Historia permanente
El texto es doloroso, punzante, bello; la interpretaci¨®n de Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s, insigne. El decorado abarrota de peque?os detalles de atrezzo el supuesto escenario, y el director acompa?a con ellos la palabra, para a?adir una dramaturgia a la acci¨®n que est¨¢ en la palabra, y en la historia.
De todos los lugares de Madrid, se le ha ocurrido, sin embargo, enterrar esta representaci¨®n excelente e interesante en unas catacumbas del antiguo y siniestro Hospital General de Madrid, hoy Museo Reina Sof¨ªa, pr¨¢cticamente inaccesibles para muchas personas, con un aforo limitad¨ªsimo y al que hay que llegar en caravanas de espectadores guiados entre t¨²neles de lienzo. Dicen unos que fueron la morgue de la horrible casa, otros que celdas de locos. Es cierto que una vez all¨ª, el lugar, las b¨®vedas restauradas, la oquedad, a?aden valor a la sesi¨®n de tormento -no s¨¦ por qu¨¦ chino- que se realiza ante nosotros. El teniente Arrabal, destinado en Melilla, no se sum¨® el 18 de julio a la rebeli¨®n militar, por lo cual fue condenado a muerte precisamente por rebeli¨®n militar, como fue ya siempre la costumbre macabra. Conmutada por treinta a?os de prisi¨®n, fue al penal militar de Ciudad Rodrigo; un d¨ªa fue trasladado al psiqui¨¢trico: no se supo m¨¢s de ¨¦l. Se le dio por huido; las sospechas eran muchas, sobre su posible asesinato dentro o fuera del psiqui¨¢trico, sin descartar la de la fuga, cambio de identidad y desaparici¨®n voluntaria.
Carta de amor (Como un suplicio chino)
De Fernando Arrabal. Int¨¦rprete: Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s. Escenograf¨ªa: Xavier Mascar¨®. Vestuario: Arti?ano. Direcci¨®n: Juan Carlos P¨¦rez de la Fuente. Centro Dram¨¢tico Nacional, en el Museo Reina Sof¨ªa.
Su hijo, Fernando Arrabal, tuvo la sospecha de que hab¨ªa sido denunciado por su madre, y que ella le hab¨ªa incomunicado de ¨¦l. Hizo investigaciones, busc¨® documentos, acudi¨® a los lugares, public¨® un libro con toda la historia. Como no estoy seguro de que se conozca lo suficiente, la relato aqu¨ª para que el texto se haga m¨¢s comprensible y destaque una realidad de fondo por debajo del poema.
El personaje ¨²nico es la madre, desde?ada por su hijo, acusada en cartas y convertida en desconocida. No es tan sencillo: escrito el personaje por Arrabal, ¨¦l mismo se incorpora a ¨¦l, incluye algunas de las cartas reales y una que nunca fue enviada.
?sa es la complejidad del ser que encarna Mar¨ªa Jes¨²s Vald¨¦s: lleva dentro el protagonista el antagonista, los choca en s¨ª misma, porta el castigo y el perd¨®n, la incomprensi¨®n, el dolor de la antigua historia. La hora que dura la representaci¨®n se mantiene tensa y c¨¢lida: por ella, por el autor, por el director.
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