Cinco hermanos ingresan en un centro de menores por abandono de la madre
La mujer se ausentaba durante d¨ªas sin dejarles comida a los cr¨ªos, de 5 a 12 a?os
No ten¨ªan comida ni dinero para comprarla. Tampoco ten¨ªan reglas: pod¨ªan jugar de madrugada porque ning¨²n adulto iba a rega?arles. S¨®lo una monta?a de ropa sucia y un cachorro de pitbull tan fam¨¦lico como ellos conviv¨ªa de forma estable con cinco ni?os de Sevilla, que se alimentaban de cuando en cuando gracias a sus vecinos. Los peque?os -de 5, 6, 9, 10 y 12 a?os-, se encuentran desde el jueves en un centro de protecci¨®n de menores de la Junta de Andaluc¨ªa. Su madre, de 35, fue detenida el mismo d¨ªa cuando iba a visitarlos despu¨¦s de varios d¨ªas de ausencia.
Todo el vecindario del bloque donde resid¨ªan los menores en la barriada sevillana Parque Amate estaba al tanto del abandono que sufr¨ªan los cinco hermanos, que se mudaron el pasado verano junto a su madre a una de las viviendas sociales del edificio. Incluso sus amigos de juegos infantiles sab¨ªan que no compart¨ªan las mismas circunstancias. 'La madre no les echaba cuenta', dec¨ªa ayer uno de ellos. Julia Garc¨ªa, que vive justo enfrente del piso que ocupaban los ni?os, no observ¨® nada extra?o al principio: 'Pero luego empez¨® a salir por ah¨ª y ven¨ªa cinco minutos, les chillaba y se iba'.
Transcurr¨ªan a veces d¨ªas sin que Mar¨ªa, de 35 a?os, acudiese al domicilio que en la pr¨¢ctica s¨®lo ocupaban sus cinco hijos. La mayor, de 12 a?os, que no iba al colegio para atender a sus hermanos, le confes¨® a una vecina que hab¨ªan llegado a pasar dos y tres d¨ªas sin que ninguno de ellos probase bocado. Sobreviv¨ªan gracias a los alimentos que les suministraban sus vecinos, que tambi¨¦n fueron quienes alertaron a la polic¨ªa del desamparo que sufr¨ªan los ni?os. Los menores iban al colegio irregularmente, pero su absentismo no activ¨® los resortes de los servicios sociales para indagar en sus casos. 'Si se despertaban temprano, los llevaba su hermana mayor', recuerda Julia Garc¨ªa.
Pero los cr¨ªos llevaban una vida an¨¢rquica, desatendidos y sin la disciplina impuesta por alg¨²n adulto. Pod¨ªan corretear de madrugada por la casa o jugar con fuego. 'Un d¨ªa los encontr¨¦ con cerillas y papel detr¨¢s de los sof¨¢s', relata Julia. 'Los ni?os eran un pedazo de pan, tambi¨¦n eran revoltosos porque la madre les chillaba', expone Francisca del Moral, otra vecina.
El jueves una vecina telefone¨® al 091, que remiti¨® el caso a la Unidad de Polic¨ªa Adscrita a la Junta de Andaluc¨ªa, competente en los casos de desprotecci¨®n de menores. Su denuncia se produjo despu¨¦s de los intentos de otra residente del inmueble de alertar sobre la situaci¨®n de los hermanos a trav¨¦s de los tel¨¦fonos de denuncia de malos tratos infantiles. En el servicio gratuito, que depende de la Junta de Andaluc¨ªa, dej¨® un mensaje en el contestador con datos sobre la situaci¨®n de los ni?os.
Hasta ayer no hab¨ªan contactado con ella. 'En el otro me tuvieron una hora diciendo que estaban las l¨ªneas ocupadas', critica. El segundo tel¨¦fono, con un prefijo de Madrid, correspond¨ªa a una fundaci¨®n privada dedicada a la infancia.
Cuando los agentes se presentaron al mediod¨ªa de ayer en el domicilio les inund¨® un 'fuerte hedor'. La casa carec¨ªa de agua corriente -el suministro estaba cortado por impago- y casi de muebles. Los cr¨ªos se apelotonaban para dormir en una litera. Hab¨ªa ropa sucia por todos sitios y excrementos del perro, un pitbull de dos meses de edad 'con tanta hambre como los ni?os', relata uno de los agentes que acudi¨® a la casa. Dos hermanos hab¨ªan acudido al colegio Paulo Orosio, otros tres estaban en casa.
Sobre las 13.30, la madre de los ni?os lleg¨® al edificio. Llevaba varios d¨ªas sin acudir, algo que se hab¨ªa convertido en una pr¨¢ctica habitual, a decir de varias residentes del inmueble. All¨ª mismo la detuvo la polic¨ªa y ayer pas¨® a disposici¨®n judicial como posible autora de un delito de abandono de sus cinco hijos.
La polic¨ªa hizo p¨²blico en su nota oficial que la madre ejerce la prostituci¨®n. Tampoco el padre de los peque?os ha dado se?ales de vida en el a?o escaso que llevan residiendo en el piso de la barriada sevillana, seg¨²n las vecinas, que s¨®lo recuerdan algunas visitas espor¨¢dicas de una t¨ªa. La ¨²ltima fue para dejarles el cachorro de pitbull para que lo cuidasen.
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