La moda de legislar sin calidad
La LOGSE se propuso garantizar a todos los espa?oles un periodo formativo com¨²n de 10 a?os, de tal forma que despu¨¦s se incorporaran a la vida activa, a la formaci¨®n profesional o al bachillerato. Esa extensi¨®n de la formaci¨®n com¨²n obligatoria, en la medida en que significaba atender a los grupos de poblaci¨®n m¨¢s desfavorecidos, hubiera requerido dotar suficientemente los programas compensatorios, de castellanizaci¨®n, de diversificaci¨®n, etc¨¦tera, para que los centros p¨²blicos, que son los que atienden preferentemente a esa poblaci¨®n, pudieran cumplir adecuadamente con el objetivo de la ley. Pero no se pusieron los recursos, y los problemas para alumnos, padres y profesores son evidentes.
Aunque es dif¨ªcil averiguar las soluciones que unos y otros proponen, parece que la del Gobierno es reducir la formaci¨®n com¨²n a ocho a?os, y la del partido socialista, mantener el objetivo de los 10 a?os de formaci¨®n com¨²n, dotando de medios suficientes para conseguirlo. Ambas propuestas tienen efectos econ¨®micos que es interesante observar. La propuesta del Gobierno supone un ahorro en gasto p¨²blico por una doble v¨ªa. En primer lugar, se ahorra gasto en el tramo de los 14 a los 16 a?os, porque es mucho m¨¢s costosa la formaci¨®n com¨²n a individuos que son hijos de inmigrantes o de padres con escasa formaci¨®n o medios, que la proporcionada a hijos de espa?oles de mayor nivel de estudios y medios econ¨®micos, si se quiere mantener la misma calidad en los resultados. Pero es que, adem¨¢s, al desviar a parte de la poblaci¨®n de 14 a?os hacia la formaci¨®n profesional, se dificultar¨¢ el acceso al bachillerato y a los estudios superiores, y puesto que estas ense?anzas est¨¢n tambi¨¦n subvencionadas, el Estado se ahorrar¨¢ otra cantidad importante de gasto al disminuir el n¨²mero de estudiantes de estos niveles.
Desde el punto de vista de su incidencia en el gasto p¨²blico, no cabe duda que la soluci¨®n del Gobierno es muy superior a la socialista. Sin embargo, desde el punto de vista de los efectos en la productividad, sucede todo lo contrario. La educaci¨®n no es una variable suficiente para explicar el crecimiento, pero cuando se combina con otros factores, como la apertura del comercio internacional, la mayor competencia en los mercados de bienes y servicios, el respeto al Estado de Derecho, etc¨¦tera, se observa una relaci¨®n clara entre el nivel de estudios y el de renta. Espa?a tiene un 32% de poblaci¨®n adulta con estudios por encima de los primarios, mientras que el Reino Unido tiene un 60% y Suecia un 70%. Cuando los padres quieren para sus hijos el nivel m¨¢s alto posible, act¨²an racionalmente porque la tasa de paro es menor cuanto mayor es el nivel educativo, y tambi¨¦n el nivel salarial es mayor cuando el nivel educativo es mayor. Por tanto, para comparar las dos soluciones habr¨ªa que examinar si las ganancias de productividad compensan los perjuicios econ¨®micos.
La propuesta del Gobierno tambi¨¦n puede ser perjudicial para el erario p¨²blico. Un mayor nivel de educaci¨®n y de igualdad social proporciona, por ejemplo, mejores niveles de salud y menores ¨ªndices de delincuencia, aunque, como sucede con el crecimiento, existan otros factores determinantes. Un menor gasto en educaci¨®n hoy puede llevar a aumentar el gasto p¨²blico ma?ana en sanidad o seguridad ciudadana.
Frente a criterios como el de la cohesi¨®n social, aspectos como la productividad o el gasto p¨²blico son secundarios para decidir una reforma educativa, pero ¨¦stos se pod¨ªan haber considerado en ese libro blanco que nunca existir¨¢ y donde tambi¨¦n se podr¨ªan valorar los pros y los contras del modelo continental con repeticiones todos los a?os frente al anglosaj¨®n, o la valoraci¨®n de una ¨²nica prueba de selectividad frente a una prueba general a la que se a?adan otras pruebas para entrar en la Universidad. Pero ahora los vientos soplan por legislar sin preparaci¨®n, sin libros blancos. A lo mejor, antes que la Ley de Calidad de la Educaci¨®n, el Parlamento deber¨ªa aprobar una Ley de Calidad de las Leyes.
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