Ceremonia de culto

Una vez m¨¢s, Fangoria consigui¨® concitar la atenci¨®n de un p¨²blico que abarrot¨® el recinto escogido para participar de buen grado en la ceremonia de culto a esta pareja de veteranos m¨²sicos que, m¨¢s de 20 a?os despu¨¦s de iniciar su andadura musical, a¨²n mantienen vigencia y poder de convocatoria.

Fueron teloneados por el grupo madrile?o Ellos, de corta aunque fulgurante carrera y que demuestran haber aprendido bien la lecci¨®n en esa escuela en la que Olvido Gara, Nacho Canut y Carlos Berlanga han impartido secretamente su modo especial de entender la m¨²sica y la est¨¦tica.

Tras los aprendices, los maestros anunciaron a los sones del tema Hombres que a¨²n les queda cuerda para rato. Alaska apareci¨® vestida de rojo fuego y alguien coment¨® que parec¨ªa una versi¨®n congelada y algo reducida de Roc¨ªo Jurado. Tal vez sea eso lo que la hispanomexicana anda buscando. Con Alaska nunca se sabe.

El grupo, al que ¨²ltimamente se ha sumado en las percusiones el ex ronaldo Ricardo Moreno, presentaba las canciones de su ¨²ltimo disco, Naturaleza muerta, un ¨¢lbum que parece haber reconciliado a la banda con el gran p¨²blico a nivel de ventas y de repercusi¨®n.

Ellos han sido siempre vanguardia en el pop espa?ol y eso nadie se lo va a discutir, pero, tras un periodo en el que se limitaron a estar en su sitio sin hacer mucho ruido, canciones como No s¨¦ qu¨¦ me das parecen haberles vuelto a poner en la direcci¨®n del ¨¦xito masivo. Hicieron un concierto intenso, con no demasiados temas y la velocidad de los mismos no muy r¨¢pida, como dando a entender que ellos tambi¨¦n se han hecho ya mayorcitos como para bailes fren¨¦ticos.

El p¨²blico, entre el que se pod¨ªan distinguir caras famosas como la del director de cine Pedro Almod¨®var, cant¨®, bail¨® y aplaudi¨® a lo largo de toda la velada, mostrando especial euforia en la propina final, en la que Alaska, ataviada esta vez con traje oscuro y peluca morena, se arranc¨® con un medley de canciones de todas sus ¨¦pocas, Pegamoides y Dinarama incluidas.

Buen regalo para unos fans que jam¨¢s les han vuelto la espalda, contraviniendo las leyes b¨¢sicas de un negocio, el musical, en las cuales pr¨¢cticamente se pide al artista que sea toda la vida un pimpollo o, al menos, lo parezca. Fangoria no necesita de esas artima?as de imagen. Como siempre, su m¨²sica es lo mejor que tienen y lo mejor que dan.