La nimiedad gu¨ªa las cosas
Reconciliaciones que son despedidas, evocaci¨®n de encuentros que nunca sucedieron, di¨¢logos con los ausentes, vagas alucinaciones sonoras, cierta difusa aceptaci¨®n de la l¨®gica del delirio, cartas que son la intrahistoria de otras cartas jam¨¢s escritas: los textos que conforman Se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s tarde, aunque sometidos al g¨¦nero epistolar, est¨¢n gobernados por la ambig¨¹edad, y su efecto mayor es el equ¨ªvoco, un tema siempre preferente en la literatura de Tabucchi. La carta es un mensajero equ¨ªvoco y parece provenir, dice el escritor en el Post-scriptum que cierra el libro, de un universo imaginario, y por tanto es razonable pensar que ha sido enviada por un desconocido. Con estos presupuestos, el autor de Sostiene Pereira ha regresado a un estilo menos enfatizado por el compromiso social y a lo que se podr¨ªa apodar novela sin orillas, ya que esta Novela en forma de cartas, as¨ª subtitulada, se desplaza y reanuda su curso en cada nuevo cap¨ªtulo, como si fuera una novela imposible de escribir.
SE EST? HACIENDO CADA VEZ M?S TARDE
Antonio Tabucchi
Traducci¨®n de
Carlos Gumpert
Anagrama. Barcelona, 2002
266 p¨¢ginas. 14 euros
Todas las cartas se nutren de un similar aire de familia, aunque pueden leerse independientemente. Esto genera en el lector la objeci¨®n general de no saber con respecto a qu¨¦ novela han sido reunidas. En realidad, todo parece obedecer a una indagaci¨®n, guiada por la nimiedad -aspecto ¨¦ste muy recurrente que circula, a manera de cansancio metaf¨ªsico, por cada una de las cartas-, sobre los territorios morales derivados del amor que abocan en el rencor, el resentimiento, la nostalgia y la a?oranza. Tabucchi es un maestro en la percepci¨®n de los sustratos ilusorios de la realidad, y sus personajes, que se definen por mantenerse en el extrav¨ªo, se aferran a sus mundos imaginarios, a la ilusi¨®n no corrompida, con el fin no declarado de sustraerse al declive de los afectos. Estas cartas -que Tabucchi se resiste a considerar cuentos- son piezas inconexas, simulan ser ep¨ªstolas de amor, y acaso lo son, pero de un modo m¨¢s de solicitud de lo nunca logrado que de lo ciertamente vivido, lo que no les confiere unidad estructural. De ah¨ª que llamar novela a este agavillamiento de misivas sea una broma, ingeniosa, sin duda, para mantener al lector en una deficiencia semejante a la que sufren los remitentes, que adolecen, sobre todo, de un extrovertido exceso de representaci¨®n.
La vida es subrepticia, se dice
en El r¨ªo, y 'raramente saca a la superficie sus razones'. En las 17 cartas de este volumen hay un compromiso con la carencia de sentido de la vida. Pero no hay melancol¨ªa ni resignaci¨®n, pues ¨¦stas se soslayan por la delectaci¨®n en la sensualidad, en general inventada o imaginaria, y por la vivaz recreaci¨®n en el paisaje, que aqu¨ª cobra un protagonismo m¨¢s preciso que los recuerdos, que no cesan de modificar la memoria inestable de estos remitentes que son voces desaparecidas que alguna vez formaron parte del mundo real, y al emitirse de nuevo se expanden solitarias hacia la nada, sin esperar otra respuesta que la infelicidad an¨®nima que les protege del dolor. Se est¨¢ haciendo cada vez m¨¢s tarde es un libro desconcertante, que exige una lectura parsimoniosa, pues en su refinada utilizaci¨®n del tiempo narrativo, en sus juegos seductores con otra vida probable e imposible, 'que habiendo debido ser, ya ha sido', propone una inmersi¨®n en las zonas m¨¢s discrepantes del alma humana, ah¨ª donde las palabras son las cosas, y a las cosas las gu¨ªa la nimiedad, el absurdo o el delirio.
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