'Blade': mucha sangre, pero insuficiente para tanto vampiro
EL RITUAL PARA INVOCAR al dios de la sangre, La Magra, est¨¢ en su momento ¨¢lgido. Frost, un vampiro advenedizo, autoproclamado jefe de la comunidad vamp¨ªrica, se dispone a asumir todo el poder del consejo. Para oficiar la ceremonia necesita la sangre de 'aquel que puede ver la luz', es decir, de Blade (Wesley Snipes), un ser mitad humano mitad vampiro que re¨²ne lo mejor de ambas especies. En su particular cruzada, Blade, cazavampiros empedernido, va por ah¨ª disparando balas de plata y segando cuellos que es, como todo el mundo sabe, la ¨²nica forma de acabar con un vampiro.
En la escena culminante del filme, Blade (1998), la sangre de los vampiros del consejo mezclada con la de Blade fluye por unos laber¨ªnticos canales para llegar al techo de un templo vamp¨ªrico. S¨®lo un exhausto y disminuido Blade podr¨¢ hacer frente a la amenaza.
La sangre es un l¨ªquido viscoso constituido por c¨¦lulas y plasma, en un porcentaje variable. En una persona normal, el 42% del volumen de la sangre, de promedio, corresponde a c¨¦lulas (hematocrito). Que la sangre humana es un bien escaso da buena cuenta un sencillo c¨¢lculo que nos permite estimar el volumen de sangre existente. Para unos 6.000 millones de humanos, a raz¨®n de unos cinco litros por adulto, resultan unos 30.000 millones de litros. O lo que es lo mismo, 30 millones de metros c¨²bicos.
Esta cantidad del preciado l¨ªquido podr¨ªa contenerse en un campo de f¨²tbol (unos 10.000 metros cuadrados) rodeado de unas paredes de tres kil¨®metros de altura.
No debe extra?ar que la legi¨®n de vampiros que, seg¨²n el filme, campan a sus anchas por nuestro mundo hayan optado por un desarrollo sostenible. En vez de ir mordiendo al personal para extraer la dosis necesaria de fluido sangu¨ªneo para su subsistencia, se han provisto de un siervo humano al que van chupando de vez en cuando. Marcados como ganado y con la promesa de ingreso inminente en la orden vamp¨ªrica, son de uso exclusivo. Con ello evitan aumentar incontroladamente la poblaci¨®n de vampiros (recu¨¦rdese que cuando uno ha sido mordido se convierte en vampiro) y agotar la fuente de sustento. En eso son, por lo menos, m¨¢s precavidos que los humanos.
Lo m¨¢s llamativo de la escena comentada del filme es la aparente facilidad con que la sangre fluye por los canales sin ver alteradas sus propiedades f¨ªsicas, m¨¢s propia de un fluido como agua (coloreada, eso s¨ª) o suced¨¢neo.
Por un lado, los fluidos experimentan al moverse fuerzas de rozamiento o fuerzas viscosas. La fuerza necesaria para mover una capa o placa de fluido y contrarrestar este rozamiento es proporcional a su ¨¢rea y a la velocidad respecto de la capa inferior, e inversamente proporcional a su separaci¨®n.
La constante de proporcionalidad se denomina viscosidad y se mide en pascales por segundo. La sangre es varias veces m¨¢s viscosa que el agua: aproximadamente unas tres veces para un hematocrito normal. Esto significa que la sangre requiere el triple de presi¨®n que el agua para que circule por un tubo.
Por otro lado, otra de las prodigiosas propiedades de la sangre que la convierten en un fluido de dif¨ªcil imitaci¨®n es su capacidad de coagulaci¨®n. Cuando se rompe un vaso sangu¨ªneo (un corte, o, ya que estamos, el implacable mordisco de un vampiro) y resulta liberada, se desencadena un complejo proceso. En ¨¦l, intervienen multitud de sustancias (destaca el papel de los iones de calcio y de una prote¨ªna denominada protrombina) y culmina con la formaci¨®n de una red de hilos que constituyen el co¨¢gulo en el que quedan aprisionados los gl¨®bulos sangu¨ªneos y el plasma. La sangre ha perdido su fluidez.
El tiempo de coagulaci¨®n var¨ªa entre cinco y ocho minutos. Sin unas medidas f¨ªsico-qu¨ªmicas de conservaci¨®n, o, a no ser que nuestros vampiros padezcan alguna enfermedad (hemofilia, por ejemplo) que retarde la coagulaci¨®n, mucho nos tememos que el sangriento rito de invocaci¨®n no pueda llevarse a cabo. Claro que hablamos de sangre de vampiros y ¨¦sta, tal vez, no sea como la humana...
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