Los conspiradores contra Ch¨¢vez redactaron su primer decreto un d¨ªa antes del golpe
Constitucionalistas y abogados rechazaron un texto que finalmente hizo fracasar la intentona
Los promotores del golpe contra Hugo Ch¨¢vez estaban tan seguros de su derrocamiento que, seg¨²n las fuentes consultadas por este corresponsal, el borrador del primer decreto del Gobierno qued¨® redactado un d¨ªa antes de la matanza que, el pasado jueves, determin¨® la adhesi¨®n de la jefatura castrense a la rebeli¨®n civil y la detenci¨®n del presidente de Venezuela. Destacados juristas consultados por la arrogante derecha que se adue?o de la asonada rechazaron, sin ser escuchados, el borrador de un texto que acab¨® atropellando la Constituci¨®n.
El texto finalmente propuesto dot¨® al presidente de facto, Pedro Carmona, de poderes constituyentes, cerr¨® el Congreso y el Supremo y condujo a la retirada del apoyo dispensado al interinato por los cuarteles.
Independientemente de la vulneraci¨®n de la Carta Magna, aprobada en el refer¨¦ndum de diciembre de 2000, y de la ruptura del orden institucional, causada por el aborrecimiento inspirado por el presidente Ch¨¢vez y sus pol¨ªticas, el golpe fracas¨® por el c¨²mulo de torpezas, ambiciones, exclusiones y revanchas atribuidas al empresario petrolero Isaac P¨¦rez, de 32 a?os, empleador de Carmona, y a Daniel Romero, secretario del ex presidente Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, contra cuya presidencia lanz¨® un golpe en febrero de 1992 el teniente coronel Hugo Ch¨¢vez. La marginaci¨®n de la Confederaci¨®n de Trabajadores de Venezuela (CTV) fue uno de los m¨¢s notables fallos.
Pedro Carmona y sus patrocinadores, financieros tambi¨¦n de una operaci¨®n que oblig¨® a cuantiosos desembolsos, rechazaron, adem¨¢s, una variante que hubiera podido apuntillar al presidente: aprovechar la inminente creaci¨®n de un nuevo bloque parlamentario, dirigido por Luis Miquilena, que fue ministro de Justicia e Interior con Ch¨¢vez, y su mentor pol¨ªtico. Hubiera significado la fractura del gubernamental Movimiento Quinta Rep¨²blica (MVR) y la p¨¦rdida de la mayor¨ªa oficialista en el Congreso.
De alguna manera, las fuentes consultadas aventuran que la nueva mayor¨ªa opositora legitimar¨ªa el derrocamiento y un interinato donde estuvieran representadas la mayor¨ªa de las fuerzas vivas de Venezuela, desde los sindicatos hasta los partidos y la sociedad civil. Todos menos Ch¨¢vez. Quien habr¨ªa de ser el titular del Gobierno provisional establecido la madrugada del viernes, con el formal arropamiento de los sectores m¨¢s influyentes de la sociedad venezolana, se opuso para evitar que la nueva administraci¨®n naciera dependiendo de los votos de Miquilena, fiel de la balanza en el previsible escenario, y uno de los principales impulsores de la revoluci¨®n bolivariana hasta su reciente apartamiento del proyecto.
Daniel Romero, secretario de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, que fue nombrado procurador general del Gobierno de Carmona, y el abogado Gregorio V¨¢zquez acudieron el mi¨¦rcoles a la oficina del historiador Jorge Olavarr¨ªa, una de las figuras m¨¢s destacadas en el masivo movimiento antigubernamental. Le leyeron el decreto de constituci¨®n del Gobierno provisional. La cita fue a las seis de la tarde del mi¨¦rcoles, un d¨ªa antes de que una manifestaci¨®n de cientos de miles de personas confluyera en el palacio de Miraflores exigiendo a gritos la destituci¨®n de su inquilino. Ese d¨ªa, francotiradores apostados en las alturas dispararon contra la muchedumbre, asesinaron a una quincena de personas y desencadenaron la reacci¨®n militar que llev¨® al apresamiento del presidente.
Los principales promotores del golpe ignoraron las recomendaciones de Cecilia Sosa, presidenta del Tribunal Supremo hasta poco antes de la investidura de Hugo Ch¨¢vez, hace m¨¢s de tres a?os, y de Jorge Olavarr¨ªa, que primero apoy¨® el movimiento de regeneraci¨®n encabezado por el comandante pero poco despu¨¦s le retir¨® el apoyo al encontrar en su estilo y programa el germen de la profunda divisi¨®n social registrada actualmente en Venezuela. El constitucionalista Allan Brewer Car¨ªas, nuevamente citado ayer por la periodista Patricia Poleo como amanuense de los complotados, neg¨® haberlo sido. 'Yo no redact¨¦ el decreto. S¨®lo hice sugerencias de modificaciones para adaptarlas a la Carta Democr¨¢tica Interamericana'.
