Cuento triste contado con gracia
Este original filme hispano-argentino lleva dentro una comedia que cuenta con alegr¨ªa un cuento triste. Ocurre en escenarios del fin del mundo, en el sur del sur argentino, y su tono es c¨¢lido, su trazo delicado y con precisas definiciones de personajes, como el que borda Ingrid Rubio y otros m¨¢s breves y veloces, como el empleado de la farmacia, el mec¨¢nico, el taxista, la enfermera y, sobre todo, la estupenda puta pluriempleada, que se multiplica en cicerone, curandera, psicoanalista, confesora, maestra, mam¨¢, hechicera, ginec¨®loga, comadrona, ¨¢ngel de la guarda y, con todo este equipaje a cuestas, casi enviada del mism¨ªsimo Dios.
Hay en el relato en off de la pel¨ªcula algunas ca¨ªdas, completamente innecesarias, en los alrededores del amaneramiento literario y en la frase brillantona y redicha, pero estas debilidades de expresi¨®n son compensadas con creces por la luminosidad y la viveza de los personajes, que diluyen su perfil literario en el fluido, tan nebuloso y sin embargo tan f¨¢cil de reconocer en una pantalla, que llamamos encanto, esa delicada y m¨¢gica simpat¨ªa que brota de los suaves juegos de paradoja que aqu¨ª urde y combina con soltura y sagacidad el director y (con Emiliano Torres) guionista argentino Daniel Burman.
La construcci¨®n bien medida, la buena dosificaci¨®n de la aventura y el atinado despliegue de las ramificaciones de ¨¦sta, que son parte del armaz¨®n de una comedia bien construida y el combustible para su funcionamiento, son virtudes perceptibles en esta divertida pel¨ªcula sobre la libertad y la bondad, sobre el desamparo y la soledad, en la que se juega con la percepci¨®n dulce de la melancol¨ªa y la muerte consideradas como territorios de nacimiento del amor. Y hay busca de distinci¨®n, voluntad de estilo en cada encuadre y en cada escena de este filme sobre el vuelo de algunos ¨¢ngeles de este mundo cuyo aleteo percibimos en el buen ritmo de la secuencia y en la solidaridad que despiertan los int¨¦rpretes.
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