El desdoble valenciano
La palabra desdoble la pone de moda Zapatero en su nueva alternativa para la educaci¨®n y significa, sin duda, desdoblamiento. Pero cuando una palabra se pone de moda en pol¨ªtica tiende a generalizarse, salta de un problema a otro, porque los pol¨ªticos tienen poco tiempo y practican el ahorro cognitivo. Por eso hay que suponer que los ¨²ltimos acontecimientos valencianos son un desdoble pol¨ªtico y as¨ª habr¨¢ que interpretarlos. Seg¨²n parece, Joan Ignasi Pla se desdobla en Cipri¨¤ Ciscar y Eduardo Zaplana en Francisco Camps. Pero ya se sabe, cuando Valencia se desdobla es que Madrid se multiplica.
Ser¨ªa injusto negar que tanto Ciscar como Camps tienen personalidad propia, m¨¦ritos adquiridos y autonom¨ªa individual. En consecuencia, sus decisiones les pertenecen plenamente y no hay nada que objetar a que uno quiera ser candidato por el PSPV y el otro, de momento, delegado del Gobierno. Pero tambi¨¦n representan a otras fuerzas, aunque no lo sepan o no quieran admitirlo. Bajo este punto de vista, ambos tienen algo de missi dominici, de enviados del se?or o de los se?ores de otras luchas, delegados de alg¨²n gobierno o poder. Son desdobles pol¨ªticos de una partida m¨²ltiple.
Al margen de sus razones, Ciscar es un enviado del pasado. Su apuesta significa que los viejos tiempos no han desaparecido del todo y su triunfo, m¨¢s o menos probable, ser¨ªa la demostraci¨®n de que ese pasado puede reverdecer. Si en Valencia es posible, tambi¨¦n podr¨ªa serlo en otros pa¨ªses, tierras y provincias, lugares todos que estar¨¢n muy pendientes de lo que ocurra para poner en marcha sus propios planes. Mientras tanto, cada vez est¨¢ m¨¢s claro que a medida que se acercan las pr¨®ximas elecciones generales, m¨¢s se le desdoblan los problemas a Zapatero.
Camps, por el contrario, es un enviado del futuro que, como todos los futuros, est¨¢ cargado de promesas pero tambi¨¦n de incertidumbre. As¨ª como Ciscar tiene que competir con Pla para demostrar algo, Camps tiene que demostrar que Zaplana ya no es imprescindible en este gobierno y as¨ª dejarlo libre para otros destinos. Uno aqu¨ª y el otro all¨ª. Desde luego, es una misi¨®n arriesgada porque no todo depende de su esfuerzo, ya que se puede asegurar la plaza de aqu¨ª pero fracasar en conseguir el destino de all¨ª. Es decir, que el desdoble de Camps se podr¨ªa convertir en un art¨ªstico pero interminable pas de deux.
No creo que exista ninguna mente maravillosa que sea capaz de abarcar todas las posibilidades de este juego no cooperativo. Las posibilidades son m¨²ltiples, porque no tiene nada que ver un enfrentamiento pol¨ªtico entre Pla y Camps, que otro entre Ciscar y Zaplana, por no pensar en un Pla contra Zaplana o imaginar un Camps frente a Ciscar. El simple hecho de enumerarlos produce aut¨¦ntica apat¨ªa pol¨ªtica, es preferible que nos sorprendan.
Teniendo en cuenta que toda duplicaci¨®n tiende a repetirse, todav¨ªa es posible que aparezcan otros nombres para complicar un poco m¨¢s la situaci¨®n y, por otra parte, con todos los derechos. En cualquier caso y se mire por donde se mire, lo ¨²nico que est¨¢ claro de momento es que el actual desdoble valenciano no es nada m¨¢s, en el fondo, que un pasodoble madrile?o.
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