorroga y que adem¨¢s le tiene que pagar un 25% mas. Conclusi¨®n, mucha cara
Muy parecido a lo del Concierto. Se puede alegar que lo del piso se refiere a relaciones privadas entre iguales y que en el Concierto las relaciones son p¨²blico-administrativas, regidas por principios de jerarqu¨ªa y unilateralidad. Pues no. Porque entre gobiernos tambi¨¦n pueden darse relaciones de convenio y pacto. A no ser que se piense que lo de llamarlo Concierto es para despistar; que no hay concierto que valga, sino cadena de mando normativa, con el Gobierno central arriba y el Gobierno vasco debajo
No hay desobediencia civil. La desobediencia civil es el rechazo a una norma legal, a una disposici¨®n legalmente establecida. Lo que en nuestro supuesto ser¨ªa un nuevo concierto suscrito. Y, evidentemente, no es el caso.
Por eso, si determinados ciudadanos deciden no pagar sus impuesto -los impuestos legalmente establecidos- no es porque han decido emular una inexistente estrategia de desobediencia civil liderada por su gobierno, sino porque ellos, por su cuenta, han decidido iniciar un proceso de desobediencia civil (o por que tienen muy poca verg¨¹enza). Para, en nuestro caso, poder justificarse diciendo que ellos se limitan a hacer lo que hace el Gobierno vasco, tendr¨ªan que encontrarse en una id¨¦ntica situaci¨®n de ilegal arbitrariedad. Por ejemplo, que una ma?ana el correspondiente diputado general, al margen de toda norma, decidiese que todo el mundo tiene que pagar un 25% m¨¢s de impuestos porque a ¨¦l le da la gana.
No hay desobediencia civil gubernativa ni por tanto tiene porque existir el efecto mim¨¦tico de desobediencia en los ciudadanos. A no ser que con el pretexto de que se trata de alertar, lo que de verdad se pretenda es dar ideas a los ciudadanos para que no paguen; as¨ª se desprestigia al Gobierno vasco... y as¨ª sucesivamente. Aunque la verdad se me hace muy dif¨ªcil creer que existan mentes tan astutas y mal¨¦volas. Muy dif¨ªcil.
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