Sobre las ruinas del amor

En su trilog¨ªa de Centroam¨¦rica, Javier Reverte (Madrid, 1945) volcaba los acontecimientos pol¨ªticos y sociales del continente americano durante la d¨¦cada de los ochenta. Esa trilog¨ªa era literatura de ficci¨®n. Y cuando tuvo que adaptar un hecho hist¨®rico, como fue el caso del misionero jesuita Pedro P¨¢ez Xaramillo durante el siglo XVI, no dud¨® en apelar a la historia narrativa, un modelo de enfoque historiogr¨¢fico muy en boga y de calidad contrastada en algunos casos. Hay que decir esto para que el lector comprenda mejor la operaci¨®n que intenta el autor madrile?o con La noche detenida, primer Premio de Novela Ciudad de Torrevieja.

En la novela, un periodista, Miguel Chaves, recibe un encargo para hacer una serie de reportajes en Sarajevo. El encargo est¨¢ bien pagado y Chaves, que vive en Par¨ªs con una mujer que pr¨¢cticamente lo mantiene, no pierde la oportunidad de retomar un oficio, el periodismo, que un d¨ªa cambi¨® por el de un esperanzado estatus de novelista. En pocas p¨¢ginas, Reverte coloca a su protagonista en Sarajevo. All¨ª se reencuentra con viejos colegas de profesi¨®n y all¨ª conoce a Alma, la mujer de un hombre que se acerc¨® a ¨¦l en territorio croata para encargarle que le hiciera llegar unas provisiones y una carta. Entre descripciones r¨¢pidas del asedio serbio a la ciudad bosnia, el romance entre Miguel y Alma ocupa la mayor parte del relato.

Javier Reverte estuvo en Sa-

rajevo

en 1992. Esa experiencia la traslad¨® el autor a su libro Bienvenido al infierno. Ahora, la misma materia la convierte el autor de El sue?o de ?frica en tratamiento novel¨ªstico. Pero una novela no se convierte en tal s¨®lo porque a un asunto real le trufemos con situaciones, personas y nombres inventados. En una novela todo lo que acontezca ha de parecer producto de la imaginaci¨®n y de la capacidad del autor para ensamblar todas las partes de que consta esa totalidad llamada novela. Porque sino c¨®mo es posible que todo lo que se narra en La noche detenida parezca ya le¨ªdo en art¨ªculos y reportajes de peri¨®dicos. Y por qu¨¦ nos parece que la existencia de Alma est¨¢ concebida con la inconsistencia de un agregado sentimental, sin m¨¢s, teniendo en cuenta que nuestro h¨¦roe cae rendido no bien la ve, sin que se vea nunca ese proceso de lento y gozoso enganche amoroso que una historia como ¨¦sa se merece. Aqu¨ª todo se produce con demasiada rapidez, el enamoramiento juvenil del protagonista, la infidelidad de la hero¨ªna, la separaci¨®n de los fugaces amantes. Insisto, en La noche detenida nada parece una transfiguraci¨®n novel¨ªstica. Voy a dar un ejemplo: en un momento determinado el narrador, que es el propio Miguel, dice lo siguiente: 'Siempre he cre¨ªdo que las ciudades tienen alma propia'. Suponiendo que nunca se haya dicho esto sobre las ciudades, que creo que se ha dicho, lo que importa ya no es si se ha dicho o no, sino que parezca una sentencia nueva. Con esta novela no sabemos nada que ya no conozcamos sobre la tragedia de Sarajevo. Y de Alma y Miguel, tampoco, salvo que se aman seg¨²n nos lo cuenta Reverte.