El mito y el rumor
HASTA CIERTO punto, la biograf¨ªa siempre es autobiograf¨ªa; no hay raz¨®n para enga?arnos diciendo que no es as¨ª. 'Desapasionada', 'objetiva'... ¨¦stos son los adjetivos m¨¢s frecuentemente esgrimidos por cr¨ªticos y editores en sus carpetas de prensa. Pero somos nosotros los bi¨®grafos los que m¨¢s nos enga?amos.
Con Gaud¨ª, como tema, tuve, naturalmente, mucha suerte en potencia. Pr¨¢cticamente todos sus documentos hab¨ªan sido destruidos al principio de la guerra civil, lo cual me dejaba un amplio margen para manipular todo el mito y el rumor que rodeaba a este hombre extraordinario. Si de verdad quer¨ªa, pod¨ªa recrear todo el chismorreo y reinventar el personaje a imagen m¨ªa. La suciedad y el fango son una buena base, y siempre venden libros. Eso fue lo que me sugiri¨®, s¨®lo una vez, alguien a quien hasta ese momento hab¨ªa respetado por su integridad.
'Inv¨¦ntatelo, convi¨¦rtele en homosexual... ?Qui¨¦n podr¨ªa refutarlo?'. Nadie. Naturalmente, ten¨ªa toda la raz¨®n. Pero, en lugar de eso, decid¨ª intentar acercarme a la verdad.
Durante cinco a?os enteros estuve viviendo con Gaud¨ª. Durante cinco largos a?os viv¨ª con su curiosa y apasionada personalidad. Y durante cinco largos a?os tuve que compartir su fe. Aunque puede que mis amigos segovianos les digan lo contrario, no creo que me haya hecho ning¨²n mal. Empec¨¦ siendo ateo y ahora descubro que soy un agn¨®stico en busca de un Dios. ?Ha sido culpa suya? No lo s¨¦. Pero lo que s¨ª s¨¦ es que a trav¨¦s de Gaud¨ª he aprendido muchas cosas sobre los prejuicios.
?Pero de d¨®nde vienen todos los prejuicios? ?Por qu¨¦ es Gaud¨ª tan universalmente popular, y aun as¨ª los historiadores serios de la arquitectura le tratan como una especie de aberraci¨®n, y a menudo como poco m¨¢s que una broma sin gracia? ?Por qu¨¦ en los ¨²ltimos 50 a?os s¨®lo ha habido una exposici¨®n de Gaud¨ª en Estados Unidos y ni una sola en el Reino Unido? ?C¨®mo puede ser que en el a?o de Gaud¨ª haya sido imposible encontrar a un patrocinador importante para realizar un documental completo y en condiciones sobre Gaud¨ª el genio, el arquitecto y el posible futuro santo? Mal momento. No hay historia. Falta de inter¨¦s de la gente. No hay dinero en televisi¨®n. ?Cu¨¢l es la siguiente excusa que tendr¨¦ que o¨ªr? Podr¨ªa tom¨¢rmelo como algo personal. Y Gaud¨ª tambi¨¦n. Pero ninguno de los dos volveremos a ir nunca a las reuniones de programaci¨®n. No somos m¨¢s que el tema del documental: el bi¨®grafo presentador y el genio de la arquitectura.
Pero por Dios, si los genios de la arquitectura se pueden contar con los dedos de una mano. No se dan con mucha frecuencia. Prax¨ªteles... Palladio... ?Y qui¨¦n m¨¢s? ?Lloyd Wright tal vez? ?Qu¨¦ problema hay con Gaud¨ª? ?Son sus edificios? ?O quiz¨¢ es su espinosa personalidad lo que echa para atr¨¢s a tanta gente?
Despu¨¦s de escribir su biograf¨ªa, ser¨ªa el primero en admitir que Gaud¨ª jam¨¢s estar¨ªa entre los primeros de la lista de personas que invitar¨ªa a cenar si tuviera intenci¨®n de pasar una noche divertida. Era un tost¨®n, siempre con lo mismo... La arquitectura y la Iglesia eran sus ¨²nicos temas de conversaci¨®n. ?Pero se debe su falta de atractivo a algo tan intr¨ªnsecamente banal? Por supuesto que no. Sospecho que la aut¨¦ntica aversi¨®n por Gaud¨ª tiene un origen mucho m¨¢s profundo.
S¨®lo se nos pod¨ªa ocurrir a nosotros los protestantes inventarnos los conceptos gemelos socialmente divisores del arte de alta y de baja alcurnia. Buen gusto, mal gusto. Un estilo para la ¨¦lite, otro para el pueblo. Qu¨¦ invento modernista tan rid¨ªculo.
Para un artista cat¨®lico, la cuesti¨®n de c¨®mo producir 'buen' arte es mucho m¨¢s simple. ?Funciona? ?Y funciona para la mayor¨ªa? ?Es la obra sometida a examen una m¨¢quina eficaz para la fe?
Con este fin, Gaud¨ª estaba dispuesto a utilizar todos los trucos sucios y populistas del manual. Usurpaba descaradamente toda aportaci¨®n kitsch, desde el cine hasta el circo, pasando por la fiesta popular y las verbenas de pueblo. No se cortaba ante nada. Todo pod¨ªa servir. Lo que Gaud¨ª desafi¨® con la Sagrada Familia era el mundo del buen gusto. Y eso, para un protestante, es un pecado capital.
Gijs Van Hensbergen es autor de la biograf¨ªa Antoni Gaud¨ª (Plaza & Jan¨¦s).
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