Cantidad y calidad
El crecimiento del paro durante el cuarto trimestre del a?o 2001 -periodo durante el que aument¨® en 33.900 personas- y la desaceleraci¨®n en la creaci¨®n de empleo durante el a?o pasado que registra la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA) -256.000 nuevos puestos de trabajo durante el ejercicio, frente a casi 570.000 el a?o 2000- son evoluciones coherentes con el persistente enfriamiento de la econom¨ªa que se viene detectando desde el cuarto trimestre de 1999. Cuando la producci¨®n industrial desciende como est¨¢ sucediendo en Espa?a, el crecimiento global baja hasta el 2,8% durante 2001 y s¨®lo los sectores de construcci¨®n y servicios mantienen un ritmo sostenido de generaci¨®n de empleo, lo l¨®gico es que la hasta ahora descendente curva del desempleo se aproxime peligrosamente al punto de inflexi¨®n y aparezca de nuevo el fantasma bien corp¨®reo del paro como una amenaza cierta para la econom¨ªa espa?ola.
Por el momento no hay razones para dramatizar. Las cifras de la EPA, como las del paro registrado de enero, confirman que el da?o que este periodo de desaceleraci¨®n econ¨®mica est¨¢ produciendo en el empleo es menor que el que sufri¨® en otras crisis anteriores. Esta circunstancia, de la que todos los agentes econ¨®micos tienen que felicitarse, se debe principalmente a las muy diferentes condiciones de estabilidad monetaria en las que se est¨¢ desarrollando la crisis actual. La diferencia principal hay que buscarla en el bajo coste del dinero que los consumidores disfrutan en la actualidad, frente a los elevados tipos de inter¨¦s que lastraban las econom¨ªas familiares en otros ciclos depresivos. El consumo se ha mantenido en niveles altos durante el a?o pasado gracias, en parte, al efecto euro, porque la implantaci¨®n de la nueva moneda ha hecho aflorar parte del dinero negro. Como este adelanto del consumo ya se ha producido y adem¨¢s la tasa de ahorro de las familias est¨¢ cayendo, parece l¨®gico suponer que el primer trimestre de 2002 registrar¨¢ un par¨®n importante en el consumo, con efectos serios sobre la ocupaci¨®n.
Ser¨ªa un error considerar que lo peor ya ha pasado y escudarse en el conocido estribillo de que la econom¨ªa espa?ola crea m¨¢s empleo que la europea. As¨ª debe ser si se quiere lograr la convergencia con los pa¨ªses centrales del ¨¢rea euro. El Gobierno deber¨ªa tener en cuenta que Espa?a sigue teniendo un tasa de temporalidad en el empleo que supera en unos doce puntos a la media de la UE. Porque tan importante como el empleo creado es su calidad, y no puede decirse precisamente que la calidad del empleo creado durante el ¨²ltimo lustro nos aproxime a los niveles de vida europeos.
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