Chocolate con Le Penen el Pati dels Tarongers

Era Sant Jordi y la promesa electoral ten¨ªa que estar a tono con la fiesta. Pasqual Maragall no desaprovech¨® la ocasi¨®n. Anunci¨® que cuando sea presidente seguir¨¢ ofreciendo en la Diada de Sant Jordi el multitudinario desayuno de chocolate con bizcochos en el Palau de la Generalitat. El cambio consistir¨¢, explic¨®, en que ¨¦l 'le pondr¨ªa nata'. Por un d¨ªa no pasa nada con el colesterol, brome¨®.

El desayuno en el Pati del Tarongers con el que todos los a?os comienza la celebraci¨®n oficial de la Diada de Sant Jordi, patr¨®n de Catalu?a, es cada vez m¨¢s multitudinario. Comienza a las diez de la ma?ana, pero media hora despu¨¦s a¨²n hab¨ªa ayer cola para entrar. Invita el presidente, que este d¨ªa celebra su onom¨¢stica, en una m¨¢s de tantas coincidencias felices para ¨¦l, y todo el mundo le felicita, incluso el l¨ªder de la oposici¨®n.

Este amable ritual re¨²ne cada a?o al Gobierno, los diputados, los altos cargos de la Administraci¨®n catalana, los miembros de los numerosos consejos, los dirigentes de todos los partidos, representantes de entidades sociales, profesionales, culturales y econ¨®micas. Suele haber una representaci¨®n del Gobierno central. Ayer estaba Juan Carlos Aparicio, ministro de Trabajo. Tiene un hijo del Bar?a, y eso le hac¨ªa particularmente pr¨®ximo a los asistentes.

El momento ¨¢lgido del desayuno otros a?os era el encuentro entre el anfitri¨®n, Pujol, y el l¨ªder de la oposici¨®n. Ayer fue distinto porque Pujol va de retirada y cede protagonismo a su delf¨ªn, Artur Mas. Hubo tambi¨¦n, pues, encuentro entre Maragall y Mas, en el que se intercambiaron saludos. Mas se ofreci¨® a regalar a Maragall un ejemplar del libro-entrevista en el que compendia su pensamiento pol¨ªtico. Su rival le dijo que s¨ª, a condici¨®n de que se lo dedicara.

Aunque por definici¨®n la fiesta pretende ser, como dijo el secretario general de Esquerra Republicana (ERC), Josep Llu¨ªs Carod, una pausa 'para desconectar de la pol¨ªtica y dedicarse a comprar rosas y libros', los dirigentes de la izquierda no pod¨ªan ocultar el impacto producido por la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia.

Maragall dio una explicaci¨®n a su favor. Explic¨® que hay una sensaci¨®n de inseguridad que se extiende en el mundo desde los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos y todo lo que ha venido despu¨¦s, como la guerra de Afganist¨¢n, el recrudecimiento del choque entre palestinos e israel¨ªes. Y cuando hay inseguridad, afirm¨®, 'la gente tira a la derecha si hay un gobierno de izquierdas o tira hacia la izquierda si hay un gobierno de derechas'. La consecuencia que extrajo era de caj¨®n: en Catalu?a gobierna la derecha y en Espa?a tambi¨¦n, por lo que puede suceder que en las pr¨®ximas elecciones tengan un desgaste y ocurra exactamente lo contrario que en Francia. Es decir, que el giro sea a la izquierda.

Pero ni la cordialidad propia de un d¨ªa de fiesta ni el reconocimiento de que las causas del auge de la extrema derecha de Le Pen en Francia est¨¢n tambi¨¦n presentes en Catalu?a impidieron que Mas atacara a los socialistas por exigir responsabilidades al Gobierno de CiU por los casos de presunta corrupci¨®n que le afectan. Eso es, dijo, 'un tipo de oposici¨®n grosera, al que en Catalu?a no estamos acostumbrados y que adem¨¢s, no queremos'.