El reflejo lepeniano en Espa?a
Hoy por hoy, quiz¨¢ sea Espa?a una excepci¨®n al avance de los partidos europeos de ideolog¨ªa de extrema derecha, aunque en pol¨ªtica a medio plazo no hay nada estable o permanente. ?Tendr¨¢ el ¨¦xito de Le Pen un reflejo en Espa?a para que se unan en una plataforma los numeros¨ªsimos partidos pol¨ªticos ultraderechistas con vistas a las elecciones legislativas de 2004?
Lo cierto es que el l¨ªder franc¨¦s ultraderechista lleva ya bastantes a?os cosechando un voto consolidado en torno al 15% y que no se ha plasmado en una presencia parlamentaria numerosa debido al sistema electoral mayoritario franc¨¦s a doble vuelta. Siempre que Le Pen ha dado la campanada, sus hom¨®logos espa?oles han intentado agruparse para repetir el efecto en Espa?a, hasta ahora sin ¨¦xito. Son varias las razones que explican este fen¨®meno positivo que hace de Espa?a una excepci¨®n en el ¨¢mbito europeo.
Pr¨®ximas a la extrema derecha han aparecido organizaciones de corte populista lideradas por Gil, Conde y Ruiz- Mateos, aunque estas dos ¨²ltimas con escaso ¨¦xito
En los ¨²ltimos a?os, el grupo Democracia Nacional ha efectuado llamamientos para organizar un Frente Nacional tomando como modelo al de Le Pen
En primer lugar, hay que citar el efecto positivo de la transici¨®n pol¨ªtica y el ¨¢nimo abrumadoramente mayoritario en la sociedad espa?ola de no repetir los errores del pasado, y homologar nuestro sistema pol¨ªtico con las democracias europeas, cre¨¢ndose un consenso de animosidad hacia el r¨¦gimen anterior. En segundo lugar, esta tendencia se ciment¨® con el fallido golpe de Estado del 23-F, que supuso una revacunaci¨®n contra cualquier veleidad de acudir a la fuerza para resolver los problemas o prescindir para ello de los cauces constitucionales. Fue en el juicio a los implicados en la intentona, en donde quedaron expuestos los bajos motivos que les animaban y su falta de talla moral y pol¨ªtica, lo que dio la tranquilidad social durante una generaci¨®n en lo que se refiere al peligro de la extrema derecha.
No obstante, y dado que los problemas de la sociedad espa?ola son los mismos que los de los dem¨¢s pa¨ªses europeos, crecen las circunstancias que alimentan el caldo de cultivo para que aparezca una organizaci¨®n de extrema derecha. El aumento de la inmigraci¨®n de trabajadores extranjeros, legales o ilegales, la seguridad ciudadana, el voto de protesta contra el sistema pol¨ªtico y el funcionamiento de la sociedad y, en el caso espa?ol, el terrorismo. En el bar¨®metro de opini¨®n de marzo del CIS, los problemas principales para los ciudadanos eran el paro, el terrorismo, la inseguridad ciudadana y la inmigraci¨®n, por este orden, todos armas de primer orden para los demagogos ultras que poseen brillantez oratoria y habilidad de embaucar a las masas con lo que quieren o¨ªr. Los trabajadores sin papeles se calcula que son en Espa?a unos 200.000. El porcentaje en Espa?a de emigrantes respecto a la poblaci¨®n es todav¨ªa uno de los menores de la Uni¨®n Europea.
Precisamente lo que ha faltado en la extrema derecha son l¨ªderes que gocen de esas cualidades. Tras la desaparici¨®n pol¨ªtica de Blas Pi?ar, jefe de Fuerza Nueva, que obtuvo un esca?o en la legislatura de 1979-1982, parec¨ªa que iba a ser Ricardo S¨¢enz de Ynestrillas, l¨ªder de la Alianza para la Unidad Nacional e hijo de un militar asesinado por ETA, el que tomar¨ªa el relevo. Su implicaci¨®n en el tr¨¢fico de drogas ha acabado con sus posibilidades. Otro l¨ªder en ciernes fue Juan Peligro (el falso apellido ya era todo un programa), pero se apart¨® de la contienda al tropezar con las urnas.
En los ¨²ltimos a?os, el grupo Democracia Nacional ha efectuado llamamientos para organizar un Frente Nacional tomando como modelo al de Le Pen. Pero se ha encontrado con otro obst¨¢culo tradicional, adem¨¢s de la falta de un caudillo carism¨¢tico, que es el de la incapacidad para entenderse y llegar a acuerdos de integraci¨®n.
Abanico de tendencias
Seg¨²n Jos¨¦ L. Rodr¨ªguez Jim¨¦nez, de la Universidad Rey Juan Carlos y autor de La extrema derecha espa?ola en el siglo XX, los partidos ultras se vinculan a tendencias diferentes como neofranquistas, neofalangistas, derecha nacional, neonazis, nacional-bolcheviques. Pese a sus diferencias ideol¨®gicas, se?ala Rodr¨ªguez Jim¨¦nez, todos los grupos coinciden en cuatro posiciones b¨¢sicas: no a la democracia pol¨ªtica; no a las autonom¨ªas; no a la integraci¨®n en Europa, y no a los inmigrantes diferentes por sus rasgos f¨ªsicos, cultura o religi¨®n.
Pr¨®xima a la extrema derecha, han aparecido organizaciones de corte populista, desideologizadas y con pretensiones de resolver los problemas por procedimientos fulminantes. El caso m¨¢s exitoso ha sido el del GIL en el Ayuntamiento de Marbella y algunos municipios aleda?os. Su l¨ªder, Jes¨²s Gil, tuvo la tentaci¨®n de lanzarse a la pol¨ªtica nacional teniendo tambi¨¦n como referencia a Le Pen. Las condenas que ha tenido por delitos econ¨®micos han terminado con sus posibilidades, que no eran muchas, habida cuenta de sus limitaciones personales y pol¨ªticas en un ¨¢mbito superior al municipal. Casos parecidos fueron los de Jos¨¦ Mar¨ªa Ruiz-Mateos y Mario Conde, el primero con la Agrupaci¨®n Ruiz-Mateos, y el segundo lleg¨® literalmente a comprar el Centro Democr¨¢tico y Social. A los tres les une su condici¨®n de haber estado en la c¨¢rcel.
Si en Espa?a no se dan del todo los presupuestos para la aparici¨®n de un grupo ultra relevante, el terrorismo y las dificultades de la inmigraci¨®n pueden ser los detonantes de un reflejo Le Pen. Aunque sea en un plazo medio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.