?Quosque tandem Berenguer...?
Las sonatas se construyen desde Beethoven alrededor de una sola idea fundamental, casi obsesiva, que sostiene todos sus movimientos. Nada de variaciones o desarrollos a partir de uno o dos temas -como gustaba hacer Mozart-. Berenguer est¨¢ mucho m¨¢s cerca de Beethoven que de Mozart. La idea sobre la que gira su ¨²ltima sonata es que s¨®lo hay propaganda en el programa espa?ol para la presidencia de la Uni¨®n. Aznar se adorna con plumas ajenas cuando se apropia indebidamente del ¨¦xito del euro.Y se pone la venda antes de la herida cuando pretende atribuir a los dem¨¢s el -seg¨²n Berenguer- previsible fracaso del proceso de liberalizaci¨®n de Barcelona.
Lo que ocurre es... que suerte, lo que se dice suerte, no tiene Berenguer. Hablar de propaganda vac¨ªa, horas despu¨¦s de que varios pa¨ªses (entre ellos Francia, B¨¦lgica y Portugal, que tantas pegas hab¨ªan puesto a la extradici¨®n de etarras) hayan decidido adelantar la entrada en vigor de la eurorden y d¨ªas despu¨¦s de que Rato haya logrado agilizar el proceso legislativo para hacer posible la liberalizaci¨®n de los servicios financieros en menos de tres a?os; es, francamente, muy mala pata.
Tampoco ha tenido mejor suerte, mi buen amigo Berenguer, cuando ha escogido el euro como paradigma de nuestra petulancia y mal hacer. Es verdad que Solbes intent¨® reducir la inflaci¨®n, el d¨¦ficit y la deuda p¨²blica que se hab¨ªan disparado en los d¨ªas de vino y rosas anteriores. Pero lo cierto es que sus esfuerzos resultaron in¨²tiles. Ya se sabe que en la vida el esfuerzo in¨²til conduce a la melancol¨ªa... y en la pol¨ªtica a la oposici¨®n. En 1996, ¨²ltimo a?o de gobierno socialista, la inflaci¨®n era del 3,6%, el d¨¦ficit alcanzaba ese mismo a?o el 4,6% del PIB y la deuda p¨²blica representaba el 70,1% de la renta nacional. Muy por encima de los listones exigidos en el club de Maastricht. Por eso en aquellos a?os desde Bruselas s¨®lo recib¨ªamos mensajes -el de la Europa de varias velocidades, o el de la Europa de c¨ªrculos conc¨¦ntricos- concebidos para ir prepar¨¢ndonos a digerir una exclusi¨®n que parec¨ªa cantada.
En s¨ªntesis, ni est¨¢bamos, ni se nos esperaba; y no porque alguien nos hubiese echado mal de ojo sino m¨¢s bien, por la mala cabeza de los gobiernos de la ¨¦poca. Me explico: la adhesi¨®n de Espa?a al sistema monetario europeo (1989) se formaliz¨® sobre la base de un tipo de cambio artificialmente alto para atraer capitales extranjeros con los que compensar el d¨¦ficit creciente de la balanza por cuenta corriente. Si esta decisi¨®n exig¨ªa unos presupuestos antic¨ªclicos para prevenir una excesiva apreciaci¨®n de la peseta, se hizo justamente lo contrario (crecimiento imparable del gasto p¨²blico, aumento de los impuestos y recurso creciente al endeudamiento) con el resultado conocido de p¨¦rdida de competitividad y aumento del paro.
Porque es claro que la combinaci¨®n de unos tipos de inter¨¦s elevados, una peseta fuerte y unos impuestos crecientes es letal para el tejido industrial. Eso es lo que pas¨® entonces en Espa?a y lo que ha pasado en Argentina en los ¨²ltimos a?os. Parafraseando a Shakespeare, 'el bien o el mal no est¨¢ en las estrellas, querido Luis, sino en nostros que estamos debajo de las estrellas'. La discusi¨®n anterior no pasar¨ªa de interesar a historiadores o a espa?oles desmemoriados si no fuese porque algunos asesores de Rodr¨ªguez Zapatero, se empe?an en reanimar la econom¨ªa volviendo a apostar por rebajar el impuesto sobre la renta, mejorar la inversi¨®n p¨²blica y dejar que los presupuestos absorban los efectos de la crisis sin obsesi¨®n por el d¨¦ficit p¨²blico resultante (Sevilla dixit). Es posible que esta terapia sea la adecuada para reanimar la econom¨ªa, pero debe administrarse con prudencia porque en dosis excesivas, es letal.
Es bien sabido que en ¨¦pocas de desaceleraci¨®n disminuyen los ingresos fiscales y aumenta el gasto p¨²blico, especialmente el subsidio de desempleo poniendo en riesgo el equilibrio de las cuentas p¨²blicas, como bien saben los socialdem¨®cratas alemanes y portugueses. Los espa?oles, que nos hemos comportado m¨¢s como hormigas que como cigarras, tenemos algo de margen pero no podemos olvidar que ha sido el 'santo temor' al d¨¦ficit del que hablaba Echegaray el que nos ha permitido capear la actual crisis mucho mejor que las crisis anteriores.
Por eso me preocupan las flaquezas del estado mayor socialista a la hora de practicar la santa virtud de la austeridad presupuestaria. Mucho m¨¢s cuando Rodr¨ªguez Zapatero, en ¨¦sta como en tantas otras, parece empe?ado en soplar y sorber al mismo tiempo.
Pero cuando realmente parece que a Berenguer le hubiera mirado un tuerto es cuando pretende responsabilizar a Aznar del fiasco que, en su opini¨®n se va a producir en Barcelona. Quiere Aznar acelerar la liberalizaci¨®n de los sectores menos expuestos a la competencia -transportes, energ¨ªa el¨¦ctrica, telecomunicaciones y servicios financieros- y mientras que Tony Blair y Silvio Berlusconi se han apresurado a aplaudir, los socialistas franceses y portugueses han enarbolado la bandera del servicio p¨²blico y levantado barricadas contra la m¨²sica liberalizadora, aunque nadie ignora que lo que pretenden es seguir defendiendo sus anacr¨®nicos monopolios. As¨ª las cosas, si no se avanza lo suficiente la culpa la tiene el que aprieta el acelerador y no quien pisa el freno. El buen humor de Berenguer alcanza en estos d¨ªas de carnaval cotas que ni siquiera Sartre se hubiera atrevido a imaginar cuando espet¨® aquello de 'el infierno son los otros'... y se qued¨® tan ancho.
Termina Berenguer anunciando nueva sonata ninguneando el nombramiento de Eduardo Zaplana como vicepresidente del Comit¨¦ de las Regiones y miembro de la convenci¨®n encargada de la reforma de los tratados. Bien har¨ªa en recordar que la misi¨®n de la artiller¨ªa es bombardear a la infanter¨ªa... a ser posible, la enemiga. Recojo con gusto el guante que me arroja porque muy pocas cosas me pueden gustar m¨¢s que tener a un valenciano al tim¨®n cuando se discuta el papel de las regiones en la nueva Europa y m¨¢s cuando se repartan, a cara de perro, los fondos estructurales para el 2006. Si el elegido hubiese sido Ibarretxe, en Euskal Telebista lo habr¨ªamos visto hasta en los programas infantiles...
Aqu¨ª, ya se sabe... En todo caso, es de justicia reconocer el donaire con el que mi rival defiende las causas p¨¦rdidas. Como Clark Gable despu¨¦s del incendio de Atlanta en Lo que el viento se llev¨®.
Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa-Margallo es eurodiputado por el Partido Popular.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.