Operaci¨®n casta y dos toreros a hombros
Sali¨® el toro, aunque por edad era novillo. Sali¨® el toro, digo, encastado, con temperamento, con genio. M¨¢s que brava, la novillada de Fuente Ymbro tuvo eso, casta y raza para dar, tomar y regalar. Movilidad, en todo caso. Porque ninguno de los seis claudic¨® en la muleta; todo lo contrario, se vienieron descaradamente arriba. S¨®lo el que hizo cuarto lleg¨® como m¨¢s apagado al ¨²ltimo tercio, pero no por defecto de condici¨®n, sino por el tremendo porrazo que se peg¨® en el primer muletazo.
Novillada, en fin, con mucho que torear. De las que llaman la atenci¨®n de todo el mundo. En el ruedo no cab¨ªa un despiste, porque se pod¨ªa pagar caro. Y en el tendido, la afici¨®n se frotaba los ojos ante tan inesperado derroche de casta y raza.
Ymbro / Sanz, Tejela, Jim¨¦nez
Seis novillos de Fuente Ymbro, bien presentados. Destacaron por su trap¨ªo los tres ¨²ltimos. Muy encastados. Al 2? se le dio la vuelta al ruedo en el arrastre. ?scar Sanz: estocada (vuelta); pinchazo, media traserilla -aviso- y dos descabellos (silencio). Mat¨ªas Tejela: estocada (dos orejas); pinchazo -aviso- y estocada ca¨ªda (saludos). C¨¦sar Jim¨¦nez: Pinchazo y casi entera (oreja); media ca¨ªda (oreja). Plaza de Valencia, 11 de marzo. 3? de feria. Casi media entrada.
De los seis, el segundo de la tarde fue todo un espect¨¢culo en el tercio final. No fue bravo en varas -la novillada no pele¨® con estilo en el caballo-, incluso sali¨® despistado del segundo puyazo, desentendido de ¨¦l. Novillo incluso al que se le pod¨ªa calificar de mansito. Pero una verdadera m¨¢quina de embestir a la muleta. Tuvo fijeza, prontitud, se com¨ªa el enga?o. Y, adem¨¢s, por los dos pitones. Novillo para manos expertas y coraz¨®n dispuesto. Los que puso en pr¨¢ctica Mat¨ªas Tejela. Ya se dej¨® ver en el torero quite por chicuelinas, pero faltaba el examen definitivo. Un examen de grado. De salir con notable alto o de suspenso y con la cabeza gacha. Apost¨® con seguridad el novillero. Firme, inteligente, le puso conocimiento a la l¨ªdia y no dud¨® en bajar la mano y poder con la pujanza del novillo. Control¨® la velocidad del animal, es decir, le respondi¨® con temple. La faena, muy ligada, no tuvo pausas. No cab¨ªa respiro. Toda ella en el platillo. Donde no hay ventajas para el torero y s¨ª mucho riesgo. Novillo para desbordar a cualquiera. El remate a esa vibrante labor fue una estocada, entrando lento y dejando el estoque en toda la yema. Triunfo leg¨ªtimo. Y vuelta al ruedo para el encastado novillo.
El sexto, un toro en toda la regla, no lleg¨® al mismo nivel que el segundo, pero le falt¨® poco. Tuvo incluso una mejor condici¨®n, pues fue el que con m¨¢s estilo se emple¨® en el caballo, empujando, aunque con la cara alta. Otro novillo con el motor a tope y, tambi¨¦n, de los que no perdonan un m¨ªnimo error. Hab¨ªa que aguantar las tremendas embestidas. C¨¦sar Jim¨¦nez, muy puesto y, sobre todo, con una seguridad pasmosa, tambi¨¦n plante¨® la faena en la boca de riego. Faena de peso espec¨ªfico y con llegada al tendido. No era lo mismo ese mismo novillo por el pit¨®n izquierdo. Por ah¨ª result¨® molesto.
Del resto de la novillada se combin¨® la casta, la raza, el genio y hasta alg¨²n punto de violencia. Pero todo dentro de un absoluto inter¨¦s. ?scar Sanz dej¨® al descubierto sus carencias t¨¦cnicas, su escaso bagaje. Salpic¨® muletazos con porte con otros momentos en los que se agobi¨®. Su primero tuvo viaje por el derechjo y cort¨® por el izquierdo. El cuarto acus¨® el porrazo, pero tuvo una gran vocaci¨®n de embestir. El quinto sac¨® genio. No tuvo entrega en la muleta, aunque su intensa movilidad propici¨® que la muy larga faena de Tejela no perdiera inter¨¦s. Una labor justificada, aunque sin limpieza.
El tercero tambi¨¦n tuvo motor y raza. Manse¨® en varas y destap¨® en la muleta una pizca de genio, que hizo que C¨¦sar Jim¨¦nez no encontrara del todo el sitio. Se sali¨® el torero de su estilo para levantar una faena que tuvo demasiados altibajos.
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