En el centro del ballet
La orquesta, en medio de la escena, dando la espalda al p¨²blico. Rostrop¨®vich, en medio de la orquesta, dando la espalda a los vientos. Los bailarines, en dos planos: uno por encima y otro por debajo de los m¨²sicos. En el estreno de esta nueva coreograf¨ªa para el ballet de Prok¨®fiev, el aspecto m¨¢s interesante, tal como manifest¨® el propio int¨¦rprete azerbaiyano, es la uni¨®n entre m¨²sica y danza. Parad¨®jicamente, esta uni¨®n no ha impedido la autonom¨ªa con que est¨¢n dise?adas ambas manifestaciones: puede dirigirse la partitura, como quer¨ªa Rostrop¨®vich, sin tener en cuenta los pasos del ballet. Es decir: con un marco suficiente de flexibilidad para la ejecuci¨®n musical. Todos los participantes confluyen en el escenario, el foso ha desaparecido y, si hay alg¨²n elemento que centralice la atenci¨®n, ¨¦ste es el director de orquesta. En alg¨²n momento, incluso -por ejemplo, en la escena del balc¨®n-, la orquesta se convierte en un estupendo decorado (casi una eficaz y sonora barandilla) que separa el plano de Julieta del de Romeo. Aunque no siempre ocurre as¨ª: al final del primer acto, la visi¨®n de una orquesta entera dando la espalda a unos personajes arrebatadamente enamorados fue un factor excesivamente distanciador.
Ballet Nacional de Lituania
Romeo y Julieta, de Prok¨®fiev. Con Egl¨¦ Spokait¨¦ (Julieta) y Georgi Smilevsky (Romeo). Orquesta Sinf¨®nica del Estado Ruso. Direcci¨®n musical: Mstislav Rostrop¨®vich. Banda interna: Jove Orquestra de la Generalitat Valenciana. Director: Manuel Galduf. Coreograf¨ªa y direcci¨®n art¨ªstica: Vlad¨ªmir Vasiliev. Teatro Principal. Valencia, 29 de enero.
Y es que esta escenograf¨ªa tambi¨¦n tiene inconvenientes. No es el menor de ellos la perversi¨®n ac¨²stica de una secci¨®n de cuerdas (excelente, por cierto), que dirige su sonido en direcci¨®n opuesta a donde el p¨²blico se encuentra. Lo peor fue el escaso espacio que les qued¨® a los bailarines para realizar su trabajo, con un escenario reducido -dado el volumen de la orquesta- a unos m¨ªnimos preocupantes. Aun as¨ª, Egl¨¦ Spokait¨¦, como Julieta, se las apa?¨® para exhibir un personaje convincente y un buen dominio de sus recursos.
Ubicaci¨®n aparte, la Orquesta Sinf¨®nica del Estado Ruso fue un instrumento ideal para esta obra. Curtida en el repertorio de su pa¨ªs, tiene muchos nombres ilustres en la n¨®mina de batutas que la han dirigido, estando Prok¨®fiev entre ellos. Y posee un idiomatismo que el violonchelista de Bak¨² supo conducir por derroteros conmovedores y refinados al tiempo.
El remate de la producci¨®n, en los ¨²ltimos compases de la muerte de Julieta, se le encomend¨® al director: Rostrop¨®vich abandon¨® su puesto en la orquesta para acercarse a los amantes de Verona, yacentes en el suelo, y unir sus manos.
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