Irreconocible Athletic

Un Espanyol rebosante y estimulado por la irrupci¨®n de Paulo Sousa dio cuenta del Athletic m¨¢s fantasmag¨®rico que se haya visto en Barcelona en los ¨²ltimos tiempos. El jugador portugu¨¦s, un fichaje invernal de lujo que por impedimentos f¨ªsicos no apareci¨® hasta ayer en el equipo titular, imparti¨® una lecci¨®n sobre c¨®mo manejar las riendas y marcar los tiempos. El conjunto bilbaino, que no remat¨® ni una sola vez entre los tres palos, se vio superado en todos los aspectos. Estuvo blando y contemplativo, irreconocible. Ni siquiera las bajas de Guerrero, Urzaiz y Alkiza permiten explicar su pobre actuaci¨®n.

El centro del campo vasco se arrug¨® cada vez que fue presionado. Carlos Garc¨ªa y Orbaiz se vieron ampliamente superados por el espinazo del Espanyol, muy compensado con el trabajo ¨ªmprobo de ?lex Fern¨¢ndez y el sentido del juego de Sousa. La inconsistencia de la defensa del Athletic qued¨® en evidencia con una cadencia sorprendente. Cada carrera de Pacheco, cada embestida de Tamudo, cada llegada de De Lucas o Roger..., todo lo que hiciera el Espanyol alcanzaba para desarreglar el cuarto trasero del cuadro de Heynckes.

Si el Espanyol no redonde¨® la goleada fue por su falta de acierto en el instante final, especialmente por parte de Roger, que no tuvo su mejor d¨ªa y envi¨® altos dos remates francos en una fase en la que el Athletic estuvo al borde del colapso. Y, por supuesto, incluido en el d¨¦ficit rematador blanquiazul el penalti que Tamudo se invent¨® en un forcejeo con Lacruz, pero que el propio capit¨¢n blanquiazul ejecut¨® de manera que dio tiempo a que Lafuente atrapara el bal¨®n.

Minutos antes fue precisamente Lafuente quien facilit¨® la labor del Espanyol. Se trag¨® un lanzamiento desde fuera del ¨¢rea de Ricardo. El lateral encontr¨® v¨ªa libre por el flanco derecho. Sin que el acoso de Lacruz llegara a impedirlo, tuvo tiempo para acomodarse el bal¨®n de la diestra a la zurda antes de conectar un disparo -nada del otro mundo y que dio un par de botes antes de llegar a la l¨ªnea de gol-, pero que Lafuente s¨®lo acert¨® a tocar sin eficacia.

El gol no caus¨® reacci¨®n alguna en el Athletic. Prosigui¨® con una lasitud desesperante, como si diera por hecho que el empate fuera a llegar en alg¨²n zurriagazo lejano de Yeste o de Tiko o en una acci¨®n a bal¨®n parado. Ni lo uno ni lo otro. Concedi¨® nuevas ocasiones hasta que lleg¨® el segundo gol en un lanzamiento de falta de De Lucas, que redonde¨® la racha blanquiazul: cuatro triunfos y tres empates en los ¨²ltimos siete partidos.