Los derechos de la historia
Cuando hace poco m¨¢s de un a?o coment¨¦ la publicaci¨®n aqu¨ª de la anterior novela de G¨¦rard de Cortanze, Los virreyes (Alfaguara, 2000, que la aparici¨®n de esta nueva ha convertido ahora en el primer tomo de una bilog¨ªa), tuve alguna dificultad para calificarla de novela hist¨®rica propiamente dicha por la simple raz¨®n de que, pese a sus caracter¨ªsticas formales, se basaba en la historia de su propia familia, lo que, por ilustre que fuera, no pasaba de ser una historia privada. De ah¨ª que mi discurso se centrase entonces en ese fen¨®meno de 'privatizaci¨®n de lo p¨²blico y al rev¨¦s' (eso es la literatura) que Los virreyes enarbolaba como el primero de sus muy curiosos valores. En la aparici¨®n ahora de la segunda parte, Cicl¨®n, que prolonga la historia de sus protagonistas (tras la desaparici¨®n del primer y ¨²nico virrey 'real', el marqu¨¦s Ercole Tomasso Roero de Cortanze, despu¨¦s de su decadencia y exilio lejos del castillo familiar), veo sin embargo todo lo contrario, pues a pesar de que su historia es ahora ya completamente privada -y hasta imaginada quiz¨¢ de punta a cabo- es la Historia, con may¨²sculas, de este siglo la que se apodera de sus vidas y absorbe a la privada de sus personajes, como si recobrara sus propios derechos frente a los estrictamente literarios, como si esta vez s¨ª fuese una novela hist¨®rica propiamente dicha, con lo que todo vuelve a ponerse en su sitio de una vez.
CICL?N
G¨¦rard de Cortanze Traducci¨®n de Thomas Kauf Alfaguara. Madrid, 2001 630 p¨¢ginas. 20,73 euros
Aunque sean estos dos libros los que le han proporcionado en su pa¨ªs el favor del p¨²blico, quiz¨¢ De Cortanze no sea tanto un novelista propiamente dicho, sino un escritor 'todoterreno', un animador cultural que desde hace m¨¢s de veinte a?os (apenas ha cruzado los cincuenta) ha destacado como narrador, poeta, ensayista, traductor, ant¨®logo, cr¨ªtico literario y periodista cultural, habiendo publicado 40 libros y siendo traducido a unas diez lenguas, lo que no est¨¢ nada mal y muestra que -quiz¨¢ por razones gen¨¦ticas, pues su ilustre familia hunde sus ra¨ªces en la ¨¦poca de las primeras Cruzadas- quiere comerse el mundo a manos llenas, pues lo hace todo y todo lo hace profesionalmente bien. En lo que m¨¢s ha destacado es en sus libros sobre otros escritores, en los que ha recopilado reportajes y entrevistas en torno a Paul Auster, Sempr¨²n, Philippe Sollers, Le Cl¨¦zio, junto a otros ya desaparecidos antes o despu¨¦s, como Hemingway, Borges, Huidobro o el pintor Antonio Saura, libros que contagian un entusiasmo ejemplar. Ha escrito sobre el barroco o el surrealismo tambi¨¦n y mostrado en su labor de ant¨®logo y traductor una evidente proclividad hacia temas italianos, hisp¨¢nicos y estadounidenses. Aunque lo fundamental como escritor haya que buscarlo en su poes¨ªa, g¨¦nero siempre minoritario, y en sus novelas, donde con estas dos ¨²ltimas ya ha obtenido en su pa¨ªs el p¨²blico que se merece, m¨¢s que entre nosotros por el momento. En resumen, ocho novelas y otros tantos poemarios dejan buena constancia de estos empe?os de mayor calado.
Dejando aparte su poes¨ªa,
que lo explica por dentro aunque de modo minoritario, como narrador De Cortanze ha ido tanteando temas y formas, yendo de lo autobiogr¨¢fico -como en su excelente segunda novela, Los ni?os se aburren los domingos, que cont¨® con gotas experimentales en 1985 su infancia en el suburbio parisiense de Saint-Ouen- al erotismo personal en Giuliana (1986, tambi¨¦n traducida antes entre nosotros) o colectivo en El amor en la ciudad (1993), hasta que al final ha vuelto a sus antiguas historias familiares, obteniendo un ¨¦xito claro con estas dos ¨²ltimas, Los virreyes y Cicl¨®n, que aunque se puedan leer por separado configuran una sola, la historia de dos de sus antepasados, de la que la primera parte cuenta la ca¨ªda y disoluci¨®n de una noble familia piamontesa del antiguo r¨¦gimen (a trav¨¦s de la del ¨²ltimo virrey de la casa de Saboya en Cerde?a, que desemboca en la ruina, el exilio y la muerte) y la de su heredero Roberto, c¨¦lebre campe¨®n en las primeras carreras automovil¨ªsticas europeas de entreguerras tambi¨¦n llamado 'el virrey', que, al final del primer volumen y ya casado con otra campeona y poeta en principio vanguardista y d'annunziana, huye de la Europa prefascista hacia el Caribe, en busca de refugio y libertad.
Bien, Cicl¨®n cuenta esa historia centrada en dos grandes conflictos, el de la guerra espa?ola y el de la Segunda Guerra Mundial en Europa, que empieza, tras el cicl¨®n de su t¨ªtulo, con la expulsi¨®n hacia Cuba de nuestros personajes, a principios de la dictadura de Batista, luego a Espa?a, donde el segundo 'virrey' combate en favor de la Rep¨²blica, y luego a Francia e Italia, donde se compromete en la resistencia contra los alemanes, para volver otra vez al exilio franc¨¦s tras la frustrada restauraci¨®n mon¨¢rquica que elimin¨® a la casa de Saboya del futuro italiano. Es una novela muy 'profesional', muy bien hecha -pues ya estaba hecha de antemano por la Historia que es la que lo mueve todo, m¨¢s que sus personajes- y suena a algo ya visto (d¨¦j¨¤ vu) como en una pel¨ªcula de Hollywood, donde se agradecen algunos gui?os ('escapularios' en los resistentes italianos o una expresi¨®n como la de 'se arm¨® la de San Quint¨ªn', nada francesa seg¨²n creo, y hasta aparece por debajo la sombra del Alatriste de P¨¦rez-Reverte, brindis evidente a uno de sus modelos). En suma, la novela se lee bien, aunque no cuenta nada nuevo, ni se arriesga por otros senderos 'literarios' que no sean los del consumo. Si quieren pasarlo bien y para los que de esto gusten, ah¨ª la tienen, es algo claro que divierte, alecciona y no enga?a a nadie.
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