Am¨¦n
Los que, como Azurmendi, mencionan la intolerancia de ciertas religiones para acusar a las sociedades multiculturales de ser antidemocr¨¢ticas recurren siempre al mismo ejemplo: ?es justo -se preguntan- respetar en nombre de un supuesto multiculturalismo la ablaci¨®n del cl¨ªtoris o el simple sometimiento de la mujer? Para que dejen de repetir siempre la misma pregunta, sugiero otro ejemplo de dominaci¨®n cultural impune: el abuso que sufren en muchos colegios p¨²blicos andaluces los ni?os que no se apuntan a las clases de religi¨®n cat¨®lica. ?Es justo -podr¨ªan preguntarse a partir de ahora los Azurmendi y compa?¨ªa- respetar en nombre del multiculturalismo la sistem¨¢tica marginaci¨®n a la que son sometidos estos escolares?
El pasado lunes le¨ª en este peri¨®dico un art¨ªculo titulado Las cruces de la escuela p¨²blica, que se?alaba las dificultades para retirar los s¨ªmbolos cat¨®licos de algunos colegios y el injusto trato que reciben los alumnos que no asisten a los cursillos organizados por los obispos: durante esa hora son expulsados de su clase y retirados a una sala donde colorean esperando que pase el tiempo. De los cuatro atropellos a los no cat¨®licos que el art¨ªculo mencionaba como ejemplos, dos se hab¨ªan producido en escuelas andaluzas.
Los socialistas ya se han destacado aqu¨ª por su ferviente resurrecci¨®n de las tradiciones cat¨®licas, por lo que no caben sorpresas; pero su cobarde pasividad en este asunto nos recuerda hasta d¨®nde ser¨ªan capaces de tragar si alguna vez regresan a la Moncloa. Al lado de sus hist¨¦ricas declaraciones contra la rev¨¢lida y de sus vehementes promesas de una reforma m¨¢s justa del bachillerato conviene colocar su renuncia a defender el laicismo de las escuelas que gestionan.
Todos sabemos que existen unos delirantes acuerdos que obligan a incluir propaganda cat¨®lica en el programa escolar. Pese a todo, si a este desangelado PSOE le quedara algo de su fundador, Chaves ya se hubiera apresurado a mitigar -como ha hecho con la LOU- los efectos del concordato. Para proteger los derechos de los alumnos no cat¨®licos bastar¨ªa una circular que obligara a cumplir un detalle pr¨¢ctico de gran contenido simb¨®lico: que sean los asistentes a los cursillos patrocinados por el Vaticano quienes abandonen el aula o se queden en el colegio despu¨¦s de las clases.
Frecuentemente se publican cartas de padres agn¨®sticos que se quejan de su injusta situaci¨®n. Por su parte, los directores se escudan en la escasez de espacio y en los muchos asistentes a los cursos formativos de los cat¨®licos para echar de clase a los ni?os que no lo son. Estoy seguro sin embargo de que los padres de los primeros aceptar¨ªan con resignaci¨®n que sus hijos recibieran la catequesis apilados o sufriendo incomodidades, como hicieron confortados por la fe los primeros santos de su iglesia. Pero Chaves, que es muy devoto de Nuestra Se?ora de la Modernizaci¨®n Andaluza, no parece dispuesto a tomarse en serio viejas exigencias socialistas como la de una escuela verdaderamente laica. Debe de ser que ha echado cuentas y que quienes dicen ser cat¨®licos constituyen una considerable parte de su clientela.
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