Las cajas, pendientes de la reforma que ultima el PP
Los cambios que ultima el Gobierno afectar¨¢n a las cajas catalanas, que administran el 64% del ahorro
Las cajas de ahorro viven sus momentos m¨¢s azarosos. Un cambio legal que prepara el PP para limitar la edad de los consejeros puede dejar fuera de sus ¨®rganos de gobierno a buena parte de los miembros de sus consejos de administraci¨®n. Salvo modificaciones de ¨²ltima hora, los cambios ya anunciados afectar¨¢n especialmente a Catalu?a, un pa¨ªs prolijo en fracasos bancarios donde las cajas de ahorro son desde hace muchos a?os su verdadero sistema financiero. Las cajas absorben dos de cada tres euros depositados en ese sistema y administran 105.747 millones de euros (17,6 billones de pesetas). Y mientras que en el conjunto de Espa?a las cajas tienen una cuota de mercado del 45%, en Catalu?a acaparan el 64%, porcentaje a¨²n mayor en el segmento de las familias.
La Caixa, cuyo presidente supera la edad que apunta el PP, tiene el 60% del mercado de las cajas
Otro de los rasgos de las cajas de ahorro es su gran solvencia. Ni las catalanas ni las del resto de Espa?a han tenido problemas en este aspecto, a diferencia de algunos sustos que han dado los bancos. Tienen coeficientes de solvencia -que miden la relaci¨®n entre sus fondos propios y su inversi¨®n crediticia- entre el 12% y el 15%, muy por encima del 8% que exige la ley. Y sus beneficios totales siguen creciendo. El a?o pasado las 10 cajas catalanas - sin sus grupos financieros- ganaron 790 millones de euros (131.458 millones de pesetas), a pesar de que cada d¨ªa resulta m¨¢s dif¨ªcil aumentar los beneficios debido a la bajada de los tipos de inter¨¦s.
En Catalu?a las cajas se rigen por la ley catalana, una norma laxa que les deja margen para que cada una regule sus normas en sus estatutos. Pero con las medidas que ultima el PP la situaci¨®n cambiar¨¢.
Los presidentes de las cuatro primeras cajas catalanas, Josep Vilarasau, de La Caixa; Antoni Serra Ramoneda, de Caixa Catalunya; Josep Parera, de Caixa del Pened¨¨s, y Manuel Grau, de Caixa de Sabadell, deber¨¢n dejar sus cargos si salen adelante las enmiendas al proyecto de ley financiera que el PP tiene previsto presentar ma?ana en el Congreso. Los cuatro han cumplido o est¨¢n pr¨®ximos a cumplir 70 a?os, el l¨ªmite de edad que el PP ha adelantado que quiere aplicar a los consejeros de las cajas de ahorro, aunque a ¨²ltima hora podr¨ªa suavizarlo, bien fijando una horquilla de edades, bien convirtiendo en improrrogables los mandatos de los ya elegidos que superen esa edad.
Los presidentes de otras cajas m¨¢s peque?as superan la edad l¨ªmite que pretende el PP; as¨ª sucede en Caixa de Tarragona, presidida por Gabriel Ferrat¨¦, y Caixa Laietana, cuyo presidente, Antoni Bonamusa, tambi¨¦n supera esa edad. Aun as¨ª, algunas cajas ya prev¨¦n en sus estatutos que el presidente no podr¨¢ ser reelegido si supera los 70 a?os. Es el caso del de Caixa de Sabadell, cuyo mandato ser¨¢ improrrogable dentro de un a?o.
Los cambios son especialmente relevantes para La Caixa, que representa el 60% de la cuota de mercado de las 10 cajas catalanas (v¨¦ase el gr¨¢fico adjunto). No hay entidad financiera en Catalu?a que pueda compararse con el tama?o de La Caixa, que administra 63.360 millones de euros (10,6 billones de pesetas) y 93.700 millones de euros (15,6 billones de pesetas) si se incluye su grupo financiero. La Caixa es, adem¨¢s, el tercer grupo financiero espa?ol tras el SCH y el BBVA. Es tambi¨¦n el principal accionista del Sabadell, primer banco catal¨¢n y cuarto de Espa?a.
Al margen de la limitaci¨®n de la edad de los consejeros, el PP tiene previsto presentar ma?ana en el Congreso cuatro bloques de enmiendas para reformar las cajas, seg¨²n ha explicado a este diario el portavoz de Econom¨ªa en el Congreso, Vicente Mart¨ªnez Pujalte. La primera es limitar los mandatos (se barajan ocho a?os); la segunda, reducir la presencia de cargos p¨²blicos en los consejos de administraci¨®n; la tercera, hacer los cargos irrevocables para que no puedan ser relevados durante su mandato, y la cuarta, regular las cuotas participativas, unos t¨ªtulos similares a las acciones que les permitir¨ªan elevar sus fondos propios, pero que no tendr¨ªan derecho a voto.
