Resistente
Una visi¨®n minimalista de la Resistencia Francesa contra los nazis ser¨ªa esta: un tren silba en la lejan¨ªa; hay un tipo con gorra apeado de su bicicleta que lo ve cruzar en un paso a nivel y luego sigue camino junto a la v¨ªa tarareando una canci¨®n; en un s¨®tano con humo de muchos cigarrillos este hombre da cuenta a otros camaradas de alg¨²n plan en la lucha clandestina. Probablemente sonar¨ªa tambi¨¦n la voz de Edith Piaf, de Yves Montand o de cualquier acorde¨®n. Reci¨¦n salido de la adolescencia, la difusa rebeld¨ªa pol¨ªtica contra el franquismo la llevo asociada a estas im¨¢genes de pel¨ªculas en blanco y negro con h¨¦roes franceses cotidianos que se jugaban la vida por la libertad. Si aquel tren llevaba prisioneros al campo de concentraci¨®n su silbido era largo y pat¨¦tico, pero tal vez el convoy iba cargado con armamento del enemigo. En este caso hab¨ªa que hacerlo saltar por los aires y all¨ª estaba el hombre de la bicicleta que era el enlace con los dinamiteros. En Par¨ªs los amantes se besaban a la luz aterida de los reflectores antia¨¦reos como nosotros lo hac¨ªamos en los a?os cincuenta con las novias en los cines bajo el cono luminoso que proyectaba en la pantalla aquel tren que iba hacia la muerte. En la estaci¨®n de Austerlitz esperaba Bogart in¨²tilmente a Ingrid Bergman para huir juntos a Casablanca, pero Picasso hab¨ªa optado por no abandonar la ciudad y segu¨ªa pintando en su estudio de Grands Augustins y tomaba caf¨¦ en el Flore, ajeno a las botas de los alemanes que cruj¨ªan sobre los adoquines y esa era su forma de no doblegarse. La fuerte pulsi¨®n irracional que ahora nos devuelve Francia con la ascensi¨®n de la extrema derecha coincide con un oleaje de fascismo que late en toda Europa sin que se vea por ninguna parte aquella lucha rom¨¢ntica que encend¨ªa el coraz¨®n de los resistentes. Si ya nadie puede reconocer a Francia como la patria de los derechos humanos ni tampoco podemos llorar por aquel tren que llevaba a jud¨ªos hacinados al matadero sin reservar ahora parte de aquellas l¨¢grimas para la matanza de Sharon en Yanin, ?a qu¨¦ asa habr¨¢ que agarrarse para no perder la dignidad? Mi generaci¨®n sinti¨® juntos el primer sexo y la est¨¦tica en las pel¨ªculas donde los luchadores contra el fascismo eran rom¨¢nticos. Europa necesita que vuelva la figura del resistente. Si hay que enamorar a los j¨®venes con la libertad, en Par¨ªs tendr¨¢ que o¨ªrse de nuevo la voz de Yves Montand e Ingrid Bergman deber¨¢ ir a Casablanca, aunque Bogart nunca sonr¨ªa.
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