Escritores en Palestina
Entre las diversas misiones que se est¨¢n personando en el conflicto palestino-israel¨ª en busca de una salida, un testimonio, una presi¨®n para mediar en esa situaci¨®n insostenible, est¨¢ la visita de la delegaci¨®n del Parlamento de Escritores. Posiblemente, el Parlamento de Escritores es uno de los foros donde a¨²n se sostiene de manera dignamente corporativa la figura del escritor comprometido, sometida en la actualidad a tanta apreciaci¨®n esc¨¦ptica. Los escritores se han movido sin duda con su mejor intenci¨®n -y su mejor ego, eso es inevitable-, pero las desafortunadas declaraciones de uno de sus miembros ha dejado casi en rid¨ªculo la presencia de esa delegaci¨®n.
Evidentemente, son muchas las acusaciones que hoy pueden dirigirse a los israel¨ªes; sin embargo, la de planear un holocausto en la medida que lo hizo el Tercer Reich es inadmisible. No obstante, ser¨ªa malo perder de vista algunas de las caracter¨ªsticas de la fundaci¨®n del Estado de Israel. Quien recuerde aquella excelente pel¨ªcula de Otto Preminger, Exodus, no habr¨¢ olvidado el conflicto entre los sionistas extremistas del Irgum y los moderados de Ben Gurion que establece el eje dram¨¢tico del filme. La voladura del hotel Rey David en el 46 por los que hoy ser¨ªan denominados terroristas fue, seg¨²n ellos, una acci¨®n de 'luchadores por la naci¨®n'. Se trataba de forzar por la v¨ªa r¨¢pida el reconocimiento de Israel y, si no estoy mal informado, uno de los dirigentes del Irgum era Menahem Begin, a?os m¨¢s tarde presidente del Estado. De 'luchadores por la libertad' se califican a s¨ª mismos los actualmente considerados terroristas palestinos.
Un escritor es un ciudadano como los dem¨¢s que se dedica a escribir. Su reconocimiento le concede el derecho a?adido de hablar con voz m¨¢s alta que la mayor¨ªa de sus conciudadanos, pero, por lo general, su formaci¨®n no es mayor que la de cualquiera de sus conciudadanos bien informados. Precisamente por eso, el escritor ha de saber poner su voz al servicio de causas nobles, pero, a su vez, ha de cuidarse m¨¢s que los dem¨¢s de decir simplezas. El escritor del que hablamos bien pudo apelar a la sensibilidad de un pueblo -el israel¨ª, marcado y herido por la di¨¢spora y el exterminio- para exigirle que aplicara solidariamente su dolor hacia otro pueblo al que empuja hacia la humillaci¨®n y la p¨¦rdida de la autoestima como es el palestino; pero de eso a acusarlo de organizar un holocausto palestino, por duros y despiadados que sean sus medios, hay un abismo. Un proveedor de palabras ha de utilizar ¨¦stas con m¨¢s atenci¨®n y cuidado.
Ahora bien, quisiera llamar tambi¨¦n la atenci¨®n sobre esa reacci¨®n israel¨ª consistente en retirar las obras de dicho autor de las librer¨ªas o en dejar de leerlas, sobre todo cuando, seg¨²n tengo entendido, la ¨²ltima de sus traducciones estaba teniendo una gran acogida en Israel. La pregunta que me hago es: ?acaso el libro ha dejado de significar lo que significaba para sus lectores israel¨ªes? ?Depende el valor y el sentido de una obra literaria de las declaraciones pol¨ªticas o sociales, o incluso sexuales, que un autor tome en cada momento de su vida?
Un libro es un ser aut¨®nomo que vive cada vez que un lector lo abre y lo lee y su existencia se manifiesta as¨ª; ya s¨¦ que resulta algo cursi este enunciado, pero es as¨ª de claro. No digo que la bondad de una obra dependa de que la lean, digo que una obra s¨®lo respira cuando alguien le insufla lectura, aunque sea uno s¨®lo, como el justo que No¨¦ negociaba con Dios en Sodoma. La decisi¨®n de retirar los libros de las librer¨ªas israel¨ªes es otro acto in¨²til de soberbia. ?Por qu¨¦ ha pasado a ser negado lo mismo que hace una hora era aceptado? Decidir sobre ese asunto es empezar a pensar tambi¨¦n en una soluci¨®n.
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