La vida es sue?o
Al leer en la columna del pasado domingo de Luisa Etxenike me han venido a la memoria unos versos de Calder¨®n. Bien es verdad que yo no soy un pr¨ªncipe, ni estoy en una c¨¢rcel f¨ªsica lleno de cadenas como Segismundo, pero, al igual que ¨¦l, puedo gritar: '?Ay m¨ªsero de m¨ª, ay infelice, apurar cielos pretendo, por que me trat¨¢is as¨ª? ?Qu¨¦ delito comet¨ª...?'
He sido juzgado y condenado estos d¨ªas por un delito que, al parecer y por reducci¨®n al absurdo, ser¨ªa igual que el asesinato de una o varias mujeres, y, por el mismo m¨¦todo, como cualquier agresi¨®n contra la mujer en el mundo mundial. Soy culpable de las lapidaciones, ablaciones, de los malos tratos, de la falta de libertad, etc. Est¨¢ claro para la se?ora Etxenike que actitudes como la m¨ªa llevan, por reducci¨®n, a ese tipo de situaciones. Jam¨¢s so?¨¦ en que la propuesta para el puesto de adjunto del Ararteko, al que ¨²nicamente se le conoce si pasa a primera persona por faltar el titular, pudiese llevar aparejada tanta pol¨¦mica y que algunos, rasgadas las vestiduras, chillasen 'por sus hechos le conocer¨¦is'.
Cada cual puede opinar libremente, pero no dejan de sorprenderme algunas actitudes y dobles raseros
Yo, por mi parte, digo que quien est¨¦ libre de culpa que tire la primera piedra. En este nuestro pa¨ªs, en mi ciudad, me tachan, por un lado, de pro Alarde tradicional, por el otro, de lo contrario. En fin, debe ser mi sino. Soy respetuoso con el Parlamento cuando me llaman a una ponencia que est¨¢ estudiando este asunto y doy respuesta a todas las preguntas que se me hacen; acato la sentencia del Tribunal Superior de Justicia al respecto y pongo en marcha, con el acuerdo mayoritario de la corporaci¨®n, los mecanismos para que haya un Alarde igualitario. Trato de encontrar caminos hacia posibles soluciones y las pongo en com¨²n con el Arateko y Emakunde, me reconocen el esfuerzo, pero... Todo esto no sirve porque hay quien sigue pensando que desoigo a las altas instituciones de este pa¨ªs. A m¨ª no me lo parece.
La se?ora Etxenike dice que entiende poco a los pol¨ªticos; a m¨ª, la verdad, me pasa lo mismo con algunos de los que, a trav¨¦s de una columna en un peri¨®dico, hablan de cualquier asunto, mezclando lo que les parece y teniendo, adem¨¢s, las recetas m¨¢gicas para solucionar el problema que sea o tomando partido por quien consideran m¨¢s progre. No digo que no est¨¦n en su derecho de opinar, faltar¨ªa m¨¢s, s¨®lo digo que los entiendo poco.
A m¨ª se me acusa de deso¨ªr al Parlamento, al Ararteko y hasta a la Constituci¨®n y se asegura que en mi conducta est¨¢ el germen de la violencia de g¨¦nero. Vale, es su opini¨®n, pero no dejan de sorprenderme algunas actitudes y dobles raseros. Al parecer, para algunas personas se puede entender como normal que alguien que ha estado condenado por atentar contra la vida pueda estar en la Comisi¨®n de Derechos Humanos del Parlamento vasco y, sin embargo, otro que nunca ha estado encausado sea inhabilitado para desempe?ar un puesto que tiene que estar siempre sometido al derecho.
Creo que nunca entender¨¦ a los hombres o a las mujeres que piensan que los problemas de los dem¨¢s hay que analizarlos seg¨²n el sexo que tengan. Espero seguir pensando que los problemas son de nuestra sociedad y, por supuesto, sin reducirlos al absurdo de comparar la violencia dom¨¦stica, o de g¨¦nero, con la participaci¨®n en cualquier acto festivo, cultural, o teatral, por mucha importancia que alguien le quiera dar.
En fin, quiero pensar que todo esto ha sido un sue?o, una pesadilla en la que algunos han entendido que debo estar condenado a las profundidades del infierno, por unos pecados que yo tengo que probar no he cometido. Espero despertar en el teatro de la vida, con las cadenas rotas, libre para gritar: '... y los sue?os, sue?os son'.
F. Alberto Buen Lacambra (PSE-EE) es alcalde de Ir¨²n
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