El historiador y autor de varios libros, Olavarr¨ªa, esclarece a este corresponsal las circunstancias en que se produjo una de las consultas. 'Romero y Mendoza se entrevistaron con Brewer y conmigo tres horas y media y nos leyeron el acta (acta constitutiva del gobierno provisional), y yo se lo dije con todas sus letras: 'Esto es una mierda'. 'Y le estoy hablando del mi¨¦rcoles, el d¨ªa antes. Ahora bien, nosotros no sab¨ªamos que las cosas se iban a precipitar tan r¨¢pidamente. Yo les dije, 'esto no se puede hacer as¨ª. Todo tiene un proceso de negociaci¨®n con todos los actores pol¨ªticos. No se puede hacer como si fuera un ucase'.
Daniel Romero y Jos¨¦ Gregorio V¨¢zquez, abogados, quedaron en volver al d¨ªa siguiente, el jueves. No fue posible porque la caja de Pandora hab¨ªa quedado abierta, y la sangre corr¨ªa a raudales por los alrededores del palacio de Miraflores. Descartado Jorge Olavarr¨ªa por los conspiradores, probablemente porque se opuso tajantemente a la chapucera operaci¨®n, Allan Brewer fue llamado a la sede presidencial el d¨ªa en que fue tomada por la rebeli¨®n. Supuestamente la habr¨ªa abandonado al no estar de acuerdo con los antidemocr¨¢ticos t¨¦rminos del decreto. La versi¨®n de Patricia Poleo, de peri¨®dico El Nuevo Pa¨ªs, es otra. La periodista declar¨® ayer que la jurista Cecilia Sosa trat¨® de hacer entrar en raz¨®n a Allan Brewe Car¨ªas y Romero, 'gan¨¢ndose la sonrisa despectiva de Brewe y las groser¨ªas de Romero'. Supuestamente, ¨¦ste le hac¨ªa escribir al dictado.
'?Qu¨¦ torpeza!'
Todos asumieron que los cabildeos con el Gobierno de Estados Unidos hab¨ªan concluido con garant¨ªas de su complicidad. No en vano, seg¨²n pudo conocer este diario, el padre de actual jefe de la Casa Blanca hab¨ªa viajado recientemente a la isla Los Roques para una jornada festiva y 'de an¨¢lisis de la situaci¨®n' con un conocido empresario.
Sofisticada siempre la pol¨ªtica vaticana, en esta ocasi¨®n su adhesi¨®n pol¨ªtica era evidente. 'El cardenal Ignacio Velasco est¨¢ metido hasta las orejas. Totalmente', afirma Olavarr¨ªa. La investidura de Carmona en un pa¨ªs con el 80% de sus habitantes en la pobreza 'parec¨ªa reuni¨®n del Country Club. ?Qu¨¦ torpeza!', lamentaba un cirujano de dinero. Abomina de Ch¨¢vez, pero no es lo suficientemente ciego para no adivinar que sin la presencia de los despose¨ªdos el Gobierno del l¨ªder empresarial ser¨ªa ef¨ªmero.
'?Ya nos jodi¨®!'
Pedro Carmona hab¨ªa prometido al secretario general de la Confederaci¨®n de Trabajadores, Carlos Ortega, sacrificar alguno de los intereses de la patronal en aras de la justicia distributiva. 'Los trabajadores vamos a exponernos. Ustedes los empresarios, ?qu¨¦ van a poner?', pregunt¨® al acaudalado Isaac P¨¦rez. '?S¨ª, s¨ª! Aqu¨ª tenemos que sacrificarnos todos, no te preocupes que todo se har¨¢ pluralmente con el consenso de todos los sectores', le respondi¨® el heredero de la petrolera Venoco. La periodista Patricia Poleo resumi¨® la reacci¨®n del sindicalista despu¨¦s de conocer que Carmona ya formaba gobierno sin consultarle. '?Ya nos jodi¨®!', profiri¨® uno de los asistentes. Ortega marc¨® un n¨²mero en su tel¨¦fono m¨®vil. Al otro lado estaba Carmona: '?Mire...! ?Yo cre¨ª que usted era un hombre serio!', tron¨® el sindicalista al empresario. Acto seguido le advirti¨® de que no contara con el movimiento de trabajadores. El padre de la periodista, Rafael Poleo, editor de la revista Zeta, hab¨ªa despedido a Carmona poco antes del definitivo derrocamiento de Ch¨¢vez. 'Vas a dormir en tu casa?', le pregunt¨®. 'No... Voy al [hotel] Four Seasons a ba?arme y cambiarme...'. '?Vas a dormir vestido?', le repuso el periodista.
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