Realidad inh¨®spita y lucidez
En 1974, a?o en que Javier Egea (Granada, 1952-1999) publica Serena luz del viento, su primer libro po¨¦tico, salen a la luz Museo de cera, de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez, y Variaciones y figuras sobre un tema de La Bruy¨¨re, de Guillermo Carnero, dos libros m¨¢s que expresivos del momento po¨¦tico, marcado por un fuerte culturalismo, que se viv¨ªa en Espa?a. El libro de Egea, que ya estaba escrito en 1972, a?o en que obtuvo el acc¨¦sit al Premio Garc¨ªa Lorca, se desmarcaba de la est¨¦tica dominante, y la desafiaba en dos ¨¢mbitos: en el de la b¨²squeda de un lenguaje despojado y, a la vez, revelador, nuevo; en el de la mirada hacia el mundo, que se proyecta no desde el conformismo impl¨ªcito de la poes¨ªa nov¨ªsima m¨¢s caracterizada, sino desde el desacuerdo y la cr¨ªtica hacia una realidad llena de puntos oscuros, de carencias.
CONTRA LA SOLEDAD
Javier Egea Edici¨®n de Pedro Ruiz P¨¦rez DVD. Barcelona, 2002 204 p¨¢ginas. 12 euros
'Y me mantengo firme gracias a ti, poes¨ªa, / peque?o pueblo en armas contra la soledad'. Estos versos fueron hijos de Granada, de la Granada en tr¨¢nsito hacia la libertad de los primeros a?os ochenta. Pertenecen al soneto Po¨¦tica, de Javier Egea, una actualizaci¨®n cr¨ªtica del poema que Juan Ram¨®n Jim¨¦nez ('vino primero pura / vestida de inocencia / y la am¨¦ como un ni?o') escribi¨® en su libro Eternidades, y le han servido a Pedro Ruiz P¨¦rez, prologuista y editor, para dar t¨ªtulo a este necesario y bien estructurado volumen. Contra la soledad se divide en dos grandes bloques: el primero, lo constituye una Antolog¨ªa de la poes¨ªa de Egea y el segundo, con el t¨ªtulo Coram populo, una colecci¨®n de poemas, textos cr¨ªticos, evocaciones y homenajes de diversos poetas y cr¨ªticos que act¨²an a modo de prolongaci¨®n de la Antolog¨ªa. ?sta tiene una estructuraci¨®n tem¨¢tica y, en cada uno de los cap¨ªtulos, los poemas van ordenados cronol¨®gicamente. Si estructura y ordenaci¨®n ayudan a un acercamiento racional a la poes¨ªa de Egea, los poemas borran fronteras y se ofrecen al lector como espacios de lenguaje en los que, de manera dial¨¦ctica, todas las obsesiones que dan t¨ªtulo a cada apartado conviven o se enfrentan. El amor, concebido, dig¨¢moslo en un t¨¦rmino acu?ado por Juan Carlos Rodr¨ªguez, como una 'construcci¨®n hist¨®rica' en la que el yo -y la amada- est¨¢ hecho tambi¨¦n de experiencia colectiva, la historia como lugar de la vida, de la memoria y de todos los imaginarios posibles (incluso el hoy tan desacreditado de la utop¨ªa), la poes¨ªa como hecho de lenguaje y hecho moral ('mas quisimos su cuerpo sobre las escombreras / porque tambi¨¦n manchase su ropa en la tardanza / de luz y libertad'), la noche como met¨¢fora de la muerte, de la soledad, del silencio. Si bien los referentes m¨¢s visibles de la poes¨ªa de Egea est¨¢n en Antonio Machado, en el Alberti m¨¢s entra?ado, en el m¨¢s oscuro Garc¨ªa Lorca, en el Miguel Hern¨¢ndez de arte menor, en Gil de Biedma, hay un libro emblem¨¢tico cuya presencia respira en buena parte de sus textos: Las cenizas de Gramsci, de Pasolini. Si de los primeros, Egea asimila y procesa la s¨ªntesis entre la poes¨ªa popular y el intimismo condicionado por lo hist¨®rico, del escritor y cineasta italiano recoge una actitud ante el mundo marcada por la complejidad de la mirada: una suerte de marxismo heterodoxo en el que caben el irracionalismo y la realidad de los sue?os, sobre un hilo conductor reconocible, de origen realista. Egea ha sido, quiz¨¢, uno de los pocos poetas (quiz¨¢ el ¨²nico) de su generaci¨®n que asumi¨® sin complejos, incluso hasta trasladarla al poema y darle una dimensi¨®n nueva, la terminolog¨ªa propia de la teor¨ªa y la pr¨¢ctica pol¨ªticas. T¨ªtulos como Leer 'El Capital' o Materialismo eres t¨², inconcebibles desde un planteamiento po¨¦tico est¨¦tico-culturalista, expresan esa voluntad de incorporar al discurso l¨ªrico materiales que las po¨¦ticas dominantes consideraban bastardos.
M¨¢s all¨¢ de las circunstancias biogr¨¢ficas que llevaron a Egea, en 1999, al suicidio, esa elecci¨®n fue, por s¨ª misma, un acto de marginaci¨®n que situ¨® su obra, sobre todo en relaci¨®n con la poes¨ªa figurativa que sucedi¨® al primer impulso de la otra sentimentalidad, en un espacio tambi¨¦n marginal. Su ausencia en la mayor¨ªa de las antolog¨ªas de la etapa probablemente tenga que ver con ello. A pesar de sus m¨¦ritos literarios y a pesar de la opini¨®n que Pedro Ruiz P¨¦rez vierte en el pr¨®logo: 'Una marginalidad en la que el poeta quiso situarse no como una huida, sino para buscarse en los otros'.
Aunque en Contra la soledad se recogen poemas de los ocho libros que public¨®, hemos de resaltar que lo m¨¢s relevante e intenso de su obra se recoge en tres libros emblem¨¢ticos: Paseo de los tristes (1982), Troppo mare (1982) y Raro de luna (1990). Si en el primero consagra la ciudad (Granada) como espacio de la memoria y del amor, en el segundo convierte el mar en una met¨¢fora de la historia, siempre en movimiento, y en el ¨²ltimo hace de la b¨²squeda de un inconsciente, en la frontera donde lo racional y lo irracional, la vida y la muerte, conviven, el eje de su propuesta.
La poes¨ªa de Javier Egea est¨¢ hecha de inconformismo. La lectura de sus textos nos sit¨²a en un territorio de insatisfacci¨®n y b¨²squeda. En el lenguaje y en el mundo que el lenguaje intenta modificar. La iron¨ªa, convertida en humor en algunos casos, la memoria, la ciudad, sus calles, sus paseos, sus atardeceres, sus habitaciones, sus hoteles s¨®rdidos, constituyen, en la obra de este infortunado poeta, piezas esenciales de la desoladora constataci¨®n de algo que Juan Carlos Rodr¨ªguez destaca en su particular homenaje: para el sujeto po¨¦tico de Egea 'el amor es imposible en un mundo imposible'.
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