Mart¨ªnez Pujalte ha afirmado que se busca afinar la forma de emitir las cuotas participativas 'con prima', algo que ya figura en un decreto de mayo de 1990, para que el precio de estos t¨ªtulos pueda recoger su valor de mercado y no s¨®lo el contable. El PP tambi¨¦n quiere que las cuotas participativas puedan cotizar en Bolsa, de la misma forma que ya cotizan las emisiones de renta fija de las cajas.
Todas las medidas previstas, salvo la de las cuotas participativas, chocan con la ley catalana de cajas, pero el PP dice que estas medidas ser¨¢n de obligado cumplimiento. Asimismo ya ha adelantado que su grupo dar¨¢ un plazo de seis meses, que quiz¨¢ se ampl¨ªe, para que las comunidades aut¨®nomas adapten sus estatutos.
El Gobierno catal¨¢n ha anunciado que, de no haber un pacto satisfactorio, recurrir¨¢ contra las medidas. El PSOE y el PNV tambi¨¦n han anticipado su oposici¨®n a las medidas, pero el cuadril¨¢tero donde se librar¨¢ la batalla pol¨ªtica est¨¢ bien guardado por la mayor¨ªa absoluta del PP en el Congreso.
El dirigente catal¨¢n del PP Jorge Moragas es el ¨²nico que no elude hablar del asunto. 'En Catalu?a se necesita una regeneraci¨®n, que debe afectar a la pol¨ªtica, pero tambi¨¦n a algunos centros de poder donde no ha habido renovaci¨®n de las c¨²pulas en muchos a?os. Y en ese saco meto a La Caixa, pero no porque hable s¨®lo de La Caixa, sino porque la incluyo dentro de la renovaci¨®n que propone mi partido', dice.
'Dividendos' de 228 millones de euros a la obra social
Las cajas no reparten dividendos porque no tienen accionistas, pero el dinero que destinan a la obra social es una especie de dividendo que devuelven a la sociedad. Las aportaciones a la obra social salen de los beneficios de las cajas. Una de cada tres pesetas de beneficios de las caja catalanas se destinaron el a?o pasado a la obra social. Las 10 cajas catalanas destinaron a obra social 228.567 millones de euros (38.030 millones de pesetas). Esta cantidad se desparram¨® por una red de centros asistenciales, escuelas, hospitales, centros culturales y becas. El origen de muchas cajas est¨¢ ligado precisamente al objetivo de las obras sociales. Durante a?os varias llevaron en sus nombres la coletilla de Monte de Piedad, que serv¨ªa para que los clientes empe?aran objetos y obtuvieran dinero para salir adelante. Un libro publicado por la exinta Caixa de Barcelona -que se fusion¨® con La Caixa de Pensions en 1989- era elocuente al respecto: 'Los montes de piedad surgen como medida de reacci¨®n y para librar al pueblo de las garras de un enemigo poderoso, terrible y antisocial: la usura, plaga y verdadera calamidad social'. Pero las aportaciones totales de las cajas espa?olas a la obra social han descendido en los ¨²ltimos a?os. Un estudio de Alejandro Plasencia,vicepresidente de la Fundaci¨®n La Caixa, publicado por la Revista Econ¨®mica de Catalu?a, refleja los altibajos en la proporci¨®n de los beneficios destinados a la obra social. En 1980 las cajas de ahorro destinaron el 37,3% de sus beneficios a obras sociales. El porcentaje alcanz¨® un m¨ªnimo del 17,8% en 1992, pero ha ido remontando lentamente desde entonces hasta el 20,1%. Las dotaciones a la obra social dependen de cada caja, pero oscilan entre el 9% y el 33% de los beneficios, seg¨²n datos de las entidades (ver cuadro). Las cajas tambi¨¦n han negociado con el consejero de Econom¨ªa, Francesc Homs, financiar con cr¨¦ditos preferentes infraestructuras sociales como residencias y blibliotecas. La previsi¨®n para este a?o es que financien con 240,4 millones de euros estos planes. Las entidades defienden que su caracter social no est¨¢ re?ido con su condici¨®n de entidades privadas. El economista, Joan Cals, que es consejero de Caixa Catalunya, ha calificado de impropio que se hable de privatizar las cajas, 'puesto que ya son privadas, a pesar de que buena parte de las mismas deben su creaci¨®n a instituciones p¨²blicas. Que las cajas pueden comprar bancos y los bancos no pueden comprar cajas' -a?ade Cals- 'es una verdad a medias, puesto que nada impide la venta, total o parcial del activo y el pasivo de una caja o la de sus oficinas'.
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