Jos¨¦ Luis G¨®mez lleva a un escenario el infierno de los malos tratos y la indefensi¨®n
Ana Bel¨¦n protagoniza 'Defensa de dama', que se estrena el viernes en La Abad¨ªa
El estreno de Defensa de dama, de Joaqu¨ªn Hinojosa e Isabel Carmona, en el teatro de La Abad¨ªa de Madrid el pr¨®ximo viernes d¨ªa 22, devuelve a la direcci¨®n esc¨¦nica a Jos¨¦ Luis G¨®mez y supone la reaparici¨®n sobre los escenarios de Ana Bel¨¦n. En la obra, que habla de los malos tratos y las relaciones de poder, trabajan tambi¨¦n Antonio Valero y Juan Jos¨¦ Otegui. El director y los actores desentra?an una pieza que devuelve al teatro el horror de la realidad inmediata, y lo hacen reivindicando su vocaci¨®n ¨²ltima: 'En el fondo, ¨¦sta es una historia de emancipaci¨®n'.
Para los actores y director de Defensa de dama, la obra que permanecer¨¢ en el teatro de La Abad¨ªa hasta el pr¨®ximo 22 de abril, '¨¦sta es una historia de emancipaci¨®n. Eso es el fondo y la forma de todo lo que contamos'.
Ana Bel¨¦n cree tener claro cu¨¢l es el meollo de la funci¨®n, de la pr¨¢ctica totalidad de los casos de malos tratos: 'De lo que se habla es de una cuesti¨®n de poder, finalmente eso es lo que subyace siempre en casos de malos tratos, porque hablamos de c¨®mo se han ido estableciendo las relaciones de poder durante siglos'. Valero va m¨¢s all¨¢ y habla de una estad¨ªstica que han manejado en la que se demuestra que las sentencias de jueces hombres son m¨¢s blandas y m¨¢s machistas que las de jueces mujeres. 'El maltratador tiene sentido de la propiedad sobre su mujer y lo que no soporta es que ella tenga m¨¢s talento que ¨¦l', dice el actor. 'Tampoco olvidemos que hay mujeres machistas', a?ade Ana, 'del machismo tenemos culpa todos, y tambi¨¦n de c¨®mo hemos educado a nuestros hijos'.
Para Jos¨¦ Luis G¨®mez y Ana Bel¨¦n, este trabajo ha supuesto su reencuentro teatral despu¨¦s de que fueran Hamlet y Ofelia, respectivamente, bajo las ¨®rdenes de Jos¨¦ Carlos Plaza, hace ya 13 a?os. Ahora no coinciden sobre el escenario, ya que Ana se ha puesto bajo las ¨®rdenes de G¨®mez. Ambos empezaron los ensayos asustados. Ella, porque su inseguridad es casi enfermiza; ¨¦l, porque ve¨ªa a todos tan serios que se preguntaba: '?Estar¨¦ haciendo algo mal?'.
Risas necesarias
Actores y director confiesan que durante las primeras semanas de ensayos no se re¨ªan ni una sola vez. Apenas les quedaba ¨¢nimo para decir un escueto 'hasta ma?ana, que descanses' al finalizar el trabajo. Ahora ya bromean, aunque tienen casi encima el susto del estreno. Pero al menos sus personajes les dejan respirar un poco: 'Es tan necesario para nosotros...', dice Ana.
Unos personajes, casi prototipos, que viven una situaci¨®n que, aunque brutal, se da continuamente en nuestra sociedad. Una mujer maltratada, unos hombres, marido y padre, maltratadores. El texto de Hinojosa y Carmona relata un caso que podr¨ªa darse cualquier d¨ªa, que quiz¨¢ se ha dado. Para ambos autores, ¨¦l un conocido actor y director, ella actriz y tambi¨¦n directora, ¨¦sta es su primera obra teatral. Para escribirla tuvieron m¨²ltiples encuentros con mujeres que hab¨ªan estado sometidas a malos tratos. No hay nada en la obra que chirr¨ªe por improbable, s¨®lo espeluzna por real.
