La verdad en construcci¨®n

En su art¨ªculo Contra 'En construcci¨®n' (EL PA?S Catalu?a, 25 de febrero) Vicen? Villatoro dice que no le gust¨® 'nada en absoluto' la pel¨ªcula de Jos¨¦ Luis Guer¨ªn. Hasta aqu¨ª, ninguna objeci¨®n. A m¨ª, En construcci¨®n me gust¨® normal tirando a bastante, pero entiendo que a algunas personas pueda gustarles menos, e incluso que a alguien no le guste en absoluto. Siempre y cuando lo justifique, claro, y m¨¢s si este gusto lo expresa en un escaparate p¨²blico. A mi entender, los argumentos con que Villatoro sustenta su disgusto no convencen en absoluto. El extra?o lenguaje religioso con que tacha a la pel¨ªcula de 'tramposa, discursiva y po¨¦tica' convierte la cr¨ªtica de una obra art¨ªstica -en este caso, una pel¨ªcula- en una disquisici¨®n teol¨®gica sobre realidad y ficci¨®n, verdad y mentira.

Seg¨²n el catecismo particular del autor, si una historia de ficci¨®n finge ser un documental, no es pecado, como sucede en Tren de sombras. Pero si una historia de ficci¨®n cree que es un documental, s¨ª es pecado. Villatoro sostiene que el pecado de Guer¨ªn reside en que 'nos cuenta una historia de ficci¨®n creyendo que nos cuenta una historia de verdad'. Por m¨¢s que me esfuerce en descubrir la sutil diferencia entre el pecado y el no pecado, no consigo dar con ella. El razonamiento me recuerda lo que me dijo una vez un cura: 'Si haces algo sin saber que es pecado, no es pecado. Si haces algo sabiendo que es pecado, entonces es pecado'.