Carta de Arafat
En carta, fechada en T¨²nez, el 12 de mayo de 1994, Yaser Arafat me escrib¨ªa: 'Este acuerdo [Autonom¨ªa Palestina] necesita el apoyo de todos, hasta que culmine en una paz justa y duradera para el pueblo palestino, que le ayude a construir su futuro'. Sin embargo, ahora, asistimos a su exterminio, en el envilecimiento del Estado de Israel. Las percepciones van de la complicidad a la impotencia, del estupor a la tolerancia. De Ariel Sharon es el reino del terrorismo de Estado, desde la carnicer¨ªa de Sabra y Chatila, que revalida, con el pl¨¢cet de Bush, la debilidad pol¨ªtica de la UE y el desprecio a las resoluciones de las NU. La ocupaci¨®n militar de los territorios palestinos no es peor que el abuso de los asentamientos jud¨ªos en los mismos territorios, reducidos a guetos. Del holocausto, se quedaron con el verdugo: la c¨¢mara de gas, por la crueldad de un ej¨¦rcito poderoso frente a las piedras y las armas ligeras de los ni?os y los milicianos palestinos. Ariel Sharon se venga as¨ª de quienes despojaron de tierra y hogar. Con su actitud, no s¨®lo ha pretendido involucrar a todos los hebreos en cr¨ªmenes contra la humanidad, sino que est¨¢ fomentando un peligroso antisemitismo. Mientras, en Ramala, Yaser Arafat soporta un asedio inclemente, que la comunidad internacional no debe consentir. Un estado de atrocidades as¨ª, llev¨® a Saramago al exabrupto de una comparaci¨®n hiperb¨®lica, pero que devino, al fin, revulsivo para que muchos, recuperaran memoria y conciencia. La brutalidad ejercida por Israel, puede ser ya irreversible.
En la referida carta tambi¨¦n afirmaba Arafat: 'El hist¨®rico acuerdo es la victoria de la voluntad de paz y de los largos esfuerzos hechos por todos nosotros, y por todos los amantes de la libertad y de la justicia, que esperamos garantice la libertad y la independencia de nuestro pueblo y el bienestar de los pueblos de Oriente Pr¨®ximo'. Pero, quiz¨¢ para ello, hoy sea necesario que Sharon le tome el relevo a Milosevic, en el banquillo del tribunal de La Haya. ?Echamos una mano?
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