La nueva guerra contra la telara?a terrorista
Seg¨²n los estrategas de EE UU, la victoria depende menos del poder de las bombas que de la informaci¨®n
Para John Arquilla, te¨®rico de la doctrina militar que facilit¨® la victoria de Estados Unidos en Afganist¨¢n, la red Al Qaeda podr¨ªa ganar la guerra si consigue armas nucleares o biol¨®gicas. Impedirlo es una prioridad. Para lograrlo, sin embargo, hace falta llevar una guerra de nuevo tipo, una guerra de redes o NetWar. No se est¨¢ haciendo.
Se conoce el papel decisivo que jugaron en Afganist¨¢n las peque?as unidades de fuerzas especiales conectadas por radio con bombarderos capaces de arrojar un diluvio de fuego sobre objetivos m¨®viles. Pero m¨¢s que los aparatos sofisticados, lo que les dio la victoria es una doctrina militar, el swarming.
Literalmente, swarm quiere decir enjambre, pero la imagen aplicada a ciertas propiedades de la revoluci¨®n digital invoca el hormigueo y la proliferaci¨®n temporal. El swarming de los militares -el despliegue de peque?os grupos de hombres conectados entre s¨ª y con la aviaci¨®n- ha sido inventado por John Arquilla, ex marine y profesor de una universidad militar, el Naval Postgraduate College de Monterrey, en California, y por David Ronfeldt, investigador en la Rand Corporation de Los ?ngeles.
El swarming es una guerrilla a la potencia n. No implica el uso de las armas m¨¢s poderosas, ya que, seg¨²n cifras oficiales citadas por Arquilla, cerca de un 60% de las bombas lanzadas sobre Afganist¨¢n proven¨ªan de B52 'dos veces m¨¢s viejos que sus pilotos'. 'Todas las nuevas tecnolog¨ªas del mundo llevan a la cat¨¢strofe si no est¨¢n coordinadas por una buena doctrina y una forma apropiada de organizaci¨®n', afirma Arquilla. 'Esto es lo que pas¨® en Vietnam'.
En la NetWar anunciada por Arquilla y Ronfeldt desde 1993, la victoria depende menos del poder de las bombas que de la informaci¨®n y la comunicaci¨®n, lo cual 'favorece y fortalece a las organizaciones en red frente a las jer¨¢rquicas' como son los ej¨¦rcitos tradicionales. Tambi¨¦n dicen que quien gana es 'quien tiene la mejor historia y no la bomba de mayor tama?o'.
Arquilla estima que un 90% del esfuerzo de EE UU en el actual conflicto consiste en operaciones militares que implican a Estados. Lo cual se entiende en la medida en la cual 'sabemos bien c¨®mo relacionarnos con Estados-naciones, no as¨ª con las redes'. El riesgo es que se pueden haber equivocado de victoria al aplastar a los talibanes, que se encontraban a la cabeza de un Estado, y dejar huir a buena parte de Al Qaeda, que persiste como red.
Hasta la destrucci¨®n de una de sus principales bases de operaci¨®n podr¨ªa tener efectos negativos. Arquilla est¨¢ convencido de que no se debe destruir de entrada el santuario de una red: 'Permite saber todo lo que se refiere a ella. Si capturo el santuario, se va a esconder en lugares que puedo no encontrar nunca. Hay que buscar en el mundo entero'. Algunos de los aliados de Estados Unidos tienen experiencia en este tipo de lucha: Italia con la Mafia, Singapur con los piratas del sureste de Asia, Francia con las redes fundamentalistas argelinas y Espa?a con ETA. 'Tienen un mundo de experiencia en la guerra contra redes', estima Arquilla, 'de la cual Estados Unidos puede y debe aprender'.
'Si Al Qaeda consigue armas nucleares ganar¨¢ esta guerra', afirma Arquilla. 'Una detonaci¨®n pondr¨ªa fin a cualquier sentido de superpotencia americana o de liderazgo mundial, en Am¨¦rica y en el resto del mundo'.
Se abre una nueva era. 'No nos preocupa el hecho de que Rusia tenga miles de cabezas nucleares porque podemos tomar represalias', recuerda Arquilla. Pero no podemos mandar bombas nucleares contra una red no estatal con c¨¦lulas y nodos en el mundo entero'. Las imposibles represalias vuelven imposible la disuasi¨®n. Y basta con una bomba peque?a que cabe en una maleta y puede ser transportada en uno de los miles de contenedores que llegan cada d¨ªa a EE UU.
'Prevenir la difusi¨®n de armas de destrucci¨®n masiva a los terroristas debe ser nuestro objetivo prioritario', insiste Arquilla, pero su estrategia para lograrlo, frente a Irak entre otros, es muy distinta a la de George W. Bush.
