Cronograma de paz

Al borde de un nuevo abismo tras 38 a?os de violencia, la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ha dado un paso atr¨¢s y acordado con el Gobierno de Pastrana un calendario de negociaci¨®n de una tregua, y se ha comprometido a reducir la intensidad del conflicto, con la suspensi¨®n de secuestros y ataques a infraestructuras y la renuncia a utilizar minas antipersonas para defender lo que consideran su territorio. De momento, de lo que se trata es de llegar a una tregua para el 7 de abril. De la paz, si acaso, se hablar¨¢ despu¨¦s.

Renace la esperanza; pero s¨®lo eso. La agenda negociada en cinco intensos d¨ªas lleva un t¨ªtulo complejo, expresivo de lo que hoy por hoy es posible: 'Acuerdo de cronograma de consenso para el futuro del proceso de paz'. La pr¨®xima semana habr¨¢ de comenzar la negociaci¨®n de la tregua, y el 14 de febrero habr¨¢ una Mesa Nacional de Di¨¢logo y Negociaci¨®n, a la que acudir¨¢n la mayor¨ªa de los candidatos a las presidenciales de junio, lo cual se puede considerar un ¨¦xito para el propio presidente saliente.

De lo ocurrido -dos ultimatos seguidos de Pastrana- cabe deducir una lecci¨®n: la guerrilla de Manuel Marulanda, Tirofijo, ha respondido a las amenazas reales del Gobierno de suspender unas negociaciones que comenzaron tres a?os atr¨¢s y que se hab¨ªan estancado siempre sobre cuestiones de procedimiento, que escond¨ªan la falta de voluntad de las FARC de llegar a un acuerdo. S¨®lo ha comenzado a ceder cuando el Gobierno ha amenazado con hacer entrar al Ej¨¦rcito en la llamada Zona de Distensi¨®n, o de despeje, de una superficie equivalente a Extremadura, establecida hace tres a?os para permitir las negociaciones. El despliegue militar para entrar en la zona es de tal magnitud que, si fracasan las negociaciones, el Gobierno dif¨ªcilmente aguantar¨¢ las presiones de las Fuerzas Armadas para reocupar el territorio cedido.

De suma utilidad ha resultado la labor del 'equipo de acompa?amiento', dirigido por un delegado de la ONU e integrado por la Iglesia cat¨®lica y los embajadores del llamado Grupo de Pa¨ªses Amigos: Espa?a, Francia, Italia, Suecia, Suiza, Noruega, M¨¦xico, Cuba, Canad¨¢ y Venezuela. Europa puede y debe ayudar a transformar estas esperanzas en un aut¨¦ntico proceso de paz, especialmente en este semestre, en que Espa?a preside el Consejo de la UE, sin caer en la contradicci¨®n del Plan Colombia de EE UU, que por una parte financia al Ej¨¦rcito para luchar contra la guerrilla, mientras ¨¦sta se nutre de los fondos de un narcotr¨¢fico que en buena parte se alimenta de la demanda de la propia sociedad norteamericana.