'Entrar en la Academia es una gran sorpresa. Creo que mi se?or padre se hubiera alegrado'
Claudio Guill¨¦n es desde ayer miembro de la Real Academia Espa?ola. Su candidatura obtuvo m¨¢s de dos tercios de los votos en la primera ronda. Triling¨¹e, ensayista y gran especialista espa?ol en literatura comparada, Guill¨¦n aportar¨¢ a la Academia su esp¨ªritu cosmopolita y su finura intelectual. Conoce bien el fen¨®meno del spanglish, 'natural como la vida', y le ocupa, pero no le preocupa, la reacci¨®n de sus amigos 'izquierdosos' ante su ingreso en la instituci¨®n.
'Vivimos muy desviados de un proyecto de futuro serio, y con una amnesia tremenda'
El ensayista y doctor en Literatura Comparada por Harvard Claudio Guill¨¦n (Par¨ªs, 1924) es desde ayer miembro de la Real Academia Espa?ola. Su candidatura, que presentaron Emilio Lorenzo, Emilio Lled¨® y Luis Goytisolo, logr¨® el respaldo necesario en la segunda votaci¨®n y Guill¨¦n ocupar¨¢ el sill¨®n m, que dej¨® vacante Rafael Alvarado, fallecido en abril de 2001.
Voluntario durante tres a?os en las Fuerzas Francesas Libres, Guill¨¦n ha sido profesor en universidades como Colonia y Princeton; catedr¨¢tico en California, Harvard y, tras su regreso del exilio en 1983, la Aut¨®noma de Barcelona y la Pompeu Fabra (em¨¦rito). Los nueve folios de su curr¨ªculo est¨¢n repletos de distinciones, publicaciones (libros, ediciones, art¨ªculos) en distintos idiomas sobre un sinf¨ªn de asuntos, cargos administrativos y editoriales. En 1999, logr¨® el Premio Nacional de Ensayo por su libro M¨²ltiples moradas (Tusquets).
Ayer, horas antes de la votaci¨®n, el hijo de la francesa Germain Cahen y de Jorge Guill¨¦n (Valladolid, 1893-M¨¢laga, 1984), el gran poeta y cr¨ªtico literario de la generaci¨®n del 27, habl¨® sobre la Academia, el exilio, el biling¨¹ismo y la cultura espa?ola.
Pregunta. Usted siempre se ha pronunciado contra la cultura organizada. ?Qu¨¦ supone su incorporaci¨®n a la RAE, una instituci¨®n establecida y con fama de conservadora?
Respuesta. Esa fama es verdadera. ?Pero qu¨¦ hace uno? ?No tratar de contribuir a su evoluci¨®n? Creo que la evoluci¨®n de la Academia ha sido muy positiva. Tras la guerra, con D¨¢maso Alonso como director, entraron Vicente Aleixandre y Gerardo Diego. Luego, Carlos Bouso?o y Claudio Rodr¨ªguez. Despu¨¦s, Pepe Hierro y Paco Brines. Y, en mi campo, gente como L¨¢zaro Carreter o Francisco Rico. Por no hablar de los novelistas que han llegado despu¨¦s. En ese sentido, es un honor. No puede ser otra cosa. Adem¨¢s, me parece que est¨¢ haciendo cosas importantes, como la coordinaci¨®n con las Academias de Am¨¦rica para dar coherencia al castellano que se habla en Estados Unidos. Pero se puede aspirar a hacerlo mejor, y quiz¨¢ esa aspiraci¨®n haga sentirse mejor a los amigos izquierdosos...
P. ?Fue una sorpresa que le propusieran?
R. S¨¦ que ha sido una sorpresa para muchos, pero todav¨ªa lo ha sido m¨¢s para m¨ª. ?La vida es imprevisible! Nunca se me pas¨® por la cabeza, y probablemente tampoco pas¨® por la de mi se?or padre. ?sta es una de esas cosas que influye sobre el futuro y sobre el pasado, que colorean la vida anterior. ?Estaba toda mi vida condenada a esto?
P. ?Le preocupa que sea as¨ª?
R. Me tiene ocupado. Pero hay que resolverlo sin entregarse demasiado a lo que ocurre, tratando de que las procesiones sigan yendo por dentro.
P. ?Ataca la Academia a la vanidad?
R. Siempre he presumido de modesto y quiero seguir presumiendo. Otra cosa es ininteligente. Hace poco he escrito en un librillo que cuando la soberbia y la inteligencia van de la mano, una de las dos acaba empeque?eci¨¦ndose.
P. ?Y qu¨¦ cree que pensar¨ªa su 'se?or padre' si le viera ahora?
R. Le hubiera alegrado. Las cosas han cambiado mucho desde que en los a?os veinte su generaci¨®n elevara la bandera de G¨®ngora contra el establishment cultural que era la RAE. Lo que pasa es que ¨¦l tuvo una enorme capacidad de no dispersi¨®n. No particip¨® en nada, ning¨²n club ni asociaci¨®n. La Universidad, la poes¨ªa y sus amigos. De haber sido vasco no le hubiera convenido la menor pe?a gastron¨®mica. Fue as¨ª hasta el fin de su vida. No acept¨® ni un honoris causa. S¨®lo el Cervantes en 1976, el primero que daba la democracia, creo que una semana antes de que se legalizara el PCE. En fin, creo que se habr¨ªa alegrado.