Arquilla considera que cualquier operaci¨®n para derribar a Sadam Husein puede fracasar y alentar un acercamiento con Al Qaeda. Prefiere negociar con ¨¦l. 'Debe darle seguridad absoluta al resto del mundo de que no tiene armas de destrucci¨®n masiva, que no est¨¢ maniobrando para adquirirlas y que permitir¨¢ una total y completa inspecci¨®n continua'. A cambio de lo cual EE UU y sus aliados podr¨ªan comprometerse a no derribarlo. 'Es una elecci¨®n dif¨ªcil, pero confundir a Husein en el poder con el asunto de las armas de destrucci¨®n masiva es un error estrat¨¦gico', precisa. Permitir que se quede es una peque?a concesi¨®n, ya que est¨¢ en el poder y que en caso de derrumbamiento 'Occidente tendr¨ªa que ocupar a Irak por tiempo indefinido, medido sin duda alguna en decenios'.
En cualquier guerra, la pregunta de fondo es ?c¨®mo salir de ella? Cuando la formul¨® frente a 'gente de muy alto nivel' Arquilla recibi¨® la respuesta siguiente: 'La ¨²nica salida de esta guerra es la muerte de todos los terroristas'. Algo que ¨¦l considera 'altamente problem¨¢tico' despu¨¦s de lo que pas¨® en Afganist¨¢n. Las otras posibilidades ser¨ªan una victoria de la red fundamentalista o una proliferaci¨®n de este tipo de organizaci¨®n.
Para evitarlo, Arquilla y Ronfeldt proponen dedicarle mayor esfuerzo a 'la implementaci¨®n de estrategias no militares en direcci¨®n de actores no estatales' y en particular de las redes de la sociedad civil global. 'Las ONG est¨¢n en una posici¨®n ¨²nica para respetar a ambos lados y actuar como un puente de comunicaci¨®n'. La primera lecci¨®n de la NetWar indica que hay que organizarse en red para luchar contra una red. 'Pero tenemos que reconocer que mientras m¨¢s recurrimos a la fuerza de manera indiscriminada m¨¢s dif¨ªcil resultar¨¢ crear redes de cooperaci¨®n. Es el reto estrat¨¦gico de esta guerra'. El estratega no vacila en afirmar que ser¨ªa preferible para Estados Unidos insertar sus acciones en un marco colectivo, 'hasta el punto donde requiere un consenso antes de llevar a cabo una acci¨®n militar, como en cualquier coalici¨®n cl¨¢sica'.
Al Qaeda, red de redes
En el t¨¢ndem Arquilla-Ronfeldt, el primero es especialista en la guerra y el segundo, en las redes. Para Ronfeldt, Al Qaeda 'domin¨® el arte de establecer contactos con otros grupos y de atarlos los unos a los otros'. Se trata de una 'red de redes' en la cual la organizaci¨®n de Bin Laden es fuente de doctrina y de recursos. Ronfeldt piensa que la destrucci¨®n de Al Qaeda reducir¨ªa el terrorismo 'por un tiempo', lo cual es 'un objetivo v¨¢lido'. 'Pero algo diferente se volver¨¢ a constituir, de la misma manera que el desmembramiento de los carteles de la droga m¨¢s importantes de Colombia no ha puesto fin al narcotr¨¢fico. O que el cierre de Napster llev¨® a la proliferaci¨®n de grupos m¨¢s dif¨ªciles de controlar'. Una de las dificultades de la guerra contra una red es que no se sabe cu¨¢ntos nodos o c¨¦lulas hace falta destruir para incapacitarla. El an¨¢lisis tradicional estima que con un 30% de bajas humanas o materiales 'la cohesi¨®n militar se desmorona'. Una red puede seguir funcionando con p¨¦rdidas dos veces mayores, estiman Arquilla y Ronfeldt, 'en parte porque algunos nodos ni se enteran del da?o y el efecto de desgaste no es el mismo'. Ronfeldt piensa que se puede limitar el terrorismo con medidas econ¨®micas. Pero precisa que la ola actual no viene de la pobreza. Las motivaciones de Bin Laden o Mohamed Atta provienen m¨¢s de un sentido de 'desastre absoluto'. 'Su mundo ha sido pisoteado por fuerzas exteriores como Estados Unidos, pero tambi¨¦n por partes de su propia sociedad. S¨¦ que la pol¨ªtica de EE UU puede enfrentarse con las penurias. No s¨¦ si puede aliviar, por lo menos no f¨¢cilmente, este sentido de desastre absoluto'.
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