?Viva la 'mani' de los 'girotondos'!
Me dice el amigo gallego y encima intelectual: '?Qui¨¦n carajo se invent¨® eso de cavaliere, si es una especie de Atila?'. Lo cierto es que, a pesar de sus camisas italianas, formato milan¨¦s y manicura de artista hollywoodiense -creo que en manicura s¨®lo le supera Duran i Lleida, ?qu¨¦ manos las suyas!-, Berlusconi no es para nada un ser civilizado. En todo caso no lo es en los t¨¦rminos de profundo arraigo democr¨¢tico y tinte culto que el concepto ten¨ªa hasta el momento. M¨¢s bien parece un burdo mercader enriquecido que, nacido para la competencia salvaje, s¨®lo entiende las leyes de la selva. Probablemente por eso selvatiza las leyes hasta convertirlas en papel higi¨¦nico de sus propias miserias. '?Viva la legalidad!', dicen que grita la izquierda en Italia, porque precisamente eso es lo que Berlusconi desprecia: la legalidad democr¨¢tica. Y por eso mismo sus coincidencias con Aznar son tantas, entre ellas, y como m¨¢s sonora estos d¨ªas, su desprecio por los movimientos europeos cr¨ªticos con el modelo m¨¢s agresivo de Europa. Quiz¨¢ s¨®lo se diferencian en el nulo sentido del humor que tiene, como buen castellano viejo, el ¨ªnclito Aznar, necesitado de criminalizar, Batasuna en mano, a todo el mundo que es cr¨ªtico con ¨¦l. Berlusconi es m¨¢s ingenioso, quiz¨¢ porque siglos de cultura italiana se le pegan incluso al m¨¢s bruto. E ingenio en mano nos ha soltado su frase de desprecio a los miles de manifestantes sindicalistas del jueves pasado: 'Estos profesionales del girotondo [una especie de sardana, dir¨ªamos en traducci¨®n muy, pero que muy libre] han encontrado la manera de pasar la vida alegremente siempre haciendo fiesta'. ?S¨ª se?or! Unos, los empresarios salvajes, trabajan, dan empleo, levantan riqueza, hacen avanzar la ciencia, y los otros, los cr¨ªticos de siempre, los levantabroncas, los indolentes, los pesados, los rom¨¢nticos de pacotilla, los tontos a las tres, ¨¦sos se pasan el d¨ªa de fiesta en fiesta callejera. Hasta deben de alargar su indolencia por la noche botell¨®n en mano... ?Qu¨¦ magn¨ªfica expresi¨®n del manique¨ªsmo m¨¢s voraz y, a la par, m¨¢s aterrador! El mundo dividido entre los ricos de manicura y los sindicalistas de calle ocupada, los buenos y los malos, el orden y el caos, la creaci¨®n de riqueza y la subversi¨®n de pobreza.
?Qu¨¦ magn¨ªfica expresi¨®n que tanto nos dice de lo poco democr¨¢tico que llega a ser quien lo dice! ?Y a¨²n hay quien se extra?e de que los l¨ªderes m¨¢s l¨²cidos y, a la par, m¨¢s honestos quieran salir a la calle? A pesar de que mi muy amigo Joan B. Culla entienda como equ¨ªvoco lo de Maragall, estoy en la otra punta del an¨¢lisis: lo ¨²nico inequ¨ªvoco es estar al otro lado de los despachos de los Berlusconis, en plena sinton¨ªa con los sectores cr¨ªticos, sensibles y progresistas. ?Contradictorio el discurso de Maragall? Lo contradictorio es tener vocaci¨®n social y salir en la foto con Berlusconi. Para nada.
La manifestaci¨®n. Como servidora no tiene las dudas metaf¨ªsicas de Francesc de Carreras, atenazado entre el ser y el no ser de su quiz¨¢ olvidada alma progresista, no s¨®lo estoy por salir a la calle, sino que adem¨¢s estoy por mostrar un impertinente orgullo por esa ocupaci¨®n callejera. Primer motivo: para defender Europa. A pesar de que esos nuevos fan¨¢ticos del europe¨ªsmo -la reconversi¨®n europea del ideario berlusconiaznarista parece un milagro de F¨¢tima- hagan esfuerzos por secuestrar a Europa y darle una ¨²nica definici¨®n posible, la Europa que algunos entendemos se ha forjado m¨¢s en la calle que en los despachos, y la memoria de esa historia de avance cr¨ªtico ha dado voz a los individuos tanto como ha respetado a las minor¨ªas. ?Por Dios! Estamos en la cuna de los valores democr¨¢ticos, en el paisaje donde se ha forjado la cultura de la solidaridad, la preocupaci¨®n social, el paquete de derechos humanos que lavan un poco la cara al mundo. ?Vamos a permitir que el discurso m¨¢s desalmado de lo econ¨®mico barra de un escobazo la legitimidad de la preocupaci¨®n social? Ante la Europa bunkerizada, la Europa que cre¨® las ideolog¨ªas ut¨®picas, luch¨® por los derechos de los trabajadores, estableci¨® los derechos de la mujer, cre¨® el Estado de bienestar y, con sus muchas miserias, levant¨® las pocas grandezas que nos permiten no morirnos de verg¨¹enza. Me niego a ceder Europa a esos Berlusconis de nuevo cu?o que tienen de respeto democr¨¢tico lo que mi madre tiene de duquesa de Alba.
M¨¢s: salir a la calle porque sin el corrector social el capital tiende al salvajismo, a la voracidad, al despotismo inhumano. A la violencia. Y s¨ª, he dicho violencia con toda la intenci¨®n. Porque empieza a ser hora de decir que el capital que usa ni?os esclavos del Tercer Mundo, que engrosa sus cuentas de explotaci¨®n a base de la miseria de los m¨¢s miserables, que se aprovecha del dumping social y que destruye la sostenibilidad del planeta es el movimiento m¨¢s violento de todos los violentos que existen. El m¨¢s terrorista. Habr¨ªa que incluirle en el eje del mal, versi¨®n desprotegidos de la Tierra.
Y m¨¢s, m¨¢s porque la globalizaci¨®n sin alma es el retorno a la caverna con un a?adido terrible: el abismo entre el mundo rico y el mundo pobre se acelera brutalmente. A pesar de ser profesionales del girotondo, todo el d¨ªa de fiesta, hemos sido los festivos los que hemos escrito la historia y sin esa fiesta de la lucha por la justicia los Berlusconis a¨²n tendr¨ªan ni?os trabajando en sus f¨¢bricas de Mil¨¢n. Ahora los tienen en el sureste asi¨¢tico, y por ello ser europeo significa ser ciudadano del mundo. Y por ello tambi¨¦n saldremos a la calle algunos y algunas: por Europa. Por esa Europa que es paisaje del mundo y quiere otro paisaje. Por esa Europa que nada tiene que ver con los b¨²nkeres donde la econom¨ªa es el alma y los valores se cuentan en t¨¦rminos de beneficio econ¨®mico. Aprendimos de Duran Farell que el mercado sin alma humana es la selva. Y contra la ley de la selva saldremos hoy a manifestarnos.
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