'?Que vuelven los de siempre!'
La toma del palacio de Miraflores por la muchedumbre y militares afectos a Ch¨¢vez fue clave en la derrota del golpe
El fracaso de la rebeli¨®n c¨ªvico castrense que el jueves estableci¨® una Administraci¨®n provisional en Venezuela demostr¨® que la proclamada ca¨ªda en picado de la popularidad de Hugo Ch¨¢vez entre los suyos tuvo mucho de espejismo. No signific¨®, desde luego, la pasividad de los cuarteles y de los pobres, mayor¨ªa en el padr¨®n electoral, frente a la autocracia y la disoluci¨®n de todos los poderes p¨²blicos decretados por el empresario Pedro Carmona, 'el cl¨¢sico plut¨®crata nacional', seg¨²n portavoces oficiales. La toma del palacio de Miraflores por la muchedumbre chavista y militares afectos a la Constituci¨®n Bolivariana fue clave en la derrota del golpe.
A los gritos de '?Vuelven los de siempre!', '?Vuelven los cogollos, y el viejo r¨¦gimen de ladrones!', las masivas concentraciones de apoyo al presidente fueron organizadas boca a boca ante el silencio de las grandes cadenas de televisi¨®n privadas, que controlaron sus flujos informativos para permitir la consolidaci¨®n del Gobierno interino y evitar que las movilizaciones prendieran en los cuarteles. Una consecuencia no deseada fue la pasividad de la oposici¨®n, que despu¨¦s de haber imperado en las calles de Caracas en anteriores manifestaciones permaneci¨® en sus casas, dejando el camino expedito a las airadas masas oficialistas.
Los promotores del derrocamiento del ex teniente coronel, principalmente la c¨²pula empresarial, la Confederaci¨®n de Trabajadores de Venezuela (CTV) y determinados medios de comunicaci¨®n menospreciaron los negativos efectos del primer decreto ley, el grado de adhesi¨®n castrense al caudillo Ch¨¢vez y la resistencia de sus cargos electos. Desde el fiscal general, Isa¨ªas Rodr¨ªguez, hasta el presidente del Congreso, William Lara, y los ministros en pleno, todos presentaron batalla. Tambi¨¦n debi¨® hacerlo el jefe de las Fuerzas Armadas, Efra¨ªn V¨¢squez, asediado por los militares leales al jefe de Estado y puesto contra la espada y la pared.
La correlaci¨®n de fuerzas en la calle y el miedo a una guerra civil o a la voladura del palacio de Gobierno decidieron en buena manera el comportamiento de los uniformados, angustiados y titubeando siempre. La torpeza del primer decreto de la Administraci¨®n interina, la c¨®lera de los habitantes de los cerros y el batall¨®n de paracaidistas de Maracay encendieron la espoleta. La asonada c¨ªvico militar fue malograda en buena medida por las implacables batidas policiales contra el chavismo del viernes y la ma?ana del s¨¢bado, por los abusos cometidos durante su desarrollo contra gentes inocentes de boina colorada y como consecuencia del primer texto de Carmona, nada integrador y redactado en sanedr¨ªn. Esos factores fueron la gasolina que prendieron las hogueras revolucionarias, la rabia de los manifestantes, convertidos muchos en hordas saqueadoras.
La presidencia de facto de Carmona, haciendo abstracci¨®n del m¨¦todo empleado en su consecuci¨®n, hab¨ªa reflejado las esperanzas de cambio y de tolerancia de aquellos venezolanos hartos de las bravuconadas e intransigencia atribuidas al ex teniente coronel ahora de regreso en Miraflores. Haciendo tabla rasa de las sucesivas victorias electorales del comandante, ignorando a los sindicatos de trabajadores y declar¨¢ndose autorizado para destituir a gobernadores y alcaldes, el decreto ley arras¨® con una Constituci¨®n aprobada en refer¨¦ndum. Todos los diputados y los jueces del Supremo fueron suspendidos.
Varios son los actores principales del drama vivido en Venezuela, y ninguno tan decisivo como la irrupci¨®n de la furia bolivariana. El alzamiento contra Ch¨¢vez hab¨ªa agrupado al grueso de los empresarios, sindicatos, clase media y alta, Iglesia y medios de comunicaci¨®n, y cont¨® con el refrendo de las Fuerzas Armadas cuando la masiva manifestaci¨®n del pasado jueves contra el Gobierno culmin¨® con una quincena de muertos sobre las calles de la capital.
Para evitar un mayor derramamiento de sangre, Ch¨¢vez fue detenido. Los manifestantes del s¨¢bado amenazaron con verterla a raudales si no lo liberaban y consiguieron reponer a los mandos sustituidos antes de que asumiera funciones Carmona. Ninguno de los promotores del cambio de Gobierno sali¨® en defensa del l¨ªder empresarial.
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