P. ?Y qu¨¦ piensa que le van a pedir los acad¨¦micos que haga?
R. No tengo idea, no conozco ni los entresijos ni los sijos. Es posible que hayan pensado que me vincule al trabajo sobre el spanglish, ya que he vivido tanto tiempo en Estados Unidos y tengo amigos all¨ª.
P. El biling¨¹ismo es un fen¨®meno que crece sin parar.
R. Es un fen¨®meno muy interesante porque lo que hablan los chicanos representa la realidad de la vida, que es multiling¨¹e incluso desde tiempos primitivos, como demostr¨® L¨¦vy-Strauss con los abor¨ªgenes australianos. La literatura y el periodismo le obligan a vivir con una sola lengua. Pero lo natural es el biling¨¹ismo.
P. ?Y qu¨¦ aplicaciones espec¨ªficas puede tener en la RAE su especialidad, la literatura comparada?
R. No sabr¨ªa decirlo. Como triling¨¹e, vivo los extranjerismos muy de cerca. Cuando entra un galicismo siempre lo sigo, y veo que en seis meses pasa de rareza a costumbre. En eso puedo ayudar. Tambi¨¦n podr¨ªa ocuparme de las publicaciones de la casa, tengo algo de experiencia en cuidar textos. En fin, s¨¦ que no puedo convertir a la Academia en punta de lanza de la revoluci¨®n, pero s¨ª me gustar¨ªa pensar que puedo representar a la segunda generaci¨®n de exiliados, a los hijos de Pedro Salinas, Carlos Blanco Aguinaga o Manuel Dur¨¢n, que no volvieron, o, entre los que volvieron, a Tom¨¢s Segovia y Juan Marichal...
P. Gente de una talla extraordinaria que Espa?a se perdi¨®...
R. Si cogi¨¦ramos el escalaf¨®n de catedr¨¢ticos del a?o 36 ver¨ªamos que cuatro quintas partes se fueron de Espa?a. Entre los hijos de los exiliados ha habido mucha gente de primera fila. Se despobl¨® la cultura y la intelectualidad, con las excepciones que he se?alado antes, y en M¨¦xico, Estados Unidos, Argentina se form¨® un mundillo cultural y cient¨ªfico de primer orden, de una calidad extraordinaria. Los hijos respiraban ese ambiente. La segunda generaci¨®n fue m¨¢s diasp¨®rica (si existe la palabra) que de exilio. Igual que los jud¨ªos, hablaban dos o tres lenguas.
P. O sea que el exilio espa?ol se parec¨ªa mucho al europeo...
R. No se pueden distinguir. Eran lo mismo. All¨ª estaban Marcuse, Panofski, Welleck... Esos grandes emigrados del fascismo y el nazismo se mezclaron con los maestros espa?oles (Am¨¦rico Castro, Amado Alonso y tantos otros...) para elevar el nivel de las universidades americanas, que tuvieron el talento de recibirlos. Y, claro, hubo muchos que no volvieron. Cernuda, Altolaguirre, Salinas... Y grandes cient¨ªficos, y antrop¨®logos, y juristas, y editores...
P. Y as¨ª nos fue a nosotros...
R. Era un desequilibrio muy fuerte. Aunque algunos de los que estaban aqu¨ª, como Lapesa o La¨ªn, trabajaron fuerte y con gran nivel.
P. Usted volvi¨® en el 83. ?C¨®mo ha visto cambiar a la cultura espa?ola en estos 20 a?os?
R. El pa¨ªs est¨¢ desconocido. Se ha desarrollado extraordinariamente desde el punto de vista de las costumbres y la cultura. Sin duda. Hay personas de primer orden en muchos campos, escritores, artistas, pensadores como Savater cuya calidad no se puede subestimar. Al mismo tiempo, comprendo a Sempr¨²n cuando dice que el pa¨ªs est¨¢ desorientado, que necesita un revulsivo. Es dif¨ªcil explicar lo que le falta. Tal vez m¨¢s seriedad. Vargas Llosa dice que vivimos tiempos fr¨ªvolos. Es dif¨ªcil subrayar esas declaraciones porque o pareces pretencioso o despectivo. Pero vivimos muy desviados de un proyecto de futuro serio, con una amnesia hist¨®rica y pol¨ªtica tremenda. La transici¨®n trajo la paz y tambi¨¦n trajo esa amnesia que fue como un rechazo de los problemas y las ideas. En muchos campos hay una voluntad de no pensar. Nos invade el nacionalismo m¨¢s trivial, el provincianismo. Estamos hechos unos pardillos frente a Europa... No pretendo ser pretencioso, pero tampoco quiero chuparme el dedo.
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