Dos espa?oles esperan brillar en el Augusta m¨¢s largo
Chema Olaz¨¢bal y Sergio Garc¨ªa, que a¨²n no ha hablado con Severiano Ballesteros, comentan sus posibilidades en el Masters
![Carlos Arribas](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe3f9d365-91a0-4554-a5c4-70f3bf1ea029.png?auth=e6426bc0be73ca7a1a032b8f3a5a8f5479303facc987fc5270aa197eb094c06b&width=100&height=100&smart=true)
Augusta, Georgia, campo del Augusta National Golf Club. Mi¨¦rcoles 10 de abril, v¨ªspera del Masters. Cielo nublado, calor h¨²medo, lluvias dispersas que ablandan los greens. Nueve de la ma?ana bajo el gran roble, el 'quercus virginiana' m¨¢s que centenario (fue plantado a finales de 1850) que protege la entrada de la casa club.
Dos espa?oles, uno veterano (36 a?os), dos chaquetas verdes y muy prudente, y otro joven (22 a?os), impaciente y ambicioso, creen que pueden ganar el Masters, el primer torneo grande de la temporada, que comienza hoy en un alargado (260 metros m¨¢s) campo de Augusta que espera a los largos pegadores, a los j¨®venes de la tierra, y a los artistas al mismo tiempo, a los jugadores de instinto maestros de los hierros medios y cortos. Bajo la sombra inevitable de Tiger Woods, el gran favorito, el hombre que busca su tercer Masters y convertirse en el tercer jugador, tras Jack Nicklaus y Nick Faldo, que gana el torneo de Augusta dos a?os seguidos, Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal y Sergio Garc¨ªa, entran en disquisiciones, por separado. Tambi¨¦n, al fondo, la figura de Seve Ballesteros, el espa?ol que conquist¨® el mundo en los 80 con su juventud y su arte.
'Cuando gan¨¦ mi primer grande, el Masters de 1994, ten¨ªa 28 a?os, pens¨¦ que era demasiado pronto todav¨ªa', recuerda Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal. 'Por aquellos tiempos se cre¨ªa que 30 a?os era la edad en que se pod¨ªa alcanzar el m¨¢ximo. Ahora, los jugadores j¨®venes vienen mejor preparados, f¨ªsica y mentalmente, pero da igual: los grandes los ganan golfistas que rondan los 30, con una excepci¨®n, claro, la de El Tigre, como antes lo fue Seve, que tambi¨¦n gan¨® un grande a los 22. Pero se trata de eso, de jugadores excepcionales, magn¨ªficos y fant¨¢sticos. As¨ª que no creo que se le pueda exigir a Sergio Garc¨ªa que gane el Masters a los 22, en su tercer a?o. Tiene el juego, es largo desde el tee y mueve muy bien la bola de derecha a izquierda y de izquierda a derecha, es muy bueno con los hierros y tambi¨¦n con el putt. Tiene el juego y ganas no le faltan, pero hay que esperar a que tenga paciencia, a que madure, a que conozca el campo para tomar las decisiones correctas en los momentos adecuados. 22 a?os no es nada'.
'Pues habr¨¢ que demostrar que no soy tan joven para ganar un grande', dice Garc¨ªa, bajo el roble, media hora despu¨¦s. 'Me siento con m¨¢s posibilidades que otros a?os porque la estoy pegando bien, porque he mejorado, porque soy m¨¢s paciente, me lo tomo con m¨¢s calma, me he hecho m¨¢s mayor, he mejorado en la forma de planificar el juego, pero eso no quiere decir que haya perdido mi sello: seguir¨¦ dando golpes arriesgados, aunque quiz¨¢s ahora no sea tan alocado'. Ha aprendido la lecci¨®n del a?o pasado, cuando no pas¨® el corte y lo achac¨® a la injusticia del campo, que no se port¨® bien con sus grandes golpes: ahora, quiz¨¢s, sabe, que es el jugador el que tiene que adaptarse a la realidad, que nadie es dios.
Olaz¨¢bal, que se siente m¨¢s tranquilo, calmado y sereno, habla de Sergio Garc¨ªa, y tambi¨¦n de s¨ª mismo, de sus posibilidades. Y por primera en sus 15 Masters se permite el lujo de decir que puede ganarlo. M¨¢s todav¨ªa: 'Si juego al nivel que puedo jugar tengo posibilidades en todos los torneos'. Sergio Garc¨ªa habla de s¨ª mismo, de los dem¨¢s un poco, de sus favoritos, Woods, Mickelson, Goosen, Els, ¨¦l mismo, Olaz¨¢bal... Y habla tambi¨¦n de Ballesteros, de la pol¨¦mica que mantiene enfrentados al mejor espa?ol de nunca y al joven que quiere ser mejor que ¨¦l.
'He visto a Ballesteros de lejos, pero no he hablado con ¨¦l', dice Garc¨ªa. 'Lo que hay que hacer es concentrarse en jugar al golf y dejarse de peque?eces. Si ¨¦l quiere aclararlo, que venga a hablar conmigo. Yo no voy a ir a ¨¦l'.
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