Inteligencia secreta
Con la inminente publicaci¨®n en el BOE de las dos leyes constitutivas del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), desaparece oficialmente el Cesid (Centro Superior de Informaci¨®n de la Defensa), el servicio secreto que fund¨® Guti¨¦rrez Mellado en 1977 y que ha acompa?ado durante su primer cuarto de siglo a la restaurada democracia espa?ola. Sin su labor de neutralizaci¨®n de las tramas golpistas, especialmente despu¨¦s de la intentona del 23-F, hubiera sido m¨¢s dif¨ªcil y traum¨¢tica la consolidaci¨®n del r¨¦gimen de libertades.
El Cesid qued¨®, sin embargo, seriamente contaminado por esc¨¢ndalos como el de las escuchas o la guerra sucia contra ETA, que obedec¨ªan a responsabilidades reales a pesar de que fueran aprovechados por un esp¨ªa desleal (Perote) que vendi¨® sus secretos a un banquero. Estos hechos, en parte ya sustanciados ante los tribunales, pusieron de relieve graves extralimitaciones de los servicios de informaci¨®n. La quiebra de la confianza ciudadana hizo necesaria una reforma en profundidad. Su sucesor, el CNI, nace con un amplio consenso parlamentario, especialmente valioso ante el deterioro de las relaciones entre el Gobierno y el PSOE.
El servicio secreto tendr¨¢ que recabar autorizaci¨®n previa cuando sus operaciones afecten al secreto de las comunicaciones o a la inviolabilidad del domicilio. El juez encargado de autorizarlas ser¨¢ un magistrado de la Sala Segunda (de lo Penal) o Tercera (de lo Contencioso-administrativo) del Tribunal Supremo, designado por el Consejo General del Poder Judicial a propuesta de su presidente. Por m¨¢s que la elecci¨®n de un juez especial pueda despertar suspicacias, se trata de una f¨®rmula m¨¢s garantista que la que existe en la mayor¨ªa de los pa¨ªses de nuestro entorno, donde el permiso lo concede una autoridad administrativa. Sigue faltando, sin embargo, un suficiente control parlamentario sobre las actividades de estos servicios.
El mayor riesgo es que el Gobierno de turno los utilice en beneficio de sus intereses partidistas frente al inter¨¦s nacional, tentaci¨®n que siempre existe. Por eso, fue un acierto el nombramiento como director del diplom¨¢tico Jorge Dezcallar, cuya trayectoria y talante son una garant¨ªa de neutralidad pol¨ªtica. El 11-S ha demostrado la importancia de contar con unos servicios de inteligencia capaces de detectar una agresi¨®n antes de que se consume y en disposici¨®n de colaborar con los de otros pa¨ªses, incluido EE UU, tambi¨¦n en la lucha contra ETA. La informaci¨®n es el arma m¨¢s poderosa y la prevenci¨®n la defensa m¨¢s eficaz frente a las nuevas, y viejas, formas de terrorismo. Un pa¨ªs que se precie debe tener unos servicios de informaci¨®n dignos. El CNI es una nueva oportunidad.
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