El R¨¦gimen
Hace unos d¨ªas, aparec¨ªa un art¨ªculo de opini¨®n en este peri¨®dico en el que se nos explicaba porqu¨¦ el Gobierno actual es cada vez m¨¢s el R¨¦gimen. En efecto, aspira a penetrar todos los aspectos de la sociedad: medios de comunicaci¨®n afines o comprados por medio de adictos, empresas privatizadas limpiamente pero despu¨¦s de haber colocado a adeptos al tim¨®n, etc. Creo que se les escap¨® un detalle: la censura. Suena fuerte, pero es la triste realidad.
Aparte de ver c¨®mo nuestros medios p¨²blicos, los de todos, se convierten en los del r¨¦gimen y sus profesionales se ven afectados, se coarta la posibilidad de expresi¨®n de los ciudadanos. Sigo desde hace lustros Radio Nacional porque nunca se sabe muy bien qu¨¦ mano negra est¨¢ detr¨¢s de las privadas y porque detesto la publicidad que trufa sus noticiarios y programas. Y tambi¨¦n por sus programas excelentes, con grandes profesionales e interesantes invitados. Pero nunca en mis largos a?os como oyente he visto tanta manipulaci¨®n en informaci¨®n y opini¨®n, y va a m¨¢s. Desde los nuevos directores de los noticiarios matutinos de Radio 1 a la tertulia de los laborables, en las que se coloca a los defensores de la causa. Pr¨¢cticamente todos los tertulianos est¨¢n en plantilla de Abc o de El Mundo, como si no hubiera m¨¢s diarios. Que vociferen es casi lo de menos; que vapuleen al l¨ªder de la oposici¨®n es lo habitual (otros son, simplemente, despreciados); que abrumen las llamadas a ministros o asimilables es hasta esperable; que cuando llamen a otros el tono de la entrevista cambie es descarado; que nos impongan su pensamiento ¨²nico es terrible; que generalicen y crispen contra los inmigrantes, los estudiantes o simplemente los diferentes y acallen las voces discrepantes o diversas es inadmisible. Y los pocos oyentes disconformes que logran salir a antena tienen suerte si no les ponen de vuelta y media o les pisan la voz.
Como contribuyente, pero sobre todo como ciudadano, estoy m¨¢s que harto. En un medio privado lo veo mal; en uno p¨²blico es catastr¨®fico. Lo dicho, el r¨¦gimen.
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