Bromas y pullas entre dos 'viejos' h¨¦roes
Nacieron a casi 300 kil¨®metros de distancia, pero bien pudieron ser gemelos. Sus carreras han discurrido por la misma senda, largu¨ªsima por cierto. Se conocieron hace mucho, cuando eran imberbes y ni siquiera pensaban ganarse la vida corriendo hasta la extenuaci¨®n. Desde entonces el destino se ha empe?ado en cruzarlos constantemente. Juntos han ofrecido algunos de los momentos m¨¢s memorables del atletismo espa?ol. Ahora que se han retirado, con 39 a?os, deben buscarse otra ocupaci¨®n, y en eso tambi¨¦n van de la mano. Su universidad ha sido el campo a trav¨¦s y a eso, al atletismo, seguir¨¢n dedic¨¢ndose.
De las muchas situaciones que han vivido juntos, esta semana han experimentado una nueva. Abel Ant¨®n tuvo el encargo de entrevistar a Mart¨ªn Fiz, compartiendo, sentados, un estudio de la Cadena SER en Vitoria. Lo suyo es la naturalidad. Por muchas entrevistas que hayan concedido, no han perdido el verbo directo y la candidez algo rural. La conversaci¨®n transcurre por el pasado, los ¨¦xitos, el fracaso e incluso los vaivenes en su relaci¨®n de amistad.
Mart¨ªn Fiz: 'Empec¨¦ en el marat¨®n porque los africanos me pasaban por todos los lados'
Abel Ant¨®n: 'Despu¨¦s de ganarte en el Mundial de Atenas tuvimos un a?o tenso'
Ant¨®n, soriano, campe¨®n del Mundo en Atenas en 1997, mantiene el tipo con el micr¨®fono, siempre pol¨ªticamente correcto. Fiz, buscando amenizar al oyente, llega a la provocaci¨®n y no le importa frivolizar. Pero siempre en medio de una enorme complicidad. Cuando echan la vista atr¨¢s, el alav¨¦s recuerda su primera carrera, aquel mes de mayo de 1976, 'en un colegio del pueblecito de Errekaleor, cerca de Vitoria'. 'Acab¨¦ und¨¦cimo'. Pero lo mejor de entonces eran las ansias por acudir a carreras en autob¨²s para 'dormir en casa de un vecino -ahora vamos en avi¨®n y a hoteles de cinco estrellas-, bailar, comer el bocata de chorizo o de nocilla que te preparaba tu madre y tambi¨¦n intentar ligar lo m¨¢ximo posible con la chica de tu colegio y, por supuesto, pasarlo bien'.
Fiz compagin¨® en un principio el atletismo con el f¨²tbol. Jugaba con Valverde (ex jugador del Athletic), hasta que las carreras le engancharon. 'Recuerdo una de las primeras salidas, a Soria. La carrera se llamaba Cross de Revilla y a todos los participantes les daban un chorizo en vez de un trofeo', dice Fiz. '?C¨®mo no me iba a acordar de aquello?', replica Ant¨®n. 'Ah¨ª gan¨¦ mi primer trofeo. Un a?o creo que coincidimos all¨ª. Pudo ser aquella la primera vez que nos enfrentamos'.
Enseguida rompen las hostilidades. Fiz aprovecha la m¨ªnima para sacar a colaci¨®n el asunto que le interesa: 'Seguro que te respet¨¦ y te dej¨¦ ganar', dice, 'no como t¨² en el Mundial de Atenas'. La pulla encierra broma y buen rollo, pero tambi¨¦n una gran espina que el maratoniano alav¨¦s nunca ha llegado a sacarse. Ant¨®n prefiere obviarlo, y volver al trofeo Revilla. Fiz, en cambio, insiste en lanzar bombas: 'A m¨ª me dijeron: ese chaval de Soria, con ese pantal¨®n corto, ¨¦se que tiene un parecido con don Quijote... d¨¦jale ganar'.
Ant¨®n, con esa correci¨®n supina a prueba de todo, trata de capear el trance con una flor: 'Yo, para dar el salto al marat¨®n, me fij¨¦ en ti'. Y se interesa por los motivos que llevaron a Fiz a pasar del cross al marat¨®n, en una edad ya avanzada. Y Fiz se sincera: 'Por una desilusi¨®n, un cabreo. En los Juegos de Barcelona s¨®lo fui semifinalista en 5.000 metros. Fue tal frustraci¨®n ver c¨®mo los atletas africanos me pasaban por todos los lados que decid¨ª pasarme a una distancia en la que pudiera tener m¨¢s ¨¦xitos de talla internacional. Me pas¨¦ al marat¨®n y, mientras que en 5.000 y 10.000 metros era el m¨¢s lento, en marat¨®n fui el m¨¢s r¨¢pido. Hasta que llegaste t¨²'.
Otra vez. Pero Ant¨®n, estoico, admite que a ¨¦l le ocurri¨® lo mismo, pero cuatro a?os despu¨¦s, en Atlanta. 'Me pasaron Gebreselassie y Tergat, y aquella imagen se me qued¨® grabada'.
Fiz, por una vez, se pone serio y se define a s¨ª mismo y a su entrevistador. 'Ant¨®n es el atleta de calidad. Yo soy el prototipo de atleta de marat¨®n, de sufrimiento. Es como si una gran marca de coche tiene un gran modelo que se vende poco (Abel Ant¨®n) y otra que vende much¨ªsimo (yo). Eres un F¨®rmula 1', le dice.
Llegados a ese punto, Abel Ant¨®n ya no tiene otro remedio que entrar en el tema, con may¨²sculas. Reconoce que su rivalidad, tan cacareada en los medios de comunicaci¨®n, fue real, no ficticia. 'Atenas fue una confrontaci¨®n entre sorianos y vitorianos. Tuvimos un a?o de una situaci¨®n tensa, l¨®gica tambi¨¦n, porque Mart¨ªn era en ese momento el ¨ªdolo de todos los espa?oles. Que llegase otra persona de casa y que le ganase no sent¨® bien a muchos, entre ellos a Mart¨ªn Fiz. Es l¨®gico. Pero, poco a poco, las circunstancias han cambiado y al final nos hemos dado cuenta de que eso hay que dejarlo atr¨¢s y la amistad es lo importante'. Aquella crisis entre hermanos no se hab¨ªa reconocido tan abiertamente hasta ahora.
Fiz, en el tramo m¨¢s serio de la conversaci¨®n, lo reafirma. 'Somos personas con dos palmos de seso y hemos demostrado que somos grandes amigos y grandes rivales'. Pero la tregua se acaba para el campe¨®n del Mundo de 1995 en Gotemburgo y campe¨®n de Europa en 1994, en Helsinki.Mart¨ªn Fiz recuerda los paralelismos en sus vidas y su profunda amistad, y vuelve a la carga: 'Nos hemos ido muchas veces de vacaciones juntos con las familias, aunque una vez que surgi¨® aquella rivalidad, tuvimos que cortarlo porque, claro, que se est¨¦n pegando los ni?os, las mujeres y los padres ser¨ªa un co?azo'. Ahora son otros tiempos, con ambos retirados, un momento para resarcir a sus esposas y recibir homenajes p¨²blicos. Y para comer chuletones, que falta les hace.
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