Sin noticias de Ingrid
El secuestro de Ingrid Betancourt, candidata a la presidencia de Colombia, me sorprende en plena lectura de su autobiograf¨ªa, escrita en franc¨¦s y que lleva el t¨ªtulo de La rage au coeur (Rabia en el coraz¨®n).
En ¨¦l, la ex senadora colombiana relata la batalla pol¨ªtica que inici¨® hace ya m¨¢s de 10 a?os en su maltratado pa¨ªs.
Una batalla que no solamente la ha llevado a investigar y analizar, primero, para despu¨¦s denunciar con nombres y apellidos a los diferentes actores del estrangulamiento al que est¨¢ sometido Colombia desde decenios, sino tambi¨¦n para proponer ideas y proyectos que puedan situar nuevamente al pa¨ªs en un clima de paz y confianza.
Su coraje y su duro trabajo en pro de una regeneraci¨®n desde la m¨¦dula de la vida pol¨ªtica y social de su pa¨ªs, por encima de ideolog¨ªas, de estamentos y de costumbres, es uno de los discursos pol¨ªticos m¨¢s l¨²cidos y frescos que he escuchado en los ¨²ltimos tiempos por aquellas latitudes.
Un discurso extrapolable a otros pa¨ªses, como Argentina o Venezuela, o como tantos otros que son pasto de la corrupci¨®n o de dirigentes pol¨ªticos populistas. Solamente as¨ª, en una lucha de codo a codo con la participaci¨®n de todos los estamentos pol¨ªticos y sociales, cediendo los unos y los otros, se podr¨¢n sentar las bases de un nuevo sistema pol¨ªtico y de unas nuevas reglas de juego.
Deseando tener en las pr¨®ximas horas buenas noticias de Ingrid, solamente espero que este secuestro haya sido, a pesar de la mala experiencia, la mejor publicidad de esta gran luchadora y de que sus ideas ayuden al pueblo colombiano a vislumbrar la tan ansiada luz al final del t¨²nel.
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