El gran experimento del Siglo XXI
Un equipo creado en Getxo con adolescentes descartados por los filiales de los grandes de la ACB asombra ahora a los ojeadores
En 1996 nadie hab¨ªa o¨ªdo nunca hablar del equipo de baloncesto Siglo XXI. Peor a¨²n: ning¨²n adolescente atra¨ªdo por el deporte de la canasta deseaba formar parte de un experimento extra?o que pretend¨ªa crear figuras a partir de los descartes efectuados por los grandes equipos de la ACB. Se buscaban las sobras, se les exig¨ªa que fuesen buenos estudiantes y que aceptasen dejarlo todo, con apenas 14 a?os, para vivir en un internado. Todo fue muy complicado entonces. Precario. Seis a?os despu¨¦s, cualquier familia con un adolescente interesado por el baloncesto suspira por que su hijo ingrese en el Centro de Perfeccionamiento T¨¦cnico Siglo XXI, de Fadura (Getxo, Vizcaya), el laboratorio que fabrica el futuro del baloncesto nacional.
Los seleccionados pertenecen a comunidades aut¨®nomas con escaso peso en el baloncesto nacional: no llegan madrile?os, catalanes o andaluces; sencillamente porque ¨¦stos entran r¨¢pidamente en la ¨®rbita de clubes poderosos como el Madrid, el Barcelona o el Unicaja. No, en Fadura abundan navarros, c¨¢ntabros, vascos o canarios. Andaluc¨ªa, Canarias y Madrid consideraron la posibilidad de crear centros como el vizca¨ªno, pero s¨®lo el Gobierno vasco acept¨® el desaf¨ªo, en uni¨®n con la Federaci¨®n Espa?ola y el CSD.
A los cadetes y juniors del equipo Siglo XXI se les achacaba su escasa competitividad, una forma de desacreditar un trabajo de fondo que ya ha colocado a cuatro jugadores en la ACB. Las pasadas Navidades, las cr¨ªticas se silenciaron de golpe: Siglo XXI se proclam¨® subcampe¨®n del Torneo Junior de L? Hospitalet, tras el Olimpia de Ljubliana, en una competici¨®n que viene a ser el campeonato de Espa?a oficioso. 'Hemos podido con los filiales de los grandes equipos de la ACB, la mejor forma de demostrar que sabemos ganar', se felicita su entrenador, Jos¨¦ Mar¨ªa Naveira.
Habitualmente, compiten en ligas locales dos categor¨ªas por encima de su edad, para curtirse. El resto de su tiempo libre lo dedican a entrenarse como posesos y, para seguir haci¨¦ndolo, estudian como simples adolescentes disciplinados. ?se es el trato en Fadura. Sus inquilinos disfrutan de la mejor preparaci¨®n que el presente les puede deparar. Pero tienen que aprobar. Son atletas excepcionalmente dotados para este juego, pero tambi¨¦n 'buenas personas', la novedad que enorgullece al amplio elenco de entrenadores, preparadores y m¨¦dicos que les sigue lupa en mano.
No se distraen de sus obligaciones: aprobar asignaturas para seguir en el grupo, para invertir todas sus horas libres en formarse como profesionales del baloncesto, su gran motivaci¨®n. No extra?a que la mayor¨ªa de los 21 residentes actuales se haya enganchado al programa de televisi¨®n Operaci¨®n Triunfo. Lo que la peque?a pantalla explota ahora no es m¨¢s que un cuento viejo para ellos. Un cuento hasta hace bien poco interpretado en el anonimato.
'Viven todo este tiempo alejados de sus familias, de sus amigos, de todo lo que han conocido hasta llegar aqu¨ª. Pero todos salen con la selectividad bajo el brazo y grandes posibilidades de triunfar como jugadores de baloncesto, su gran sue?o', explica Carmelo Echevarr¨ªa, codirector de Siglo XXI.
Aqu¨ª no existe margen para la improvisaci¨®n y, en consecuencia, las estad¨ªsticas abruman: cada a?o entran cinco jugadores y se marchan otros tantos, de los cuales dos de ellos pasan directamente a un equipo de la ACB con apenas 18 a?os. Los que no dan el gran salto de inmediato se foguean en la Liga LEB, tutelados por clubes de la m¨¢xima categor¨ªa.
'Buscamos maduradores normales o tard¨ªos y analizamos tres criterios: deportivos, biom¨¦dicos (capacidad de salto, velocidad, control antropom¨¦trico...) y psicol¨®gicos (control de la ansiedad, autoconfianza...)', explica Julio Calleja, preparador f¨ªsico del grupo.
En Fadura todo est¨¢ cronometrado, parcelado e integrado. El tiempo es oro: el instituto queda a 400 metros del centro; la cancha de baloncesto, debajo de sus habitaciones; el gimnasio, en la sala anexa, y el laboratorio, una puerta m¨¢s all¨¢. Un universo en sus manos, su universo. 'Sabemos que nos estamos perdiendo muchas cosas, pero es una apuesta y una suerte poder estar aqu¨ª', reflexiona ?lex Urtasun.. Como Txemi, su hermano gemelo, Urtasun disfruta de sus ¨²ltimos meses en Fadura: pronto abandonar¨¢ el centro en compa?ia de tres compa?eros de promoci¨®n. Varios clubs de la ACB se pegan por ellos.
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