Cuando se ve a Ana Bel¨¦n incorporada con cuerpo y alma a este proyecto dan ganas de olvidarse de su nombre art¨ªstico. Todo es tan verdad que en Defensa de dama no cabe nada m¨¢s que una mujer del barrio de Lavapi¨¦s. Sobra la actriz afamada, la cantante convertida casi en una industria, el bello y sugerente mito er¨®tico de la Espa?a de la transici¨®n, la esposa y madre obviamente satisfecha. Es casi inevitable querer mirar esa parte escondida de esta profesional, a esa chica insegura y con mal genio de la calle del Oso, que seguramente a¨²n vive bajo alguna de las capas de cebolla con las que ha cubierto en las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas a una tal Pilar Cuesta, dentona y desgarbada.
La actriz se muestra esc¨¦ptica a la hora de pensar que el espect¨¢culo pueda hacer cambiar a alguien su conducta: 'Lo ¨²nico que puede pasar es que la gente a la que le resbala el tema se plantee preguntas y ya no pasen tanto'.
Antonio Valero incide en la misma teor¨ªa: 'Nosotros no vamos a producir una catarsis en el espectador maltratador, pero a los que no maltratan quiz¨¢ s¨ª les va a hacer reflexionar'. Lo que todos tienen claro es que el maltratador surge en todos los niveles y clases sociales: 'Aqu¨ª es un hombre de clase social muy desprotegida, y lo cierto es que hay m¨¢s casos all¨ª donde hay m¨¢s incultura, paro, alcoholismo..., es donde m¨¢s brutalmente se da el tema', dice el actor, quien ha tenido en cuenta las estad¨ªsticas que afirman que mayoritariamente los maltratadores son hombres seductores y considerados encantadores en su entorno.
Si la obra no estuviera salpicada de varios atractivos habr¨ªa uno, fundamentalmente para la familia esc¨¦nica, de gran peso. El primer desnudo de Juan Jos¨¦ Otegui. 'Despu¨¦s de viello, gaitero, y ahora salgo con lo del destape', dice con humor el actor, quien tras una fuerte escena en la que su personaje, Germ¨¢n, se orina encima, su hija Mar¨ªa (Ana) le desnuda de cintura para abajo y le lava sus partes pudendas. 'Cuando le¨ª la escena me impresion¨®, pero ha pasado a un segundo t¨¦rmino porque en este montaje hay tanta potencia en tantas cosas que con lo del desnudo ni me inmuto porque es mucho m¨¢s fuerte todo lo dem¨¢s'.
Un personaje sin escapatoria
Despu¨¦s de cada ensayo, actores y director necesitan un tiempo, a veces horas, para rebajar la fuerte tensi¨®n a la que les somete este drama que, despu¨¦s de Madrid, viajar¨¢ a Barcelona, al Teatro Romea, donde se representar¨¢ entre del 3 y el 31 de mayo. G¨®mez, que apenas come los d¨ªas de ensayo, (los actores se zampan un tortilla en escena) intenta relajarse tom¨¢ndose unas tapas y un vino a la salida de los ensayos, mientras observa de vez en cuando una foto de un precioso beb¨¦, su hija. Ana Bel¨¦n se va a casa. 'All¨ª tengo yo un moreno esper¨¢ndome y con eso me despresurizo'. Otegui entiende que s¨®lo hay un m¨¦todo: 'Zapatilla y bat¨ªn'. Valero se va a jugar con su hijo peque?o y as¨ª intenta olvidar que horas antes ha maltratado brutalmente a una mujer y ha sido un ser repugnante. Tan repugnante que el propio G¨®mez lo ve como un ser sumido en la indefensi¨®n m¨¢s absoluta: 'Ella tiene escapatoria, pero ¨¦l no, ¨¦l ni eso', y a?ade: 'Lo interesante de esta obra es que muestra un caso de indefensi¨®n, pero que es extrapolable a todo, a la indefensi¨®n del individuo, de los pueblos, de grupos... y la verdad es que se te remueve el cogondrio', expresi¨®n usada por G¨®mez para referirse a las entra?as.
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