Ajuria Enea, desde abajo

La reuni¨®n de partidos e instituciones celebrada ayer en Vitoria concluy¨® en lo que podr¨ªa ser el germen de un nuevo Pacto de Ajuria Enea. El periodo de Lizarra abri¨® una sima entre nacionalistas y no nacionalistas que no se ha cerrado. Ello dificulta los intentos de reconstruir la unidad democr¨¢tica contra ETA y sus c¨®mplices. Pero tambi¨¦n el Pacto de Ajuria Enea fue, hasta cierto punto, el resultado de una presi¨®n unitaria surgida espont¨¢neamente en muchos pueblos tras los atentados. La presi¨®n acab¨® obligando a los partidos a establecer un diagn¨®stico conjunto y unos principios compartidos. Tal vez, lo que ahora se inicia como acuerdos de seguridad en los municipios en que hay concejales amenazados por el entorno de ETA acabe forjando un pacto como lo fue el de 1988.

Esa persecuci¨®n no es la obra de unos locos, sino, como dijo el ex diputado de ?lava Emilio Guevara (en el homenaje al socialista Fernando Buesa, asesinado hace dos a?os), de unos 'fan¨¢ticos que aplican fr¨ªa y calculadamente una estrategia que busca el desistimiento y la renuncia de sus rivales pol¨ªticos'. Lo que ocurre en tantos ayuntamientos no es de naturaleza diferente al acoso que sufren otras personas (profesores, jueces, ertzainas, periodistas) con el mismo fin de hacer que se achanten: que desistan de oponerse a ETA y a su brazo pol¨ªtico. Durante a?os, la existencia del Pacto de Ajuria Enea -saber que hab¨ªa un marco unitario contra ETA- actu¨® como paraguas psicol¨®gico y parapeto pol¨ªtico de esos sectores.

Su ruptura acentu¨® la sensaci¨®n de estar a la intemperie que ya experimentaban algunos concejales. M¨¢s de 30 han dimitido y son l¨®gicas las dificultades que encuentran sus partidos para completar listas en muchos municipios para las pr¨®ximas elecciones. De ah¨ª naci¨® la propuesta de Rodr¨ªguez Zapatero a Ibarretxe, que desemboc¨® en la reuni¨®n de ayer. Su resultado s¨®lo podr¨¢ valorarse dentro de alg¨²n tiempo, pero el hecho de que el lehendakari haya decidido dar continuidad a este tipo de reuniones, acordado crear una comisi¨®n t¨¦cnica que estudie respuestas a problemas concretos de seguridad, incluyendo eventuales reformas legales, es ya un avance considerable. Pero lo es sobre todo la decisi¨®n de constituir en cada localidad mesas de partidos democr¨¢ticos, con expresa exclusi¨®n de Batasuna, que planteen respuestas a las coacciones que sufran los ediles, incluyendo la de personarse en las acciones judiciales que se decidan.

No tiene sentido, por tanto, la decepci¨®n que evidenci¨® el representante del PP, Carlos Iturgaiz. Aunque no se aceptara su propuesta de plantear mociones de censura inmediatas a los alcaldes de Batasuna que gobiernan en minor¨ªa, s¨ª hubo un compromiso de no gobernar ni hacer oposici¨®n con ese partido tras las elecciones de 2003. Es s¨®lo un comienzo, pero es m¨¢s que el di¨¢logo de sordos que hab¨ªa.