Ch¨¢vez pierde pie
Hugo Ch¨¢vez retrocede en Venezuela. Elegido tres a?os atr¨¢s en loor de las multitudes que rechazaban el anterior sistema corrupto, hoy las manifestaciones en su contra se multiplican, aliando a todo tipo de sectores sociales. Su experimento de supuesta revoluci¨®n se asemeja m¨¢s al castrismo que al autoproclamado bolivarianismo. En vez de mejorarlos, Ch¨¢vez ha agravado los males de Venezuela. Aunque el pa¨ªs no est¨¢ t¨¦cnicamente en recesi¨®n, la crisis fiscal y financiera parece a la vuelta de la esquina, reflejo de la mala gesti¨®n de un pa¨ªs rico en petr¨®leo. Las leyes colectivistas que ha hecho aprobar, ya sea la de la propiedad de la tierra, los recursos pesqueros o para otras 39 materias, alimentan m¨²ltiples resortes de corrupci¨®n. Paradoja de las paradojas, Ch¨¢vez, que hizo de la lucha contra esas pr¨¢cticas una de sus banderas, ha logrado lo indecible: que la Administraci¨®n venezolana sea a¨²n m¨¢s corrupta que antes.
Las declaraciones del coronel de la Fuerza A¨¦rea Pedro Vicente Soto pidiendo la dimisi¨®n de Ch¨¢vez y elecciones libres resultan significativas: es el primer militar en activo que se pronuncia p¨²blicamente contra el presidente ex golpista, devenido aut¨®crata tras ganar en las urnas. Los manifestantes impidieron que la polic¨ªa detuviese al coronel, aunque las autoridades militares le han dado 72 horas para que se presente ante ellas. En todo caso, Soto ha galvanizado a los manifestantes, que multiplican tambi¨¦n aqu¨ª las caceroladas, unas protestas que inciden en lo denunciado por el coronel: aunque un 75% de los militares est¨¢ en contra de Ch¨¢vez, la sociedad no quiere un golpe de Estado, sino un cambio pac¨ªfico y acorde con las instituciones. Y ello a pesar de que ¨¦stas hayan sido dise?adas a la medida del populista presidente, incapaz de respetar siquiera su Constituci¨®n.
Hugo Ch¨¢vez ha incumplido sus promesas y ha jugado con fuego aproxim¨¢ndose a Fidel Castro y cobijando durante un tiempo a Vladimiro Montesinos, el corrupto y corruptor antiguo jefe de los serviciso de inteligencia de Fujimori en Per¨², que sigue moviendo muchos hilos de la pol¨ªtica desde la c¨¢rcel de Lima. Quiz¨¢s Ch¨¢vez no se percate plenamente de que tras el 11-S la coyuntura ha cambiado y Washington no va a seguir haciendo la vista gorda a sus relaciones con la guerrilla colombiana y con el narcotr¨¢fico, y a su falta de colaboraci¨®n en la lucha contra el terrorismo. Adem¨¢s, el petr¨®leo venezolano ha cobrado m¨¢s importancia para EE UU ante la inestabilidad en el Golfo. Desde Washington, el secretario de Estado, Charles Powell, ha lanzado un aviso p¨²blico a Ch¨¢vez que puede resultar contraproducente y reforzar al aut¨®crata frente a una intromisi¨®n norte?a. Ni la injerencia de EE UU ni un golpe militar son buenas recetas para Venezuela y para el conjunto de la zona. Son los venezolanos los que tienen que encontrar la salida para volver a una senda de limpieza democr¨¢tica.
Ch¨¢vez mantiene en sus manos casi todos los hilos del poder, aunque tenga que movilizar a los funcionarios p¨²blicos para nutrir las contramanifestaciones. Pero la penosa actuaci¨®n del militar est¨¢ fomentando la resistencia social, que sirve para tejer una sociedad civil inexistente anteriormente en Venezuela, y que sabe aprovechar los resquicios dejados por el r¨¦gimen, ya sea Internet o los medios de comunicaci¨®n. Sin embargo, el atentado contra El Nacional a principios de enero constituy¨® un s¨®rdido aviso contra los medios cr¨ªticos con el Gobierno. Lo patri¨®tico ser¨ªa que el propio Ch¨¢vez evitara una cat¨¢strofe y favoreciese un cambio hacia la normalidad. Pero de personajes as¨ª cabe esperar lo contrario: que se enroque contribuyendo a hacer m¨¢s explosiva la situaci¨®n.
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